Un catálogo recoge el legado que el pintor Rafael Botí ha dejado a Córdoba para dar testimonio de su obra
Artes plásticas
La obra recoge por primera vez las 100 obras que su hijo ha donado desde 1998 a la Diputación
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Córdoba/Un catálogo publicado con motivo del 30 aniversario de la muerte del pintor cordobés Rafael Botí, que se cumple en 2025, recoge por primera vez las 100 obras que su hijo ha donado desde 1998 a la Diputación de Córdoba y pretende contribuir a mantener vivo el testimonio de su trabajo.
El único hijo del pintor, Rafel Botí Torres, ha señalado que el libro, editado por la Fundación de Artes Plásticas Rafael Botí de la Diputación de Córdoba, parte de su intención, a sus 94 años, de dejar constancia de la donación del centenar de obras de su padre y de otras cuarenta "de distintos autores importantes".
"Mi mayor deseo es que esta publicación contribuya a mantener vivo el testimonio de la obra plástica de Rafael Botí" escribe Botí Torres en una breve introducción que rubrica con la firma de "Rafael hijo" en Trayectoria artística en la colección de la Diputación de Córdoba. 30 aniversario de su legado. Rafael Botí.
Junto al centenar de obras donadas a la Diputación de Córdoba, que pensionó al pintor en 1929 para que ampliase sus estudios en Madrid y un año más tarde en París, también se recogen otras 38 que están en una veintena de instituciones museísticas de España. Entre ellas se encuentran el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, el Museo de Arte Contemporáneo de Madrid, la Fundación Casa de Alba o los Museos de Bellas Artes de Córdoba, Sevilla y Bilbao.
Más que un catálogo de obras
Miguel Clementson, catedrático de Historia del Arte y director de la Escuela de Arte y Superior de Diseño Mateo Inurria de Córdoba, es uno de "los buenos colaboradores que he tenido conmigo", en palabras de Rafael Botí hijo, a la hora de preparar la edición. El historiador de arte ha precisado que, junto al "compendio por primera vez del legado de Rafael Botí a Córdoba y a su propia fundación", recoge también una extensa bibliografía del artista, aunque, a su juicio, "la bibliografía de Rafael Botí debe quedar siempre abierta". De hecho, como académico prepara para el año próximo una intervención para la Real Academia en la que estará presente, entre otros pintores, Botí.
Botí llegó a Madrid en 1917, año en que pintó su primera obra, Patio de la Fuensanta, y ejerció como viola de la Orquesta Filarmónica. Allí también conoció a Daniel Vázquez Díaz en 1919 y pasó a formar parte del primer grupo de discípulos del maestro onubense.
Miguel Clementson explica en el catálogo que las primeras 53 obras fueron donadas al constituirse en 1998 la Fundación Rafael Botí por parte de la Diputación de Córdoba. En 2016 se amplió a 74 y en 2021 se completó hasta el centenar, "dando forma a la más completa y ambiciosa colección monográfica que sobre el pintor existe en este momento, y posibilitando para lo sucesivo poder contemplarse reunido este trascendente conjunto de trabajo".
Obras de todas las etapas
Esta colección tiene obras notables pertenecientes a todas las etapas de la trayectoria del pintor, por lo que se constituye como un testimonio muy valioso para el estudio de la evolución de dicha trayectoria, según escribe en la edición otro de los colaboradores, David Ledesma Mellado, licenciado en Historia del Arte, que lo define como "músico de profesión y pintor por vocación" en el Diccionario Biográfico Español.
En su opinión, la donación, y en consecuencia la edición, recoge las cuatro etapas del pintor, la de búsqueda de la identidad personal, en la que incluye la órbita impresionista, el postimpresionismo y el neocubismo, entre 1917 y 1931; los años de plenitud (1932-1939); la de la introspección (1940-1958); y, por último, la del reencuentro con el paisaje cordobés (1959-1995).
Otro de los autores, el poeta Carlos Clementson, considera que "la pintura de Botí tiene efectos benéficos y restauradores; es terapéutica y sanadora; la contemplación de sus cuadros nos purifica el cuerpo y nos oxigena el alma".
Dificultad para encasillar la pintura
Para Ledesma, "estéticamente, la pintura de Botí se caracteriza por su dificultad para ser encasillada en una corriente concreta, si bien en su estilo pueden identificarse rasgos que le emparentaban con más de una, destacando sobre todo las similitudes con el neocubismo y, muy especialmente, con la pintura intimista o nabi".
Aunque en el catálogo aparece como una obra que está en uno de los museos españoles, el Camón Aznar, en Zaragoza, hace unas semanas el hijo de Rafael Botí recuperó en una subasta el óleo Paisaje de la Mata (1970), después de que lo donase para su exhibición y fuese sacado de los fondos por los herederos del historiador y crítico de arte al que está dedicada la pinacoteca, hoy integrada en el Museo de Goya.
Pese a la singularidad del catálogo, Rafael Botí Torres piensa que no es el más representativo de la obra de su padre, sino que se trata de "uno más", ha subrayado, ya que todos los que ha confeccionado a lo largo de su vida los ha hecho "con mucho cariño". "Saldrán mejor o peor, pero con mucho cariño", ha apostillado.
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