Actividades y compañía en el centro de mayores de Cruz Roja en Córdoba: "A mí esto me ha dado la vida"
Solidaridad
Este espacio alberga diferentes actividades donde usuarios y voluntarios ponen su granito de arena
Cualquier persona de Córdoba con más de 65 años puede informarse de estas actividades gratuitas
"Alexa, buenos días": Los dispositivos de voz ahora 'acompañan' a los mayores solos en Córdoba
Córdoba/El centro de mayores de Cruz Roja, situado en el Parque de las Avenidas, es uno de los lugares preferidos de Manoli Rodríguez y Teresa Conde, dos de sus usuarias habituales. También de María José Gimbert, que desde que se jubiló ejerce de voluntaria. Sus nombres son parte de las muchas personas e historias que pueblan un centro en el que se realizan una gran variedad de actividades destinadas a aquellas personas que forman parte de la tercera edad, desde costura a tai chi, excursiones o formación digital. Un sitio donde los mayores son ayudados y, sobre todo, ayudan a otros.
En esa ayuda juega un papel muy importante la compañía. La soledad es uno de los factores que entran en juego cuando una persona cumple una cierta edad, pues muchos ancianos se encuentran viviendo solos porque han quedados viudos y sus hijos ya han abandonado la vivienda familiar. Ahí entran los voluntarios, personas que deciden dedicar un poco de su tiempo a apoyar a este colectivo. Su respaldo y el de otros usuarios del centro se convierte en algo fundamental para las personas que llegan hasta la sede de Cruz Roja.
Ese es el caso de Manoli Rodríguez, que tiene 75 años y desde que quedó viuda tomó la decisión de dar un cambio en su vida. “Se me vino el mundo encima. Estuve un año que no salía de mi casa y me hablaron de Cruz Roja, que hacían tai chi, que había un psicólogo”. “El equipo de personas que hay aquí son encantadoras, te acogen estupendamente, nos viene bien a los usuarios. Yo encontré una salida al pozo en el que estaba metida. A partir de que empecé a venir hablaba con las personas, me dieron mucho apoyo. Gracias a eso he sido otra persona este invierno”, relata. Rodríguez hace mención a algunas excursiones de las que ha disfrutado mucho con las compañeras y voluntaria del centro: “Nos llevaron a ver el belén de chocolate de Rute, nos llevaron a la feria”. Respecto a las compañeras que ha conocido durante las actividades, “salimos y nos tomamos un cafelito juntas”. “A mí esto me ha dado la vida”, declara.
La compañía se extiende más allá del centro. Cruz Roja ha puesto en marcha un proyecto en el que les han regalado una Alexa, a las que ellas hablan y se divierten pidiéndole música: “Nos han dado charlas sobre ella para que la sepamos manejar”. También reciben formación sobre las olas de calor o sobre las estafas digitales. “Están superpendientes de nosotros", asegura. En un mundo lleno de cambios, los mayores aprecian especialmente la información y guía sobre nuevas tecnologías que les permita tener acceso a un mundo cada vez más digitalizado en el que muchos trámites se realizan ya de manera online. Con centros como el de Cruz Roja, todos los que necesiten obtienen una ayuda que hace más fácil su vida. “Yo estoy todo el día hablando por los grupos de WhatsApp”, describe una de las entrevistadas.
Teresa Conde (77 años) es jubilada, anteriormente tenía una peluquería. Llegó por recomendación de un familiar que le habló sobre la actividad de costura, en concreto, la de coser corazones para que las mujeres que han sufrido un cáncer de mama y una mastectomía puedan realizar diversos movimientos apoyándose en ese cojín. “El cáncer está a la orden del día. Entonces, cuando te dicen una cosa así y puedes echar una mano, pues encantada de la vida. Yo tengo toda la tarde libre y dedico esas horas para ellas, te sientes muy satisfecha viendo que puedes ayudar a otros”. En estos talleres, explica, se suelen juntar unas diez personas, y aprenden unas de otras.
Conde dedica una gran parte de su tiempo a realizar manualidades: costura, confección… Ella confiesa que en verano echa de menos estos ratitos: “Lo primero que vienes y hablas, cada compañera cuenta sus cosas”. También cuenta que ayuda a su vecina en el día a día, que se la lleva a hacer sus actividades con ella, que la lleva a “tomar churros con chocolate”. Su marido le anima a apuntarse a todas las actividades que salen, donde hay compañeros de todas las barriadas; la usuaria destaca la fuerza de voluntad de dos compañeros que con más de 80 años acuden desde Villarrubia al centro.
Esta organización no sería lo mismo sin sus voluntarios. María José Gimbert tiene 68 años y lleva un par de ellos siendo voluntaria para el proyecto de mayores de Cruz Roja, justamente en este centro. Tiene distintos deberes en la institución, entre ellos realizar seguimiento de los usuarios vía telefónica. Y, en esas llamadas, las preguntas protocolarias de seguimiento e información suelen derivar en una conversación más personal, una fórmula con la que muchos mayores palian esa soledad del día a día. Con casos que dejan huella, remarca, como el de una señora que le decía que tenía una manta muy pequeña con la que pasaba mucho frío, una conversación que no la dejó tranquila hasta que parte del equipo le dijo que la señora ya tenía su manta, que habían conseguido hacérsela llegar. “Ellas creen que el voluntariado las ayuda, pero las que ayudan son ellas”. Ella lo tiene claro: ayudar a los demás le hace el triple de feliz.
Con las charlas que lleva a cabo, de hecho, se detectan muchas necesidades, explica la voluntaria. Problemas económicos, familiares, personales, ya que estas personas ven en voluntarias como María José una persona para desahogarse. Otras de las actividades que lleva a cabo son los acompañamientos, ya sea con chófer (si se necesita desplazamiento) o no. Como explica la entrevistada, acude al médico con los mayores que necesitan la ayuda y ella misma se encarga de explicarles, detenidamente, los pasos a seguir con su medicación. La vida voluntaria es muy emotiva, confiesa que “a veces echo una lagrimita, luego disimulo”. El objetivo de esta labor está claro, es “vencer la soledad”, indica.
Carmen Conde, trabajadora social de este centro, explica que a las personas que preguntan por el voluntariado se les da una charla donde se les explican las actividades que tienen en cada proyecto, para que ellos elijan en cuál se ven más afines. Hay un gran número de jubilados muy activos, también personas jóvenes.
Respecto a los servicios del proyecto de mayores, Conde explica que tienen acompañamientos con movilizaciones, donde transportan al mayor con un chófer para realizar alguna de las actividades que necesite llevar a cabo. Luego, otras tareas que no necesiten transporte como ir al banco. “Aquí hay talleres de todo tipo, el más demandado es el taller de memoria. También hay Tai Chi, taller de costura, los viernes hay taller de nuevas tecnologías para romper la brecha digital con los mayores”. Aquí explican todos los términos que ahora se han promovido en la sociedad, por ejemplo: app, cómo funciona la app del médico. “Hay personas mayores que solo vienen a talleres, la misma persona puede participar en diferentes cosas”. Para ella, la misión del centro de mayores de Cruz Roja “es atender y estar cada vez más cerca de las personas. Ya sea a través de los acompañamientos, ya sea telefónicamente, ya que sienten que se han preocupado por ellos".
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