“He ido al centro de salud todos los días de la pandemia, pero no he sentido miedo"
Agustín Díaz. Médico de Atención Primaria en Priego de Córdoba
A meses de su jubilación, este médico de familia de Priego ha vivido la peor crisis sanitaria de su carrera, de la que saca como positivo el cariño de sus pacientes
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A punto de jubilarse, Agustín Díaz ha vivido con el coronavirus la peor crisis sanitaria de su carrera. Aprobó las oposiciones en 1983 y desde entonces ha estado ligado a la Medicina familiar. En la casa de este prieguense había "ambiente médico", no en vano, su abuelo y un tío eran facultativos. Tras siete años en un pueblo de Jaén, Higuera de Calatrava, lo trasladaron a Luque, donde pasó otros siete. Luego llegó a Priego de Córdoba, donde lleva 23 años; siempre con el mismo cupo y con el que se jubilará "probablemente" a finales de año.
Cuando estuvo en Higuera de Calatrava la situación era bastante diferente a la que hay en la actualidad: había que vivir en el pueblo y estar disponible las 24 horas. Este especialista en Atención Primaria recuerda esa etapa como "muy gratificante porque empiezas a estar en contacto con la gente y tú solo tienes que resolver un montón de problemas lo mejor que puedes o sabes". Cuando llegó a Luque ya estaba en marcha la reforma del sistema sanitario y no había que estar las 24 horas de guardia. A través de un concurso de traslados, logró su plaza en Priego. En sus casi 37 años de trayectoria ha sido director de centro de salud, ha formado parte de la comisión de farmacia y ha sido tutor de médicos de familia. "Todo lo que he podido abarcar", asegura.
Después de 23 años pasando consulta en la localidad de la Subbética, es una persona muy conocida y casi una institución para su cupo, al que considera como "una gran familia". "Cuando los veo, muchas veces ya sé lo que quieren, y cuando vienen a consulta hablamos de la familia, de cómo nos encontramos…", añade. Por todo esto, puede asegurar que "la Medicina Primaria es muy gratificante y hace posible que formes parte de la familia de tus pacientes, igual que ellos forman parte de tus preocupaciones cuando no mejoran o algo va mal".
El paso de los años ha hecho que conozca a varias generaciones porque cuando llegó a Priego "algunos no habían nacido y cuando me vaya estarán casados y con hijos", señala Agustín, que es el más veterano del centro de salud, donde hay otros 11 facultativos. La Unidad de Gestión Clínica de Priego engloba también los consultorios de Carcabuey, Almedinilla y Fuente Tójar, y hay unos módulos cero en las aldeas donde se pasa consulta. En total, en la UGC son 17 médicos más cuatro pediatras.
La crisis del coronavirus la han vivido "con mucha preocupación e incertidumbre", sobre todo porque "era un proceso absolutamente nuevo, del que no se sabía nada; ni sintomatología, ni evolución, ni secuelas". En estas semanas la población ha estado y sigue estando "bastante preocupada por el covid-19 y en Priego desde el primer momento se entendió la gravedad del problema". Y así lo han demostrado acudiendo al centro de salud exclusivamente en caso de urgencia, según indica el doctor Díaz, que destaca el comportamiento "ejemplar" de los prieguenses. De hecho, la mayoría de las consultas se han resuelto vía telefónica.
Como en todos los rincones de la provincia, en las semanas más duras de la pandemia era imposible no sentir preocupación, tanto por parte de los ciudadanos como de los médicos de familia, que estaban "en el epicentro del problema", por eso "no hay que bajar la guardia", apostilla.
Entre los pacientes de este especialista de Atención Primaria ha habido casos de contagios, desde leves a muy graves que incluso han necesitado ingreso en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), por lo que "ha sido muy duro para ellos, para sus convivientes y para nosotros, sus médicos, que hemos seguido telefónicamente su evolución, su angustia, su incertidumbre y su miedo día a día".
Pero también ha sido "muy gratificante cuando se han curado o han vuelto del hospital". Esto le ha servido para notar más el cariño de sus pacientes, que "antes de colgar me decían que me cuidara; son muchos años conociéndonos y nos hemos dado ánimos mutuos".
Como en muchos centros sanitarios, el virus también ha contagiado a los profesionales, en este caso sobre todo al personal de Enfermería. Al igual que con el resto de pacientes, "lo que más deseabas es que salieran adelante y no les pasara nada a ellos ni a sus convivientes”, asevera este facultativo, que no ha llegado a sentir miedo, pero sí mucha preocupación. "He ido al centro de salud todos los días de la pandemia, pero no he sentido miedo", se reafirma.
De esta crisis saca dos enseñanzas. La primera es "que somos muy vulnerables" y la segunda es que "la solidaridad es fundamental para salir adelante, de este y de otros problemas". En este sentido, destaca que los ciudadanos se han volcado con los sanitarios, por ejemplo los que han colaborado haciendo mascarillas, pantallas y batas. Como también han sido solidarios "los trabajadores de supermercados, los de las Fuerzas de Seguridad del Estado o los farmacéuticos". "La solidaridad es lo que cada día nos ayudaba a seguir y será la clave para salir de esta situación", concluye.
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