Cercadilla: los restos de un palacio imperial de la Córdoba romana único en el mundo
Investigadores de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla trabajan ya en la realización de un diagnóstico de la situación actual del yacimiento con el objetivo de reabrirlo en un futuro a las visitas
Arrancan las investigaciones para abrir el yacimiento de Cercadilla a las visitas
Córdoba/A finales del pasado 29 de octubre, las universidades de Córdoba (UCO) y Pablo de Olavide de Sevilla y la Gerencia Municipal de Urbanismo (GMU) suscribieron un convenio de colaboración para la investigación, conservación y puesta en valor del yacimiento arqueológico de Cercadilla. Tras esa firma, dos investigadores de la Pablo de Olavide, Rafael Hidalgo y Álvaro Corrales, ya trabajan en Cercadilla llevando a cabo sobre el terreno investigaciones científicas con el objetivo de realizar un diagnóstico de la situación actual del yacimiento y de diseñar acciones futuras que pudieran posibilitar la reapertura del mismo a las visitas. La última vez que se pudo visitar fue en febrero de 2015, mes en el que se cerró tras una década abierto al público.
Cercadilla constituye uno de los yacimientos españoles de época tardoantigua y altomedieval más únicos en todo el mundo, con una cronología muy amplia que va desde el siglo III hasta la época califal (siglos X-XI). Aunque el verdadero descubrimiento del conjunto se produjo en el año 1991, con motivo de las obras de soterramiento de vías realizadas para la construcción de la línea del AVE y de las obras de también construcción de la actual estación (que comenzaron el 20 de mayo de ese año).
Exactamente, el descubrimiento total del yacimiento fue el 23 de mayo de 1991. Esas obras se llevaron por delante parte del que es considerado el palacio "más imponente" de la Hispania romana. Desde 2015 y hasta que el Ayuntamiento ha rubricado este convenio con las universidades, la zona visible del yacimiento arqueológico que se salvó de la destrucción ha estado abandonada a su suerte. "Hasta 1991 no se tuvo conocimiento de la existencia del yacimiento, ya que estaba bajo la antigua estación de tren de Cercadilla, bajo una serie de estructuras contemporáneas en una zona bastante deprimida de la ciudad de Córdoba. Sí que se tenía alguna noticia de lo que podía haber en ese terreno, pero no se supo hasta que no se empezó a construir la nueva estación", detalla la investigadora principal del enclave arqueológico, Camino Fuertes.
¿Por qué es tan importante el yacimiento?
La arqueóloga defiende que la importancia y exclusividad a nivel mundial de Cercadilla radica, entre otras cosas, en el elemento más destacado que se ha encontrado en el yacimiento, los restos de un palacio asociado al poder imperial, a un emperador, construido entre los años 293 y 305. "Aparte de la importancia que tiene este espacio arquitectónico, que es enorme por cuanto no se tenía ningún tipo de conocimiento de su presencia en Córdoba y de lo que significa que en la capital de la Bética se construyese este tipo de arquitectura, es que lo que realmente hace que el yacimiento sea tan espléndido es que, gracias a la excavación que se hizo entre 1991 y 1992 porque se iba a construir la estación, se consiguió ver casi toda la planta del edificio", subraya. Después, en 1997, la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía protegió el yacimiento para garantizar su conservación.
Camino Fuertes añade que ese palacio era único en el imperio romano, "con una planta arquitectónica muy compleja", en una época, la llamada primera tetrarquía, en la que Roma era gobernada por cuatro emperadores. En la parte occidental del imperio, Augusto Maximiano gobernaba la Diócesis de Hispania, Italia y África, y César Constancio Cloro, la de Galia, Viennensis y Britania. Y en la parte oriental del imperio, Augusto Diocleciano gobernaba la Diócesis de Oriente, Asia y Ponto, y César Galerio, la Diócesis de Panonia, Moesia y Tracia. "Nosotros consideramos que el palacio que se ubicaba en Cercadilla se puede atribuir al emperador Maximiano, porque era el que está encargado del control de la zona occidental del imperio, donde está evidentemente Hispania y, por supuesto, Córdoba como capital de la Bética", apunta quien dirigió las excavaciones del yacimiento desde 2001.
Según el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH), "tanto los modelos aplicados en la confección de los distintos edificios del palacio imperial como la original fábrica utilizada para su materialización -hormigón con revestimiento de sillarejo y ladrillo-, constituyen un testimonio arqueológico de vital interés, ya que permiten asegurar que el arquitecto responsable de tan excepcional obra estaba vinculado al emperador y a la arquitectura que, en el momento de la construcción, se estaba creando al servicio del poder".
En cuanto a la concepción arquitectónica del edificio, "no existe en el mundo romano conocido ningún paralelo a nivel formal que coincida con el diseño del complejo monumental de Cercadilla, por lo que se puede afirmar que se trata de un edificio único". Sí se conocen, en cambio, otros edificios en exedra, que al igual que este se organizan en torno a un espacio semicircular. De ellos, se pueden citar entre los más representativos los de villas como Tettingen, Montmaurin y Piazza Armerina (esta última posiblemente propiedad imperial) del siglo IV, o palacios como el Antioco en Constantinopla, con la peculiaridad de ser todos de menores dimensiones que el descubierto en Córdoba. "La cronología del conjunto palatino constituye un dato de especial interés, ya que supone un giro total en la concepción tradicional del mundo tardorromano en la Colonia Patricia, la Bética y toda Hispania", advierten desde el IAPH.
Un centro de culto cristiano
De la importancia del yacimiento también habla el hecho de que "tres de los edificios de este enorme antiguo palacio imperial" se convirtieron en un centro de culto cristiano, en el que había una iglesia, "que es muy probable que estuviese dedicada al patrón de Córdoba, San Acisclo, algo que deducimos de una serie de datos arqueológicos y por la interpretación de lo que nos cuentan las crónicas que hablan sobre este tema", relata. En concreto, se trata del aula triconque, situada en el extremo norte, el elemento que constituye el eje central de la recuperación cristiana, convirtiéndose en lugar de culto cristiano, debido a que su diseño es muy similar al de las basílicas paleocristianas.
Camino Fuertes detalla que alrededor de esta iglesia se dispuso una gran necrópolis en el año 811, en un momento en el que Córdoba empezó a ser dirigida por un gobierno ya musulmán. "A partir de ese momento fue una necrópolis que acogió a todos los cristianos que habitaban en Córdoba; aunque estaban bajo el control musulmán, fue una necrópolis mozárabe", explica la arqueóloga, quien fue coordinadora del yacimiento desde 2004. En esta necrópolis se ha encontrado la lápida de Lampadio -obispo de Córdoba-, localizada junto a la trícora norte, lo que supone que, al menos, desde mediados del siglo IV se encontraba ya en uso.
Según San Isidoro, en el año 550 el rey visigodo Agila realizó una campaña de sometimiento contra los cristianos hispanorromanos de Córdoba en la que profanó la basílica de San Acisclo. Este hecho se relaciona con la lápida encontrada, en la que se alude a un obispo de nombre latino Lampadius, que murió coincidiendo con la campaña de Agila. Además, se ha constatado que el carácter cementerial de la zona se mantuvo en época mozárabe.
El arrabal hispano musulmán
A medida que va avanzando la historia, relata Camino Fuertes, Cercadilla se va convirtiendo en un arrabal, "primero en época emiral, en los siglos VIII y IX, y luego ya en la época califal", sostiene. Y es que, a partir ya de la llamada Antigüedad Tardía, el viejo palacio sufrió un continuo y sistemático proceso de saqueo de material de derribo, que continuó de forma implacable hasta la época califal y que trajo consigo la afección y desaparición de algunas estructuras hasta la base de sus cimientos. Sobre estos niveles de saqueo se erigieron las viviendas medievales, en las que se pueden distinguir con claridad dos ocupaciones diferentes. Por un lado, viviendas dispersas que se han podido fechar en época emiral anterior a la mitad del siglo IX y un amplio arrabal que se extiende por todo el área del yacimiento, ya desde finales del siglo IX y a todo lo largo del siglo X.
La primera ocupación medieval, de época emiral, se asienta directamente sobre las cimentaciones de los muros romanos, una vez culminado el arrasamiento de los alzados del monumento y utilizado el material saqueado para la construcción de las nuevas casas, siendo pocas las estructuras detectadas pertenecientes a este primer momento. Sobre las tumbas y antiguos paramentos emirales se han detectado distintos niveles de colmatación y nivelación, sobre los que a su vez se construyeron las nuevas estructuras califales.
Ya en época califal, gran parte del yacimiento fue ocupado por uno de los extensos arrabales que rodeaban al recinto amurallado de la ciudad. El identificado en Cercadilla probablemente corresponda al arrabal de Al-Raqqaquim y en él ha sido posible documentar algunas de las casas que lo constituían y parte de la trama viaria que permitía la comunicación de unas zonas con otras.
Se han hallado distintos modelos de casas en el yacimiento, si bien todas ellas mantienen como característica común su organización en torno a un patio, alrededor del cual se disponen las diferentes salas. Todo el barrio se halla surcado por numerosas redes de canalizaciones. No se han detectado niveles de destrucción en este arrabal, por lo que se deduce que fue abandonado paulatinamente a medida que la guerra civil se prolongaba en el tiempo, causando la decadencia de Córdoba. Sin embargo, se ha comprobado que en un momento posterior aún no definido con precisión, la zona se volvió a ocupar, apuntando la posibilidad de que esta nueva fase de ocupación se produzca a partir del segundo tercio del siglo IX. Su importancia radica en que permite la documentación en extensión del trazado urbanístico musulmán. Tras ello, poco a poco "Cercadilla se fue convirtiendo en una zona de huertas", tal como relata Camino Fuertes.
El yacimiento herido por el AVE
La arqueóloga sostiene que el AVE se llevó por delante una buena parte de los restos del palacio más imponente de la Hispania romana. "Cuando nosotros empezamos a trabajar en el yacimiento, nos encontramos con una destrucción brutal. Las obras ya habían destruido unos 500 metros de la longitud del mismo, 200 metros de anchura y tres metros de profundidad", insiste. Para recordar que el yacimiento se abrió a las visitas en 2004. "La crisis obligó a su cierre en 2015", explica. "Que se haya firmado ese convenio y haya investigadores ya trabajando en él es una magnífica noticia", asevera.
Camino Fuertes sostiene que lo que toca ahora es que "el Ayuntamiento y la Gerencia Municipal de Urbanismo se pongan las pilas y haya un mantenimiento continuo del yacimiento y luego tomarse en serio su reapertura". "A partir de 2018 no se ha hecho nada, absolutamente nada, en el yacimiento aparte de limpiezas extraordinarias tras denuncias en la prensa, por los vecinos... La última que fue un escandalazo, la instalación de la chabola debajo del pasaje de los Tetrarcas, que fue denunciada por siete asociaciones culturales de Córdoba. Que tengas un espacio como Cercadilla, que es una pasada del yacimiento, en esas condiciones, pues… digamos que no es muy ejemplar", critica.
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