Un cerebro humano en sus manos: así se entrenan los neurocirujanos del Hospital Reina Sofía para operar

Sanidad

La Unidad de Neurocirugía organiza un curso al que asisten residentes y adjuntos en el que participan expertos internacionales

El curso en el que neurocirujanos del Hospital Reina Sofía estudian el cerebro, en imágenes

El doctor Feres Chaddad observa a uno de los alumnos del curso del Hospital Reina Sofía.
El doctor Feres Chaddad observa a uno de los alumnos del curso del Hospital Reina Sofía. / Miguel Ángel Salas

Córdoba/El cerebro es el órgano del cuerpo humano que guarda más misterios. Su conocimiento es imposible si no se trabaja sobre él, si no se profundiza, si no se disecciona, por lo que el "entrenamiento de un neurocirujano tiene que ser en un laboratorio", algo que es "costoso" y "complejo".

Por ello, la Unidad de Neurocirugía y Neurofisiología del Hospital Reina Sofía ha organizado por tercera vez un curso en el que médicos residentes y adjuntos jóvenes pueden estudiar y practicar con cerebros humanos. Precisamente, el director del curso y especialista en Neurocirugía del hospital, Cristóbal Blanco, destaca que "el mayor tesoro" de esta iniciativa es que pueden tener en sus manos "cerebros reales con una preparación específica, hecha por nuestro servicio de Anatomía Patológica, que hacen que estos resultados después uno los reproduzca en la cirugía".

Los pacientes que donan sus cerebros "lo hacen de una manera altruista", añade el doctor, y todo el proceso se realiza "cumpliendo todas las normas de ética y de respeto al paciente".

En el curso -titulado Fibra blanca en la neuroplasticidad, integración y sincronización cerebral- han participado expertos de Barcelona (Alejandro Fernández Coello), Portugal (Alexandre Rainha Campos), Brasil (Feres Chaddad) y Bolivia (Richard Gonzalo Párraga Choque) junto a otros del Reina Sofía como el mismo Cristóbal Blanco, Rafael Sánchez, Álvaro Toledano, Francisco Javier Dorado, Antonia García Iglesias y Juan Solivera, que es además jefe de la Unidad de Neurocirugía.

En España solo hay tres lugares en los que se programa este tipo de curso y "tenemos la fortuna de que uno se haga en Córdoba", y en el mundo hay solo una decena de hospitales que los hacen. "Somos vanguardistas en este tipo de técnicas", ha indicado Blanco, añadiendo que el curso es "una maravilla" y las plazas "se agotan prácticamente al salir", por eso el objetivo es poder hacerlo en otro espacio más amplio y así dar la oportunidad de asistir a más médicos interesados. De hecho, "los residentes están súper motivados y ya nos están preguntando cuándo es el año que viene".

Dos de las alumnas del curso.
Dos de las alumnas del curso. / Miguel Ángel Salas

Porque "no tiene nada que ver enfrentarte a cualquier problema aquí" que hacerlo en una intervención quirúrgica. "El residente joven tiene que saber más conocimiento anatómico para aplicarlo y para no reproducir los errores del pasado; esto se trata de minimizar el ensayo y el error", ha incidido el director del curso.

El curso tiene una parte teórica y otra práctica que se lleva a cabo en el Laboratorio de Cirugía Experimental del Instituto Maimónides de Investigación Biomédica de Córdoba (Imibic) y para que salga adelante es fundamental el apoyo del jefe de la unidad y que se involucren profesionales de otras unidades como Cuidados Intensivos (UCI) y Anatomía Patológica.

La parte práctica permiten a los asistentes ver el cerebro desde diferentes ángulos, "incluso por debajo, por los lados o por dentro, cosa que en el humano ni siquiera lo puedes hacer" porque a la hora de la cirugía tienen "una pequeña ventana para observar" y tienes que saber lo que hay detrás de cada cuarto, aunque no lo veas. "Aquí desarrollas una especie de mirada a rayos X", puntualiza.

Las 'autovías' de conexión del cerebro

El cerebro humano "está cambiando en cada momento" y lo más difícil es "saber cuáles son esas conexiones por las que se mantiene conectado". Cuando hay un problema, los neurocirujanos "invaden" el cerebro y "lo tienen que reparar sin dañarlo". "No hay otra especialidad que tenga la fortuna de tener un cerebro en la mano", puntualiza el doctor Blanco.

Por lo tanto, deben conocer todas las estructuras del cerebro, pero "hay algunas como la fibra blanca, que son esas autovías de conexión", que son más complejas. Este curso está destinado precisamente a profundizar en todas las vías de conexión que tiene este órgano para "respetarlas en el momento en el que uno vaya a operar". "Si uno se va a la cirugía sin tener este conocimiento, la cirugía se convierte en un reto de desafíos, de dudas, mientras que aquí tú estás intentando reproducir el escenario que te vas a encontrar", ha aclarado.

Profesores del curso, con Cristóbal Blanco (tercero por la izq.) y Juan Solivera (tercero por la der.).
Profesores del curso, con Cristóbal Blanco (tercero por la izq.) y Juan Solivera (tercero por la der.). / Miguel Ángel Salas

Cristóbal Blanco aclara que "no hay otra forma" de hacerlo, "no existe la inteligencia artificial y no hay vídeos 3D que superen la forma de trabajar de este tipo de cursos", por eso son "costosos y difíciles".

No todos los cerebros tienen las mismas conexiones, pero hay unas comunes que tienen todas las personas y son las que se estudian porque "son las importantes para preservarlas ya que nos identican y nos unen como humanos". El concepto de que el cerebro cambia "está muy de moda, se llama la plasticidad cerebral" y puede estar causado por la genética, el ambiente y las experiencias de cada uno. Entonces, estos neurocirujanos buscan "cómo entender ese procedimiento conociendo la estructura, conociendo la base de qué está hecho el cerebro para poder manipularlo, repararlo y evitar causar daño".

La gran incógnita es saber cómo se engranan todas las partes del cerebro "para conseguir esa magia de que algo que parece un yogur, que tiene el tamaño de un coco, que tiene la fragilidad de un flan, es capaz de llevarnos a la luna, de ponernos a soñar, de enamorarnos, de tener miedo y de frustrarnos".

Una oportunidad para los jóvenes médicos

Por su parte, Juan Solivera ha manifestado que el curso es una gran oportunidad para los residentes y adjuntos jóvenes que vienen para tener una formación práctica, lo cual es "muy difícil hoy en día, sobre todo con especímenes reales con los que puedan practicar antes de realizar procedimientos más complejos".

En el laboratorio tienen tiempo "de ir despacio, sopesadamente, ver bien la anatomía y lograr un aprendizaje profundo que hará que mejore mucho su cirugía en el futuro". Y para desarrollar un curso así "hace falta la institución que nos ampara para hacer este tipo de formación, los expertos mundiales que han venido y la industria que nos apoya con el material que necesitamos".

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