Los cines de verano en Córdoba abrirán para seguir la tradición a pesar de la incertidumbre
Proyecciones
Estos espacios tardarán unas semanas en ponerse en marcha, aunque saben de antemano que cosecharán pérdidas por la necesidad de reducir el aforo para mantener la distancia de seguridad
Los cines de verano de Córdoba tardarán unas semanas en abrir sus puertas y no lo harán de golpe, sino con un primer paso de prueba e incertidumbre en julio pensando de antemano en que habrá pérdidas y pidiendo a las administraciones auxilio urgente para mantener esa expresión cultural estival.
Desde el pasado mayo tendrían que haber abierto, pero debido a la pandemia y a las fases de desescalada "ni hubiera sido rentable, ni se hubiera costeado; al revés, tendríamos pérdidas a diario", según indica Martín Cañuelo, gerente de Esplendor Cinemas y propietario de los cines Olimpia, Fuenseca, Coliseo San Andrés y Delicias.
Los cines tradicionales de invierno ya abrieron, pero no todos ni en horarios completos y con aforos limitados, una decisión que tomaron porque no tienen más remedio que hacerlo para demostrar que siguen estando vivos de cara al público, ha añadido.
Martín Cañuelo lleva ya 35 años en el negocio y ha dejado claro que no piensa renunciar a él, aunque se enfrenta a más de una dificultad para conseguirlo.
El metro y medio de distancia de seguridad obliga a que el aforo se le queda con menos de la mitad de ocupación de sillas, y Cañuelo no entiende que en un avión o un autobús no haya esa limitación mientras que los cines de verano son al aire libre con renovación natural del aire.
Por otro lado, las productoras se quedan con el 50% de la taquilla o el 60% para las películas con expectativas de ser un éxito, así que lo que queda de la taquilla es para cubrir el sueldo de los 30 empleados que tiene a su cargo, para la Seguridad Social, para impuestos como el IBI y para Hacienda, y apenas quedan beneficios.
Pero para "complicar" aún más la situación, este año apenas hay estrenos. "Llevamos dos o tres años en que los estrenos en Norteamérica se hacían casi al mismo tiempo que aquí, con dos o tres semanas de diferencia, y ahora allí se están retrasando los principales estrenos hasta finales de julio". Y eso también va a pesar en las taquillas.
Y para "rematar", la semana pasada los cines cordobeses de verano tendrían que haber recepcionado los proyectores digitales, que tras un año sin funcionar requieren de una revisión a fondo en Madrid, pero los técnicos "no dan abasto porque les hemos enviado todos las máquinas a la vez; espero que la semana próxima las tenga ya aquí".
Ante el Ayuntamiento de Córdoba, a mediados de la semana pasada, se manifestó un grupo de personas que pedían ayudas públicas a los cines de verano, pese a ser un negocio privado, por el carácter socio-cultural que tienen, de intenso y fuerte arraigo entre los cordobeses. "Son el mismo colectivo que defiende a la Filmoteca de Andalucía y piden al Ayuntamiento que no dejen morir esta costumbre", indica Cañuelo.
Este empresario asegura que no ha recibido ni una sola ayuda y subraya que la reforma del cine Fuenseca la hizo por completo él a pesar de que el torreón y la estructura exterior del muro están considerados Bien de Interés Cultural.
Según explica, el muro era del siglo XVI y lo tiraron al suelo para hacer obras, y las vibraciones de los camiones, unido a la antigüedad del edificio, "lo dejó en ruinas, pero tuve que hacerlo todo yo".
El empresario ha avanzado que muchos cines en Andalucía "no van a abrir", salvo que tengan participación de ayuntamientos o diputaciones, y que él, para continuar la tradición, necesita "algo" y no rechazaría una participación municipal.
Ya ha mantenido contactos en este sentido con el Consistorio cordobés, pero todavía no ha cuajado nada y ahora mismo "sería muy precipitado llegar a un acuerdo con lo que está ocurriendo".
Igualmente, está interesado en entablar negociaciones con otras entidades de ámbito privado para alcanzar acuerdos con fines comerciales y rentabilizar los solares de su propiedad: Delicias, Olimpia y Fuenseca.
Una solución que permitiría mantener a flote una costumbre de la que apenas queda rastro ya en otras ciudades andaluzas y que en su día llegaron a doblar en número a las salas de invierno.
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