El colegio Divina Pastora saca en procesión a su virgen este 3 de mayo por las calles del centro de Córdoba

El colegio Divina Pastora celebra este miércoles 3 de mayo la procesión de su virgen, una cita que, después de 12 años, se ha convertido en tradición y que congrega a toda la comunidad educativa, a vecinos del barrio y a devotos de esta advocación mariana.

La Divina Pastora contará con el acompañamiento de la escolanía del colegio y la agrupación musical La Madrugá de Villa del Río. La procesión saldrá a las 19:30 del colegio por la puerta de la calle Osario y antes habrá una eucaristía en el patio, de 18:00 a 19:00.

El desfile procesional se dirigirá hasta la calle Burell y discurrirá por la plaza de las Doblas, plaza de Capuchinos, Nuestra Señora de la Paz y Esperanza, Carbonell y Morand, Ramírez de las Casas Deza, Conde de Torres Cabrera, San Zoilo, plaza de San Miguel, Góngora, Ramírez de Arellano, plaza de los Carrillos y Osario. La entrada está prevista para las 21:30.

Uno de los lugares más especiales para ver esta procesión es la plaza de Capuchinos, donde representantes de las hermandades de La Paz, La Sangre, Los Dolores y el Redil Eucarístico de la Divina Pastora esperan el paso de la Virgen.

La Divina Pastora irá precedida por una imagen de San Francisco de Asís portada en parihuelas que sale por segunda vez en procesión en Córdoba. Los niños de Infantil vestidos de pastorcillos abrirán el desfile, en el que también irán antiguos alumnos, profesoras, estudiantes de Primaria y ESO vestidos de uniforme para acabar con medio centenar de niñas vestidas de flamenca y la presidencia.

Los capataces del paso de la Virgen son los antiguos alumnos del colegio Jairo García, Ariel García, Rafael Medina, Álvaro Cabanillas y Juan Márquez. Por su parte, hay dos cuadrillas de costaleros (cada una con 20 personas), una de chicos y otra de chicas, que son alumnos de la ESO del centro y antiguos alumnos. Mientras, la imagen de San Francisco procesiona sobre una parihuela llevada por escolares de primero de ESO y dirigida por el profesor del colegio Curro Bueno.

Del exorno floral de la Divina Pastora se ha encargado Javier Álvarez, padre de alumnos del colegio, mientras que Antonio García, abuelo de alumnos, ha hecho el de San Francisco.

Los ciriales e incensiarios que anteceden a la Divina Pastora han sido cedidos por el Redil Eucarístico de la Divina Pastora de Capuchinos para la procesión, la Paz les ha prestado 12 cirios y las tulipas del paso son de la hermandad de la Vera-Cruz.

Entre los estrenos que presentará la procesión se encuentra una Cruz de San Damián -que será la cruz de guía- hecha por Rafael Jiménez (sastre y padre de alumnos del colegio), que también ha hecho los escapularios, una dalmática, la ropa de los acólitos y el estandarte mayor de la Divina Pastora. A esto hay que sumar cuatro banderines que ha realizado Encarnación Igeño.

El paso de la virgen está en proceso de acabado. Lo adquirieron hace tres años gracias al impulso de la Asociación de Madres y Padres (AMPA) ya que antes salían con un pasito prestado por la hermandad de La Pasión. Aunque está muy avanzado, aún necesita faroles y el acabado de los respiraderos.

La procesión se enmarca dentro de la semana de fiestas del colegio y la recaudación de las actividades irá destinada a proyectos solidarios de la Fundación Fondesol.

Los orígenes de las imágenes

La imagen de la Virgen llegó a Córdoba cedida desde el colegio Divina Pastora de Llanes y la reatauró el imaginero Antonio Bernal, que está ligado al centro por ser padre de antiguos alumnos. La rosa que lleva la imagen mariana fue donada por el sacerdote Antonio Gálvez y el bastón de oro, la corona y el resto de complementos por la comunidad educativa. La imagen ha vuelto a ser retaurada, esta vez por Juan Carlos Arango Palacios.

La imagen de San Francisco pertenecía a la congregación de las Franciscanas Misioneras de la Madre del Divino Pastor y estaba en el colegio Divina Pastora de Emilio Ortuño, en Madrid. La superiora provincial, Inmaculada Gómez Asorey, decidió donarlo al colegio de Córdoba. A su llegada, lo restauró Juan Carlos Arango Palacios.