La confianza empresarial se desploma

Un analista del Consejo Superior de Cámaras sostiene que esta recesión es la peor desde la Segunda Guerra Mundial

Francisco Javier Domínguez

04 de marzo 2009 - 01:00

El pesimismo se ha convertido en compañero de viaje de los empresarios cordobeses. 2008 se ha cerrado con una importante caída en la facturación y en los beneficios y se espera que 2009 sea aún peor tanto para las empresas como para la economía en general. La Cámara de Comercio e Industria de Córdoba presentó ayer el Índice de Confianza Empresarial y los datos son los peores que se recuerdan desde que se realiza esta encuesta. El 90% de los empresarios preguntados sobre las perspectivas para este año considera que la situación económica irá a peor y un 10% entiende que la coyuntura seguirá igual; es decir, mal. Ninguno espera que los indicadores mejoren.

Y si la sensación que se tiene sobre la economía en sentido global es sumamente negativa, la percepción sobre la marcha de la propia empresa para 2009 hace que la confianza en las posibilidades de salir adelante caiga a mínimos históricos. Un 59,8% de los empresarios considera que este ejercicio les irá mal y un 34,5% entiende que la marcha será la misma que el año pasado. Sólo un 5,8% espera mejorar sus resultados. Por sectores, los más pesimistas son los empresarios de la actividad agroalimentaria: un 68% considera que descenderá su facturación. En la construcción, curiosamente, quienes piensan que la situación caerá aún más es sólo la mitad, sobre todo porque, según indicaron en la presentación, tienen la percepción de que la coyuntura no puede empeorar aún más.

Y es que los beneficios netos obtenidos durante 2008 por parte de las firmas sobre las que se proyecta este estudio han disminuido en el 75% de los casos y la facturación cae en un 67%, de ahí que las perspectivas sean más que negativas, porque a estos dos datos hay que sumar que la inversión durante el año pasado ha caído un 50% y la contratación descendió un 52,5.

El panorama, por lo tanto, no puede ser peor. El director del Servicio de Estudios del Consejo Superior de Cámaras de Comercio de España, Juan José Lucio, que estuvo ayer en Córdoba y asistió a la presentación, aseguró que nos encontramos en la peor recesión económica que se ha dado desde la Segunda Guerra Mundial. Es peor incluso que la crisis del petróleo de 1973 o que la del principios de los años 90.

Los problemas para obtener financiación se han revelado como una de las mayores dificultades que tienen los empresarios para salir adelante. Un 20,4% de los encuestados sitúan este dato como su principal preocupación y un 18,8% alude a las dificultades de tesorería, que también están relacionadas con la financiación, como principal talón de aquiles de las empresas de cara a 2009. Costes laborales y caída de la demanda son otras preocupaciones importantes, pero se encuentran en un escalón inferior al de los problemas relacionados con la liquidez y las provisiones de la empresa con vistas a un año difícil.

Los grupos más afectados por la citada caída de la demanda, y por consiguiente por los problemas de tesorería y de financiación, son la construcción y otras industrias, donde la facturación cayó en tres de cada cuatro empresas. Especialmente significativos en Córdoba son los datos de otras industrias, donde, según explicaron ayer, la Cámara incluye a las firmas de joyería. En este apartado, los beneficios cayeron en el 86,1% de los encuestados y la facturación un 77%. También están incluidas aquí, indicó el director de ETEA, Gabriel Pérez Alcalá, que colabora en la elaboración de este informe, las empresas relacionadas con la construcción y con las ventas inmobiliarias, que también tienen un peso importante en la provincia, sobre todo en la zona sur. Se trata de las firmas dedicadas al mueble o al frío, que lo están pasando realmente mal, algo que influye sin lugar a dudas en el elevado ascenso del paro experimentado en ciudades como Lucena, ejemplo hasta ahora de dinamismo empresarial.

Pero si los resultados de este tipo de industria han sido negativos, los que tocan la construcción son escalofriantes. Los beneficios han caído en el 93,7% de las empresas y la facturación en el 75%. Sólo el sector agroalimentario, dadas sus peculiaridades -el año agrario empieza en septiembre y el balance se hace de forma distinta-, refleja unos datos menos malos que los de la construcción, la industria o los servicios. Los encuestados de firmas alimentarias o agrarias han visto disminuidos sus beneficios en un 63% de los casos, pero todavía hay compañías que afirman que han incrementado sus resultados positivos, concretamente un 13%, algo que no ocurre en la construcción, donde ningún empresario preguntado por la Cámara parece haber cerrado con superávit.

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