Nuestros conservatorios

Loco por la música

Los centros de enseñanza musical públicos de la provincia son ejemplo de homenaje a grandes músicos que han dejado una huella indeleble y muy importante en la creación

Nuestros conservatorios
Nuestros conservatorios / E. D.
Harold Hernández

06 de septiembre 2020 - 04:00

El artículo de hoy será histórico, obviamente de la música, pero histórico, y trata sobre los insignes músicos que ponen nombre a los centros de enseñanza musical públicos pertenecientes a la Junta de Andalucía en nuestra provincia. Es sabido que el nombre de un centro marca de alguna forma el estilo y la interacción social de dicho ente con su entorno y estos casos no son una excepción.

Ali Ibn Nafi, más conocido como Músico Ziryab, fue importantísimo dentro del desarrollo cultural, social y sobre todo musical que durante el periodo de dominación musulmana experimentó nuestra ciudad. La palabra con la que le apodaron ,“Ziryab”, significa mirlo, ave no muy común en estas tierras pero que es famosa por la belleza de su plumaje oscuro y la hermosura de su canto.

Fue Alhaken I el que lo hizo traer desde Bagdad –donde fue educado– y Ziryab llegó a ser una persona muy prominente e influyente en la Córdoba Califal. De entre sus múltiples logros artísticos está sin duda la creación del primer conservatorio en el mundo musulmán fuera de tierras árabes. Multihomenajeado en nuestra ciudad , el Conservatorio Profesional de Música lleva su nombre como reconocimiento e inspiración para los numerosos jóvenes talentos que de ahí han egresado.

Nuestra provincia ha visto nacer a grandes interpretes del llamado bel canto. Entre ellos está el barítono Marcos Redondo, natural de Pozoblanco y fallecido en la ciudad condal. Realizó estudios en el Conservatorio de Madrid, ciudad en la que debutó en 1915 con gran éxito con La Traviata de G. Verdi. Entre 1919 y 1923 realizó presentaciones en Italia y América que le valieron ser celebrado y reverenciado como un barítono de primer nivel.

En 1923 se instaló en Barcelona y tras mucha insistencia comenzó a interesarse por la zarzuela, género que abordó casi en exclusividad y por el que hoy se le considera el mejor barítono de zarzuela en España. Su reconocimiento más evidente se encuentra en la casa-museo en su localidad natal y por supuesto en el Conservatorio Profesional de Música de Pozoblanco que lleva con orgullo su nombre.

Otro maestro nacido en nuestra provincia y cuya obra y nombre son recordados con vehemencia en su localidad natal es Fernando Chicano Muñoz, ilustre músico y compositor lucentino. Reconocido pianista y violinista, estuvo claramente unido toda su vida a la cultura de su Lucena natal y por supuesto a la vida musical en particular, siendo nombrado miembro de la Asociación de Amigos del Arte. Entre sus múltiples acciones en pro de la cultura lucentina están el haber sido director de la Coral Lucentina en 1948, año especialmente apreciado por los lucentinos, pues fue coronada canónicamente la Virgen de Araceli, patrona de la ciudad.

Creador y primer profesor del Conservatorio que hoy lo homenajea llevando su nombre, fue además fundador de la Orquesta de Amigos del Arte, de la Sociedad Lucentina de Conciertos y de la Orquesta Clásica de Plectro.

También en la comarca de la Subbética, Priego de Córdoba alberga el honor y el orgullo de tener entre sus hijos al insigne y reconocido músico Antonio López Serrano. Pianista con una dilatada y exitosa carrera, que ha paseado su arte por más de 70 países de los cinco continentes acompañando a cantantes tan célebres como Pedro Lavirgen, entre otros, y con una destacada faceta como organizador de actividades culturales y asesor permanente del Festival Internacional de Música, Teatro y Danza de Priego. Es sin duda el artífice en la creación del Aula de Música de Priego que derivó acertadamente en el hoy Conservatorio Elemental, donde ha sido durante más de 30 años profesor de piano y director del mismo y que hoy como homenaje merecido a su extensa e insigne carrera lleva su nombre. Consideración que puede disfrutar en vida actualmente.

En Sierra Morena, concretamente en Montoro, nació Juan Mohedo Canales, excelente músico, que fue director de la Banda Municipal durante lo años 20, 30 y 40 del pasado siglo. En dicha agrupación inició sus estudios de saxofón que luego concluyó con excelencia en el entonces Real Conservatorio de Música y Declamación de Madrid con 19 años. Como buen amante de su tierra, dedicó a ella celebres piezas que pertenecen al acerbo local y social, como son el Himno a Nuestra Señora de la Fuensanta o las marchas ordinarias García Cano y 45 de línea, además de los pasodobles Por los jarales y El Brillante. Razón de sobra por lo cual es muy apreciado en su tierra y entre los muchos homenajes que le ha ofrecido su población natal está que el Conservatorio Elemental de Música de Montoro lleve con orgullo su nombre.

En Montilla, tierra famosa entre otras cosas por sus exquisitos vinos –orgullo de la provincia– se encuentra el Conservatorio Elemental de Música Luis Bedmar Encinas, insigne músico granadino que fijó su residencia en nuestra capital hace más de 65 años y donde ha tenido, entre otras responsabilidades, la dirección de la desparecida Banda municipal y de la Coral Ramón Medina, además de ser compositor de incontables obras orquestales, procesionales y corales que le han valido numerosos y merecidos premios y agasajos por su encomiable labor para y por nuestra ciudad.

El Conservatorio Elemental de Música de Cabra lleva por nombre Isaac Albeniz, músico insigne español nacido en la provincia de Gerona de larga y reconocida trayectoria y que al no se le supone ni conoce relación alguna con esta población de la Subbética, pero aún así lleva su prestigioso nombre como referencia de docencia, buen arte y entrega musical.

Todos conocemos y disfrutamos de la exquisitez del aceite que se produce en la población de Baena, sus ruinas románicas y su tamborada. Pues bien, en esta localidad también existe un apreciado Conservatorio Elemental que lleva el nombre del vihuelista y compositor renacentista granadino Luis de Narváez. Reconocido instrumentista y compositor. A él se deben obras como Delphin de música para vihuela, que le llevaron a llegar a ser maestro de música en la corte del príncipe Felipe, luego rey Felipe II, hasta su deceso.

Rafael Orozco Flores puede que sea, sin dudas, el interprete más importante que ha tenido Córdoba y por ello la casa magna de la enseñanza musical en el Conservatorio Superior de Música lleva su nombre desde hace poco más de 20 años.

Rafael Orozco fue un pianista de notorio prestigio internacional que realizó estudios en Madrid, donde obtuvo primer premio extraordinario. Fue alumno de figuras como José Cubiles y Alexis Weissenberg y contó con la ayuda y protección de grandes directores como Carlo María Giulini, Daniel Barenboim o Herbert von Karajan, entre otros, lo cual aumentó su proyección internacional y le llevó a colaborar con las orquestas y festivales más importantes.

Paseó el nombre de su tierra por ciudades como Nueva York, Los Ángeles, París, Berlín, Londres, Praga, Osaka y Aldeburg, entre otras, donde fue aplaudido y alabado por su maestría y técnica, además de Madrid, Barcelona, Santander y, obviamente, su tierra, Córdoba, a la que nunca olvidó y donde colaboró en el estreno de la actual Orquesta de Córdoba en 1992.

Sin duda, los centros de enseñanza musical públicos de nuestra provincia son ejemplo de homenaje a grandes y diversos músicos que han dejado una huella indeleble y muy importante que se engrandece cada día con el trabajo encomiable de sus docentes y alumnos.

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