De Córdoba a la frontera ucraniana: El viaje de solidaridad y esperanza de Francisco Roldán

Invasión Rusa

El empresario cordobés viaja a la frontera ucraniana para entregar materiales de primera necesidad y rescatar a un grupo de refugiados

De Córdoba a Polonia: un viaje de solidaridad y nuevas oportunidades
Llegada desde Polonia al obrador de Roldán.

El pasado domingo 6 de marzo, uno de los responsables y fundadores de las míticas pastelerías cordobesas Roldán, Francisco Roldán, partió hacia la frontera de Ucrania. Viajó con un doble objetivo: por un lado, entregar medicamentos y productos de primera necesidad y, además, regresar a Córdoba con refugiados ucranianos que intentan escapar del horror.

Desde el primer momento, Roldán tenía en mente hacer este recorrido y aportar su granito de arena ante la realidad tan extrema a la que hace frente el pueblo ucraniano: luchar ante la invasión rusa. El empresario escuchó por la radio que la comunidad ucraniana más extensa de la provincia se encuentra en Palma del Río, por lo que decidió ponerse en contacto con ellos para conocer de qué forma podía ayudar.

Alquiló un vehículo de nueve plazas y lo cargó con cajas y bolsas de los productos que están donando los palmeños. El trayecto no lo hizo solo. Viajó con Genadiy, un ucraniano residente en Palma del Río que no dudó en embarcarse en este reto pese a la carga emocional que le generó, puesto que, además de poder ver en primera persona la situación que atraviesa su país, una de las mujeres refugiadas que volvería con ellos era su madre.

Con la colaboración de la Asociación de Ucranianos de Palma Del Río se encargaron de contactar con las cuatro mujeres y tres menores que regresarían en el vehículo al municipio cordobés. Roldán ha comentado a este periódico que a estas familias "les costó bastante poder salir de sus ciudades (Mariupol y Kiev)" ya que según narraban, las infraestructuras estaban prácticamente destruidas y no se podían atravesar los accesos a las salidas, "si llegamos a tardar unos días más, a lo mejor no pueden salir", comenta.

Tras un viaje de ida directo, llegaron a Cáritas de Lublin, ciudad de Polonia. Allí esperaron hasta poder descargar todo el material: "Había una gran cantidad de camiones que llegaba y salía, no paraba de llegar mercancías de todos lados, y también hay mucho trasiego de ayuda humanitaria", ha indicado Roldán, al comentar que también habían familias acogidas en algunas de las estancias de Cáritas.

Una vez dejado el material y tras recoger a las mujeres y niños, emprendieron el viaje de vuelta. De madrugada, en República Checa, una de las mujeres ucranianas de más de 70 años de edad se comenzó a sentir mal, por lo que tuvieron que buscar a un médico. "Llamaron a la ambulancia y vino a la gasolinera donde estábamos y le dijeron que tenían que ingresarla, por lo que la mujer y su hijo (Genadiy, el ucraniano residente en Córdoba) se tuvieron que quedar", ha recordado Roldán.

No obstante, unos días más tarde, la mujer recibió el alta y junto a su hijo pudieron tomar un avión hasta Sevilla, y ya están en Córdoba. "No dejas de encontrarte a gente buena, la propia médica que los atendió alojó al hijo en su casa y los llevó al aeropuerto", recuerda.

Roldán narra que estas familias están muy agradecidas al haber podido escapar de la invasión, aunque la intranquilidad les afecta, ya que no pueden olvidar todo lo que dejan en su país: "Sus familias, sus casas, sus vidas, apenas venían con lo puesto". Ahora tienen que acostumbrarse a una nueva realidad y a un futuro esperanzador del que nacerán nuevas oportunidades.

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