El cordobés Carlos Molina logra salir de Ucrania tras varios días de pesadilla

En primera persona

El jugador de balonmano se encuentra sano y salvo en Polonia a la espera de encontrar los medios para viajar hasta España

Una maleta, en el paso fronterizo de Medyka en Polonia. / Alejandro Martínez Vélez / E. P.

Tras varios días de pesadilla, el cordobés Carlos Molina, jugador profesional de balonmano del Motor Zaporozhye de Ucrania, ha logrado salir del país por el paso fronterizo de Polonia. Hace dos días, Molina solicitaba ayuda de manera desesperada a través de las redes sociales debido a la agonía en la que se convertía su viaje hacia la frontera polaca, una de las principales vías de huida de los civiles ucranianos, lo que ha convertido las carreteras hacia el país polaco en vías prácticamente intransitables.

A las 15:45 de este lunes, la familia de Molina recibía un vídeo en el que Carlos relataba que, por fin, acababa de cruzar la frontera y se encontraba, sano y salvo, en suelo polano. "Por fin hemos podido respirar", se ha expresado aliviado un familiar.

El estallido de la guerra en Ucrania sorprendió a Carlos Molina en pleno regreso precisamente de Polonia con su equipo, el Motor Zaporozhye. Allí, en Kielce, el conjunto ucraniano había disputado un partido de la Liga de Campeones. A su regreso a casa el pasado jueves, la expedición del Motor se topó con la imposibilidad de aterrizar en Zaporiyia y su vuelo fue desviado a Kiev. Molina y sus compañeros vieron cómo la instalación era desalojada, arrancando así un complicado viaje de regreso hacia la ciudad del Este de Ucrania, asentada a orillas del río Dniéper.

Mientras miles y miles de ucranianos se apresuraban a alcanzar la frontera con Polonia, colapsando las carreteras que salían de Kiev hacia el Oeste de Ucrania, la expedición del Motor recorría el camino contrario con la esperanza de, una vez en Zaporiyia, poder organizar la evacuación de los jugadores extranjeros del equipo. Entre ellos, un Carlos Molina que el sábado emprendió el viaje hacia Polonia por carretera, sin poder evitar los interminables atascos que están convirtiendo en una odisea el éxodo de miles de civiles desplazados por el terror del conflicto bélico.

A través de sus redes sociales, el cordobés expresó su preocupación el sábado: "Tan cerca y a la vez tan lejos, estoy intentando tocar suelo europeo, pero cada vez que avanzamos todo me hace pensar que estoy más lejos. Gasolineras que van cerrando, desabasteciéndose con diez límite de diez litros por coche. Más dudas y una espera de días para cruzar la frontera", relataba Molina.

Horas más tarde, y con pocos avances por la tremenda cantidad de personas que huyen destino a Polonia, Carlos Molina lanzaba una súplica de ayuda ante la angustiosa situación que está padeciendo. "Estamos desesperados, queremos llegar a la frontera polaca, pero en las últimas 11 horas hemos recorrido solo 8,5 kilómetros, en las últimas tres horas tan solo 500 metros y en una hora, nada. Nos quedan 20 kilómetros a la frontera, lo que supone cuatro o cinco días de espera sin casi comida y muchísimo frío", escribía este domingo el cordobés.

Las condiciones meteorológicas supusieron, además, un condicionante más para que la desesperada huida de Ucrania se convierta en más agónica. "Durante el día hay ventiscas y aguanieve. Por la noche, -10ºC en campo abierto. Estamos pasando un frío horrible de noche para no gastar gasolina, porque cada vez va a menos y en la frontera se juntan coches con autobuses y con ucranianos que llegan caminando", explicaba el balonmanista.

"Tenemos mucho mucho miedo, el tiempo pasa, es una invasión en todo el país joder [sic], están tiroteando calles, bombardeando edificios, todo Dios escondiéndose con un temor horrible y las tropas enemigas cada vez más cerca de nuestra ubicación. ¡Ayuda, por favor!, suplicaba en su último mensaje Carlos Molina.

La angustia que vivía su familia ha terminado por fin. Carlos Molina y varios compañeros del equipo fueron escoltados por medios militares hasta cinco kilómetros de la frontera polaca, donde los esperaba un vehículo organizado por la Embajada de Lituania, nacionalidad de sus acompañantes. Y, finalmente, pudieron cruzar a Polonia, desde donde espera volar a Barcelona lo antes posible. En Logroño lo esperan su mujer y su hijo de 2 años.

Hasta este domingo, el Gobierno de España ha conseguido evacuar de territorio ucraniano a unos 150 españoles, que en dos convoyes distintos alcanzaron suelo polaco después de horas de viaje. En el último de ellos viajaban la embajadora española Silvia Cortés, así como el personal de la embajada y un grupo de civiles que habían pedido su evacuación a las autoridades españoles.

En la frontera entre Ucrania y Polonia, España ha desplegado a una veintena de efectivos del Grupo Especial de Operaciones (GEO) para agilizar esas labores de evacuación de los españoles en la zona. Por otro lado, el ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, José Manuel Albares, apuntó el sábado que todavía quedan unos 100 españoles en Ucrania que decidieron quedarse "por voluntad propia", aunque aseguró también que el Gobierno no va a escatimar esfuerzos en caso de que quieran volver, aunque reconoció que "es muy difícil" en este escenario de "guerra convencional abierta".

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