Los cordobeses siguen invadiendo Fuengirola: "Las tradiciones es mejor no cambiarlas"

Pasan los veranos y frente a las insoportables altas temperaturas que año tras año azotan con fuerza a Córdoba y la escasa oferta cultural y de ocio que ofrece la ciudad durante la temporada estival, los cordobeses se ven obligados a huir en busca de playas y lugares más frescos y con mejor ambiente. Las posibilidades de pasar unas vacaciones lejos de la provincia son infinitas tanto en territorio nacional en cualquier costa de la península de norte a sur o de este a oeste, como también a nivel internacional en lugares paradisíacos o países con todo tipo de culturas.

Sin embargo, por cercanía y en esa histórica relación que tanto une a la Costa del Sol con Córdoba, hay una playa que sobresale del resto y que todos los veranos se convierte en el parque de atracciones favorito de los cordobeses: Fuengirola. A apenas 180 kilómetros (poco menos de dos horas en coche) de la capital cordobesa, este conocido municipio malagueño de unos 75.000 habitantes duplica en verano su número de vecinos.

Gran parte de esos nuevos habitantes que se afincan en apartamentos y domicilios distribuidos por la costa fuengiroleña son cordobeses. Fuengirola es considerada la playa de Córdoba por su tradición y cercanía y resulta casi imposible caminar por sus calles y no encontrarse a ningún rostro conocido. Los hay como Marta Baena, vecina del barrio de Poniente que desde pequeña veranea todos los años en el piso familiar que disfruta en primera línea de playa en Los Boliches, con vistas al mar y "mucha tranquilidad".

A sus 25 años, junto a sus padres, su hermano Jorge y su novio Cristóbal, se encuentra otro año más en el lugar que más le gusta para pasar sus vacaciones, la playa de Los Boliches: "Hacemos de Fuengirola un sitio de encuentro familiar porque también veranean aquí mis tíos y, además, está lleno de cordobeses conocidos que te vas encontrando cuando vas por la calle o por la playa. Al final, las tradiciones es mejor no cambiarlas", señala Marta, que está contenta de "alejarse de la ola de calor de Córdoba".

En Fuengirola si hace calor es por el terral y, como señala Inmaculada Gómez, cordobesa y vecina de Los Boliches desde hace 15 años, "es más suave y dura menos" que el insoportable calor de Córdoba. Ella es toda una experta de esta localidad malagueña, pues todos los veranos los pasa en su apartamento, ubicado frente al popular monumento a la Peseta junto a su marido Mariano y a sus hijos Álvaro y Ángel.

"Fuengirola es una ciudad que cuida mucho al turista, tiene las playas pegadas al paseo marítimo y sin piedras, además de precios razonables para que la gente pueda disfrutar de unos espetos y de su pescaíto sin problema", señala Inma, a quien lo que más le gusta de este conocido municipio malagueño es "que es muy familiar, está bien conectado para ir en coche o tren y tiene ambiente joven para todas las edades".

Eso también se suma a otras condiciones que hacen de la localidad costera un lugar "muy acogedor y pensado para todos". Por ejemplo, la zona del Castillo tiene una playa para perros que Inma agradece porque acude con frecuencia a pasear de una manera diferente a su perra Nani; además de que Los Boliches cuenta con una playa adaptada al uso y disfrute de personas con movilidad reducida, Las Gaviotas.

Las playas de Fuengirola son espacios habilitados para todos, por eso gustan tanto a los cordobeses. Y es que, como destaca Inma, la de Los Boliches es sin duda "la playa de Córdoba": "Todo cordobés es fiel a Fuengirola, es lo que más hay junto a extranjeros, la mayoría finlandeses, y madrileños", señala esta vecina cordobesa del barrio de Ponient,e que tras tantos años veraneando en el mismo lugar tiene la suerte de contar con "una familia" formada por vecinos y amigos de la localidad.

Llegan además de todos los rincones de la provincia: Priego de Córdoba, Lucena, Castro del Río, Montilla, Aguilar de la Frontera... Junto a Inma, disfrutando de la playa fuengiroleña, suele acompañarla Beatriz Pavón, natural de Espejo y que actualmente vive en Málaga con su marido y sus dos hijos, pero que sigue veraneando en Los Boliches como lleva haciendo 45 años desde que con siete meses conoció la localidad por primera vez gracias a que sus padres siempre veraneaban en el mismo sitio. Incluso conoció a su actual marido en Los Boliches.

Costumbres como ser cordobés y pasar las vacaciones en Fuengirola se mantienen de generación en generación y es lo que más le gusta a Beatriz: "Es como una segunda Córdoba para nosotros, porque conoces a gente cordobesa que solo la ves aquí en verano y se forman pandillas muy buenas. Por ejemplo, en julio todos los años vienen muchos vecinos de Espejo, pero también hay gente de La Rambla o Puente Genil que formamos una familia", señala la espejeña.

En la ventaja que todos concuerdan es que Fuengirola es familiar y apta para todas las edades. Algunos más jóvenes, como Enrique Cabrera, agradecen pasar sus vacaciones en este municipio malagueño por su "gran ambiente nocturno y de día" alejado de la vacía Córdoba de agosto en una fecha que para este joven cordobés de 26 años es de lo más especial, ya que todos los veranos desde que nació pasa más de una quincena en la playa fuengiroleña junto a sus padres, tíos, abuelos y gran parte de su familia.

"Teníamos un piso en Fuengirola que vendimos, pero seguimos viniendo de alquiler todos los años porque veraneamos toda la familia junta. Lo mejor de venir es, sin duda, la tranquilidad que te ofrece alejarte del estrés de Córdoba durante unos días, tomarte un espeto, una cerveza y estar tranquilo", señala Enrique, vecino del barrio de Vista Alegre que, pese a que busca aislarse por un tiempo de su querida ciudad, admite -y agradece en ocasiones- que por esta localidad "te encuentras a amigos de amigos, primos e incluso exnovias porque hay cordobeses por todos lados".