"Los cordobeses son trabajadores y no percibo aquí dejadez ni indolencia"
Rafael Diaz-Vieito, que ha visto desde su notaria la evolución sufrida por la ciudad en los últimos años, reconoce que incluso en algunas notarías se padecen ahora momentos de crisis y regulación de empleo

GALLEGO de nacimiento pero cordobés de adopción y vocación. Rafael Diaz-Vieito llegó a la ciudad hace siete años, por lo que desde su notaría ha vivido los momentos de efervescencia y también los de recesión y descalabro.
-Si alguien le da su palabra, simplemente su palabra. ¿Se fía?
-Regular.
-¿Y yo puedo fiarme de lo que usted me cuente?
-Yo creo que sí, totalmente.
-¿Por qué?
-Pues porque se lo digo yo.
-El actual alcalde, cuando era candidato, vino a usted para que diese fe de que él no iba a pactar con nadie. ¿Tan poca credibilidad tienen los políticos que necesitan al notario?
-Hay muchos políticos que tienen muy poca credibilidad y hay otros que sí la tienen. Lo que quería hacer, creo yo, el ahora alcalde era escenificar un compromiso que él adquiría de no pactar. Evidentemente el valor de su actuación no era estrictamente jurídico sino que tenía un componente social. Personalmente, me agradó que utilizase al notariado en la medida en la que lo que hacía era reconocer ante notario una fuerza vinculante en la verdad.
-¿Qué le cobró?
-Creo que uno 80 ó 90 euros; no era muy caro.
-¿Ha recibido peticiones aún más estrambóticas?
-La mayor parte de las actas son eso: la constatación de que algo ha ocurrido o de que es verdad. En general, la gente que visita la notaría viene a hacer cosas serias y no suele haber cosas raras. Cosas raras suelen ser peticiones de actas que no tienen en sí mismo más objetivo que amedrentar al contrario, como diciendo que van en serio y por eso llevan a un notario. Bueno, están también los concursos de misses.
-¿Toda aspiración de notario es estar en televisión dando fe de un premio?
-No he ido nunca. He hecho actas de Miss Córdoba o algunos sorteos, pero nunca en televisión.
-No debe ser desagradable
-No, no, es muy divertido.
-Los notarios, si tienen mala fama, que no digo que la tengan, ¿sería por culpa del cine de Berlanga, por ejemplo en 'Plácido'?
-Yo creo que no tenemos mala fama. La gente nos ve como unos profesionales serios y más o menos competentes. Puede haber una cierta mala fama relacionada con una idea -que no es del todo verdad- sobre el dinero que se gana. Creo que eso puede distorsionar un poco la visión que se tiene de nosotros.
-¿Un notario es un funcionario?
-Somos funcionarios públicos que desarrollamos nuestra actividad en régimen de competencia y en régimen de libertad de actuación, dentro de unos márgenes, porque existe un distrito notarial y estás ejerciendo en un lugar determinado y estás sujeto a la potestad disciplinaria del Ministerio de Justicia. Existen unos aranceles aprobados por el gobierno de los que no se puede salir uno.
-Por cierto, Berlanga en su lecho de muerte pidió un notario y luego votó en blanco. ¿Hay muchos brindis al sol de ese tipo?
-Sí, en ocasiones sí se nos utiliza un poco como manera de amenaza, algo que no va a servir para nada más que como aviso. Sí, efectivamente existen.
-¿Alguna vez le han intentado sobornar?
-No, nunca jamás.
-La gente que entra en la notaría va siempre muy seria. ¿No tiene complejo de funerario?
-Creo que cada vez la gente se pone menos seria al venir, cada vez más el notario trata de crear un clima de confianza con la gente y procura descender al nivel del que tiene en frente. Es cierto, y al hilo de la posible mala fama que me preguntaba, que el notario de hace 40 años si era visto como altivo e iba la gente con temor pero, hoy en día, creo que se nos percibe como unos profesionales a los que hay que acudir y que tratan de resolver problemas o al menos no crearlos. Cuando vienen personas más mayores, todavía con ese cliché, en cuanto el notario le explica un poco, la gente se relaja. Yo creo que eso los notarios lo hacemos ya con carácter general, entre otras cosas porque comercialmente sería lo más absurdo no mostrar interés por tu cliente y explicarle lo que estás haciendo.
-Por las notarías pasa prácticamente todo lo que se vende y compra en fincas, inmuebles... ¿Lleva usted unos cuantos años a verlas venir?
-Afortunadamente a verlas venir todavía no, pero evidentemente si comparo la actividad que teníamos en el año 2006 ó 2007 con la que tenemos ahora pues sí, ha descendido en un 35-40 % fácilmente.
-¿Se está dando la circunstancia de entrar los notarios en problemas económicos?
-Efectivamente. Seguramente hay mucha gente que no se lo creerá, pero lo cierto es que hay muchas notarias en pérdidas, no en ganar menos que el año pasado, no; es que tienen menos ingresos que gastos. El otro día, hablando con un notario de Barcelona, me decía que, de las 180 notarías que había en la Ciudad Condal, el colegio de Notarios estimaba que había entre 40 y 45 en pérdidas. Eso ha provocado un fenómeno inaudito: el de los ERE en las notarías. Aquí en Córdoba por lo menos hay dos o tres que se encuentran en marcha porque como cualquier otra actividad empresarial hay que redimensionar los despachos. Hubo una época en la actividad era desbordante y tuvimos que agrandar los despachos para afrontar esta exigencia, y ahora se han quedado grandes. Confío en que esta crisis termine algún día y la gente que tenemos vuelva a ser necesaria. Yo hasta ahora no he prescindido de nadie pero entiendo que ha habido compañeros que sí han tenido que tomar esa medida para salvaguardar el empleo de los demás.
-Cuando allá por 2007 tenían tanto trabajo, ¿se imaginaba lo que vino después?
-No es dármelas de listo, pero que esto era insostenible no sólo lo veía yo, creo que lo veíamos todos. Ahora, la magnitud de esta crisis desde luego no me la esperaba. Evidentemente sospechaba que el incremento casi exponencial de los inmuebles era insostenible porque era evidente que los salarios no podía sostener el pago de esas cantidades. Ahora, que eso se iba a traducir en un desbarajuste financiero y bancario no me lo esperaba, y creo que como yo todo el mundo, desde el presidente del Gobierno al último ciudadano español.
-¿Ahora mismo s están vendiendo pisos a precios de ganga?
-Creo que gangas todavía no hay. Puntualmente puede haber alguna, de una persona absolutamente desesperada. Fuera de esos casos creo que los precios han bajado pero deduzco que aún no hemos llegado al nivel de las gangas; por supuesto, los inmuebles en sitios de prime creo que no solamente no son gangas sino que la bajada es pequeña, no creo que supere el 15 % cuando la media es del 30 %.
-¿Como notario me puede afirmar que el precio de los pisos aún bajará más?
-Creo que el precio de los pisos aún no ha tocado fondo. Creo que no ha bajado por un motivo, porque la banca tiene un stock de pisos descomunal que aún no ha sacado al mercado y probablemente cuando lo haga será la pérdida. En Córdoba, por citar dos ejemplos, tanto en Mirabueno como en la Carrera del Caballo, entidades financieras que adquirieron esos inmuebles en virtud de acciones-pago que sacaron los promotores los pusieron a la venta con unos descuentos importantísimos y los vendieron de una manera rápida. Me imagino que en el resto de los casos harán lo mismo. No creo que puedan soportar un stock inmobiliario de ese tipo durante 5 ó 6 años.
-¿Qué hay del mundo empresarial? ¿Se ha creado alguna empresa últimamente?
-Evidentemente se crean menos empresas que hace 4 ó 5 años y se disuelven y liquidan muchas más empresas. Ha descendido el número de firmas porque han sido creadas muchas de ellas con el fin del autoempleo. Hoy hay mucha empresa donde la gente aporta lo mucho o poco que tiene para emplearse él mismo y realizar una actividad. Las empresas, en sentido clásico, cada vez son menos.
-¿Es esta ciudad es más de olivos que de industria?
-Esta es una ciudad más de olivos que de empresas sin ninguna duda. Desgraciadamente, creo que Córdoba ha tenido, por lo menos en los años que yo llevo aquí, un tejido empresarial no excesivamente fuerte y que ahora está devastado. Sólo hay que ir a los polígonos y ver el panorama.
-Todo el mundo está en la calle reivindicando algo. ¿Tienen algo que reivindicar los notarios?
-Sí, claro que tenemos cosas que reivindicar. Creo que estamos infrautilizados en muchas cosas. Una reivindicación antigua, y que en la legislatura anterior casi se logra, es que se nos atribuya un papel en la descongestión judicial, es decir que podamos intervenir en asuntos no estrictamente contenciosos, igual que hace unos años se nos permitió autorizar las actas de declaración de herederos. Aparte de alguna otra derivada de una sentencia desgraciada del Tribunal Suprema que declaró no conforme a ley que el reglamento dijese que el notario controlaba la legalidad de actos y contratos, cuando hay multitud de leyes que lo amparan y el propio gobierno se comprometió a incorporar a la ley del notariado ese extremo y, como tantas otras cosas, tampoco lo cumplió.
-¿Qué lee para despejarse?
-Mucha novela. Ahora mismo un libro de Gay Talese que se llama Honrarás a tu padre, estupendo.
-No tiene apellido cordobés.
-Soy gallego. Llevo 7 años como notario en Córdoba, me casé con una cordobesa hace ya 12 años.
-¿Qué sabía y qué esperaba de Córdoba?
-Prácticamente no sabía nada. Me he encontrado con una ciudad estupenda para vivir, con algún problemilla derivado de la situación económica que ya hemos hablado antes, pero aquí no sólo me encuentro como en mi casa, es que es mi casa.
-Hemos hablado de la falta de creación de empresas. ¿Desde fuera se puede atribuir al carácter cordobés, tan retraído?
-No creo mucho en esos tópicos; de hecho, estuve en Barcelona antes de venir a Córdoba, y cuando me decidí a venir mucha gente de allí me decía que si me venía para pegarme la gran vida o para desestresarme, y lo que puedo decir es que trabajo exactamente lo mismo y con el mismo grado de exigencia aquí que en Barcelona. La gente aquí es trabajadora, es cumplidora y yo no percibo indolencia ni dejadez y de hecho es un tópico que a mí me molesta mucho, me incomoda. No sé cuál es motivo por el cual el tejido empresarial cordobés es más endeble que el de Sabadell, pero no lo achacaría al carácter de los cordobeses.
-¿Cuál es la mayor aspiración de un notario? ¿Ser general de notarios?
-Mi aspiración es seguir siendo notario y tratar de hacerlo lo mejor posible.
-Hay un notario mayor del reino, el ministro de Justicia, y cuando murió Franco preguntó a los presentes que si realmente era el cuerpo de Franco el que estaba en el ataúd. ¿No estará todavía vivo, como Elvis?
-Yo creo que quedó enterrado y bien enterrado.
-Con la crisis estará asistiendo a muchos procesos desagradables. ¿Se le endurece el corazón?
-Creo que a la mayoría no se nos endurece el corazón. Se me hace difícil pasar la mañana cuando, un cliente detrás de otro, sólo ves dramas. Hace cinco años la gente salía de la notaría con apretones de manos y hoy muchas operaciones son para remediar problemas muy graves, renegociar la hipoteca, entregar el piso al banco.
-¿Comprende entonces a los que se manifiestan en contra de los embargos?
-No. Una cosa es que lo pase mal y otra que esté de acuerdo con los que protestan. La gente debe ser responsable y si han firmado algo tienen que cumplir, lo cual no quiere decir que no se puede discutir. Pero no estoy de acuerdo en tomarse la justicia por su mano.
-¿Cuando no va de traje oscuro usa chandal y compra el Marca'?
-No me compro el Marca porque soy del Barça y me compro el Sport o el Mundo Deportivo. Y no soy muy aficionado a ponerme el chandal, pero evidentemente sí me pongo mis vaqueros y salgo a pasear con mis hijas.
-Como aficionado al Barçá y notario, ¿qué significa el dedo de Mourinho?
-Mi contestación está contaminada por ser aficionado. Creo que que Mourinho es un entrenador extraordinario pero creo que si el Madrid es lo que dice que es lo debían de haber echado esa misma noche. Una cosa es su talento como entrenador y otra cosa es que represente al Madrid si el Madrid pretende mantener ser lo que históricamente ha dicho que es, aunque que no sé si lo es.
-Sabe algún chiste de notarios
-Mi antiguo socio me contó uno, aunque él decía que no era chiste. Un notario contó que lo habían requerido para levantar el acta de un sorteo de un coche y cuando extrajo la papeleta salió su nombre. Todo el mundo le preguntó luego: "¿Y qué hiciste?". Y contestó: "Lo vendí, porque ya tenía coche".
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