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Ganador del XVIII Premio de Periodismo Julio Anguita Parrado
Córdoba/Cristian Segura (Barcelona, 1978) ha regresado de Ucrania a España antes de lo previsto. El periodista del diario El País tiene una cita con Córdoba para recoger este lunes el XVIII Premio Internacional de Periodismo Julio Anguita Parrado, entregado por el Sindicato de Periodistas de Andalucía, la Universidad de Córdoba y el Consistorio en reconocimiento a su cobertura constante en el conflicto bélico desde un enfoque "original" y "respetando la cultura del país". En su trayecto de vuelta, todavía en tren sobre territorio ucraniano y con la naturalidad y simpatía que le atesoran, Cristian repasa con el Día de Córdoba su apasionante labor en el frente y más allá. Un trabajo vocacional que le ha llevado a ganar uno de los galardones más valorados en un sector que considera esencial para la salud de cualquier sistema democrático.
Pregunta.Enhorabuena por este reconocimiento. ¿Qué significa para usted?
Respuesta.No me lo esperaba. Es una sorpresa muy grande porque este premio reconoce a personas que considero que son admirables y no tengo claro que yo lo sea. Sobre todo por personas que han llegado a la profesión de forma heroica como Wael Al Dahdouh (ganador en 2024). Evidentemente, agradezco al jurado por pensar en mí.
P.¿Qué es para usted ser periodista de guerra?
R.Mi conferencia es algo provocadora, está titulada contra el corresponsal de guerra. Creo que es un concepto desfasado, pues el trabajo es una visión global. Por ejemplo, un país que sufre una guerra, no solo la vive desde las líneas de combate, hay muchos aspectos en la realidad política, social, cultural, económica que explican los motivos de la guerra y cómo se vive más allá de la línea del frente. Por eso es muy importante trabajar como corresponsal en todos los ámbitos más allá del militar. Solo con la idea canónica del reportero de guerra no se explica bien un conflicto. Hay cosas vinculadas a la guerra que no las puedes explicar solo desde el frente. Hay mil maneras de contar una guerra, no vale con seguir a los soldados y ver cómo caen.
P.Empezó en el periodismo alejado de las guerras. ¿Cómo ha llegado a ser quien es a día de hoy?
R.Siempre quise ser periodista. Empecé muy joven, con 19 años, en una revista de barrio en Barcelona. Luego he trabajado en múltiples medios económicos. Estuve cuatro años en Alemania, de allí pasé a China, después vino el periódico de España y llevo ya más de 10 años en El País. Mi primera guerra es la de Ucrania y no diferencio mucho el trabajo que estoy haciendo aquí del que ejercí durante 15 años. En el país en el que trabajo ahora hay una guerra y lo determina absolutamente todo, pero lo afronto de la misma forma que lo afrontaría un periodista que vive en un país en paz y cubre, por ejemplo, una crisis económica.
P.La guerra en Ucrania lleva ya más de tres años. ¿Cómo está la situación?
R.La situación en el frente no ha cambiado desde que Ucrania llevó a cabo su última gran ofensiva en verano de 2023, que fracasó. A partir de entonces, la iniciativa en el frente es de Rusia, que avanza lentamente. La guerra de Ucrania ha cambiado drásticamente porque es la guerra de los drones. De esta forma, un ejército menor como es el ucraniano comparado con el ruso puede saturar el frente cada kilómetro cuadrado. Los dos ejércitos se anulan con estos drones, pero el ejército ruso va avanzando. El tiempo juega a favor de Rusia.
P.El panorama mundial está cambiando con la presidencia de Trump. ¿Ve un pronto final a la guerra en Ucrania?
R.Siempre creí que la guerra tal como la hemos visto terminaría este año, al menos el cese de las hostilidades para otoño. Hablando con militares, es probable que el alto al fuego sea a principios del año que viene. Siempre con la posibilidad de que vuelva a escalar la guerra, pues ahora mismo el fuego es muy parcial contra infraestructuras energéticas.
P.Vive el conflicto desde la naturalidad profesional. ¿Cómo es su día a día?
R.Me levanto a las siete de la mañana y miro entre 30 y 40 medios ucranianos, europeos, rusos y americanos. Propongo temas y voy preparando conferencias o viajes en los que dar información más a fondo a los lectores. En lo personal tengo amigos, voy a la piscina o a pescar, pero la sociedad vive en permanente ansiedad y hay toques de queda a las 12 de la noche. No se vive en normalidad, aunque en Kiev tienes una vida más o menos tranquila. Aunque muchas noches escuchas explosiones, te acostumbras. Aquí paso unos nueve meses y tres en España que intercalo durante el año.
P.¿Ha temido por su vida en alguna ocasión?
R.Sí, he pasado riesgo de morir varias veces. En Krasnohorivka (frontera rusa) está Rusia bombardeando cada hora. Hace unos días fui allí con mi compañera Lola. Llegamos cuando había todavía edificios humeando y, al salir, estalló una bomba a 300 metros de nosotros. Hubo mucho riesgo, pero son cosas a las que te acostumbras y he tenido situaciones más graves.
P.El jurado ha destacado su cobertura constante del conflicto desde el respeto a la cultura del país.
R.Está vinculado a la visión amplia y no ceñida de ir a Ucrania solo a ver cómo pegan tiros en el frente. De alguna forma, lo que hago es sumergirme en lo que es el país y contar más allá de lo militar.
P.Ahora está todo el mundo conectado a un solo clic. ¿Los avances tecnológicos son una amenaza para la profesión?
R.A un medio de comunicación le sale a cuenta invertir en tener a gente en un lugar. Yo no estoy solo, somos un equipo. El hecho de introducirte en un lugar aporta un valor añadido que yo creo que el lector nota más que no el que sigue un conflicto o sigue la actualidad de un conflicto a través de, por ejemplo, las redes sociales. No se contradice una opción con la otra, son complementarias. Puede haber gente en medios o en redes sociales que analice cierto acontecimiento a través de redes sociales, es una visión limitada, pero no incompatible. Sí que creo que un medio debe apostar por la primera opción para tener personal destinado y a largo tiempo. Con las redes sociales es más fácil difundir información buena, pero también es más fácil difundir información incorrecta o manipulada.
P.En tiempos en los que la desinformación abunda, ¿es más importante defender el buen periodismo?
R.El periodismo es uno de los pilares de la democracia y de una sociedad sana. El periodismo es igual de importante cubriendo un pleno del Ayuntamiento de Córdoba o cubriendo un problema en un vecindario de Córdoba, que en Kiev. La importancia es la misma, en el periodismo local hay contenido extraordinario. El periodismo bueno y malo se puede dar en una guerra o en Barcelona, de donde soy yo. Es un garante de explotar al poder y uno de los pilares más fundamentales de un estado democrático y del progreso social.
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