Desmontando el nido
Crítica de teatro | La madre
La ficha
**** La madre. Autor: Florian Zeller. Reparto: Aitana Sánchez-Gijón, Juan Carlos Vellido, Álex Villazán y Júlia Roch. Dirección: Juan Carlos Fisher. Fecha: sábado, 5 de octubre. Lugar: Gran Teatro. Lleno.
Lleno absoluto el pasado sábado en el Gran Teatro para ver La madre, de Florian Zeller, y protagonizada por Aitana Sánchez-Gijón. El dramaturgo francés, uno de los más aclamados en los últimos tiempos por El padre, entre otras obras, presenta en esta ocasión a Anne, una mujer extremadamente devota a su maternidad que ahora debe afrontar la emancipación de su hijo. Su idea de hogar perfecto se desmorona al sentir que ya no están los cimientos que daban significado a su vida, provocando una crisis que la hace cuestionarse si merecía la pena desempeñar tan abnegado papel.
Sobre la escena se desarrollan diversas situaciones que obligan al público a discernir cuándo ocurren en realidad o en la mente de la protagonista, brindando la oportunidad de experimentar esa confusión que sufre, un aspecto característico en los textos de Zeller y que lo han encumbrado.
La producción cuenta con una puesta en escena brillante en simplicidad. La deriva emocional que atraviesa el personaje está perfectamente representada en el vacío del blanco sin mácula por el que deambula, el cual solo queda distorsionado con la enorme grieta que preside al fondo y oculta su truco final. Espacio sonoro e iluminación están diseñados para impactar e impedir que la atención sufra alguna merma durante los 90 minutos de espectáculo.
Juan Carlos Fisher orquesta los detalles del envoltorio con la misma precisión que aplica al trabajo interpretativo de un elenco de primer nivel. Juan Carlos Vellido, Álex Villazán y Júlia Roch son alfil, caballo y torre que trabajan con gran oficio en este tablero imaginario para que Aitana Sánchez-Gijón sea la reina que brille. Su presencia casi permanente sobre las tablas y el peso que otorga a esta madre desquiciada se ganó la ovación que el público brindó a ella y sus compañeros.
Amor de madre. Un sentimiento que adquiere múltiples dimensiones, desde las comúnmente normales y aceptadas por la sociedad hasta las más irracionales. A él se debe parte de la persona que somos y sobre todo que nuestra especie siga pisando la Tierra, aunque algunos se empeñen en que desparezcamos.
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