Las discotecas vuelven al Centro

Las grandes locales nocturnos invierten la tendencia de mudarse al extrarradio de la ciudad y apuestan de nuevo por instalarse en el entorno de la plaza de las Tendillas y Gran Capitán en busca del cliente adulto

El Góngora Gran Café, uno de los locales nocturnos más concurridos del Centro.
El Góngora Gran Café, uno de los locales nocturnos más concurridos del Centro.

Son muchas las causas pero una la consecuencia. Las discotecas, los locales nocturnos de grandes dimensiones y prolongado horario de apertura, que huyeron despavoridos del Centro hace unos años, comienzan a volver a la zona de influencia de las Tendillas, Ronda de los Tejares y Gran Capitán. Dos son los locales comerciales que están en construcción, uno en la calle Fernando de Córdoba y el segundo en el antiguo local que ocupaba la central de Unicaja en Gran Capitán. Además, hay un ramillete de establecimientos que permiten, cada noche, salir de copas sin tener que desplazarse obligatoriametne a la periferia de la ciudad. En el sector, se habla de nuevas aperturas de grandes locales reconvertidos de su uso actual o de la recuperación de antiguas discotecas y salas de fiestas que ya utilizaron los padres de sus actuales usuarios. En cierta manera, vuelve la noche al Centro puesto que el exilio de locales dejó esta zona como patrimonio exclusivo de pubs de pequeñas o medianas dimensiones que mantenían una cierta oferta de ocio pero con las limitaciones propias de un horario más reducido.

Por la presión administrativa, por las quejas vecinales y por los altos costes, los grandes establecimientos dedicados al ocio se desplazaron a lugares donde pudieran ocupar espacios de cierta entidad. Este hecho ha tenido una serie de consecuencias urbanas de fondo. Chinales se convirtió en el gran centro de ocio de la ciudad, donde los empresarios de la noche encontraban naves industriales completas para implantarse. Cada noche, cientos de jóvenes se trasladan hasta el polígono industrial en automóvil o confiar en el servicio de taxis de la ciudad puesto que Aucorsa no dispone de servicio nocturno. Esta tendencia sigue existiendo pero mucho más matizada. Esta misma semana, se presentaba el proyecto de la discoteca Podium, antes Maná, con 1.000 metros cuadrados divididos en tres zonas diferenciadas.

Buena parte de la revitalización del Centro se encuentra en los pubs del Vial Norte. El Góngora Gran Café se ha convertido en un local de mucho éxito. Sus responsables reconocen que la presencia en esta parte de la ciudad era clave en su estrategia de negocio. "Buscábamos ofrecer una alternativa a un público diferente, más adulto", afirman en su gerencia. Es el público que no sólo está de copas hasta las tantas de la madrugada sino que cena en un restaurante o va al teatro con los amigos. Aquel que quiere, después, tomar unas copas sin la presión del reloj en el cogote.

Los responsables de Góngora reconocen que su propuesta, que atesora ya dos años de experiencia, se fundamenta en la realización de actividades complementarias como acontecimientos culturales. Además, trabajan con grupos de congresos o actividades profesionales. "Algo más que vender copas", resumen. El modelo va camino de implantarse en otros negocios de similares características de próxima apertura.

En MOMA -que gestiona también un local en el Vial Norte, Bambuda-, aseveran además que la vuelta al Centro de los establecimiento se corresponde, entre otras cuestiones, con la entrada en vigor del carné por puntos y una mayor concienciación del uso responsable del automóvil. Las empresas reconocen que la movilidad es un criterio clave en este nuevo escenario así como la oferta de ocio complementario.

Existe cierto consenso, sin embargo, que el precio de los locales no constituye un factor de relevancia. Para montar una discoteca, se prefiere el local que un local. No basta con el espacio o el alquiler, también hay que tener en cuenta la ubicación, el equipamiento o el confort que encuentren los usuarios. De mucha relevancia, es el impacto en el entorno. "Mejor no tener vecinos", afirma un gestor. Todos los negocios aseguran hacer lo que se encuentra en sus manos para reducir las molestias, que se suelen traducir en denuncias vecinales y que son malas para el negocio.

El proceso se encuentra también con un factor añadido, que es claramente visible. Los grandes botellones que se celebraban en las zonas públicas de la ciudad hace apenas unos años ya no tienen el mismo poder de convocatoria. Los más jóvenes tienen ahora alternativas a los acarreos de bolsas de plástico, como las sesiones de primera hora de determinados establecimientos o simplemente pasar por caja después de hacer cola ante sus locales nocturnos favoritos.

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