El dolor afecta a la calidad de vida de las mujeres un 34% más que a los hombres
Investigación
El IESA publica un libro que analiza el enfoque social y de género en los ámbitos de la salud, la enfermedad y el dolor
Córdoba/Las mujeres sienten un dolor más intenso, de mayor duración y con un impacto más significativo en su calidad de vida en comparación con los hombres. Esta es una de las conclusiones que refleja el libro La salud y las mujeres (editorial Catarata), una obra editada por las sociólogas del Instituto de Estudios Sociales Avanzados (IESA) Isabel García y Lourdes Biedma y que incorpora el enfoque social y de género en los ámbitos de la salud, la enfermedad y el dolor, de la mano de 14 expertos.
Según esto, la calidad de vida de las mujeres se ve afectada por el dolor un 34% más que en los hombres. Es decir, "el dolor interrumpe mucho más la vida cotidiana de las mujeres", señala Isabel García, y añade que "en todo lo que tiene que ver con el dolor, las mujeres se llevan siempre la peor parte". Sin embargo, "el hecho de que aguanten más no significa que sean más fuertes, sino que ahí puede estar influyendo su socialización y su educación, que les hace que hablen menos y que se quejen menos".
Según una encuesta realizada a 1.600 personas, teniendo en cuenta cuotas por sexo, edad y nivel educativo, con un nivel de confianza del 95,5%, el dolor de origen psicológico también afecta de manera significativa al bienestar y la calidad de vida de las mujeres. Por ejemplo, el dolor relacionado con la depresión, la ansiedad o el estrés tiene un impacto especialmente pronunciado en las féminas.
Es muy raro que las mujeres abandonen sus tareas a causa del dolor"
El estudio ha analizado la soledad en relación a las condiciones de vida de las mujeres y "se ha visto que es un indicador bastante relevante", apunta García. Es decir, la soledad afecta a la sensación de dolor. Pero, "en contra de los estereotipos que tenemos todos, a quién más afecta no es a las mujeres mayores, sino a la gente más joven: son los jóvenes los que dicen que se sienten más solos".
La socióloga del IESA señala que las mujeres "no abandonan sus actividades laborales ni familiares por el dolor", incluso "las que están en situación de consumo de drogas complejo no abandonan nunca sus tareas domésticas, a menos que estén ya realizando un tratamiento o en condiciones en las que no pueden valerse por sí mismas, pero es muy raro que las mujeres abandonen sus tareas a causa del dolor". Hay excepciones: cuando "ya no hay más remedio", como partos u operaciones quirúrgicas.
Investigaciones empíricas y cualitativas
Por otro lado, se ha llevado a cabo una investigación cualitativa (realizada en función de entrevistas) que refleja que "el sistema sanitario no atiende a las mujeres en la dimensión que ellas necesitan". Es más, en el caso concreto de la fibromialgia, encefalitis miálgica o fatiga crónica (patologías propias de las féminas), muchas de las afectadas sienten que se las trata de una manera estereotipada (les dicen o insinúan que les ocurre esto porque son exageradas, delicadas, tienen un trastorno mental...) y otras veces ponen en duda lo que les ocurre. "Esto no es un estudio sistemático del trato que ofrece el sistema sanitario, sino de la percepción que tienen las mujeres con dolor cuando llegan al sistema sanitario", aclara García. En resumen, las mujeres "creen que el sistema no las trata como trataría a un hombre o si tuvieran una enfermedad que no estuviera feminizada".
Una de las investigaciones incluidas en esta publicación profundiza en mujeres que fueron pioneras y sacaron a la luz "algo significativo para la salud o el dolor de las mujeres". Por ejemplo, en el siglo XIX, Alice Lee descubrió que no había correlación entre el tamaño del cerebro y la inteligencia, y otra mujer que el hecho de tener el periodo no influye sobre las mujeres y que estas pueden desarrollar todo tipo de actividades. "Son hitos científicos que nos han conducido a las mujeres al estatus de ser humano", resalta García.
Otro de los capítulos ahonda en qué ocurre hoy en día con las mujeres en el sistema científico: "Aunque las cosas han mejorado muchísimo, sigue habiendo los mismos sesgos que había hace 20 años. Por ejemplo, las mujeres tienen muchos más problemas para conseguir financiación de sus investigaciones y en eso tiene mucho que ver el papel que ocupan en el ámbito doméstico, el cuidado y la maternidad, que siguen siendo especialmente realizados por ellas".
El libro editado por las sociólogas del IESA revisa una serie de "marcos teóricos de análisis de investigación y lo aplica a situaciones que viven mujeres, pero que también viven hombres, para contrastar esas dos realidades y ver cómo afectan de manera diferente" a los dos sexos.
Hay diferentes investigaciones empíricas que son desarrollo de investigaciones que han realizado cada uno de sus autores. Por ejemplo, "cómo afecta la mala salud a las mujeres que están en situación de prostitución, a mujeres que son consumidoras o que tienen un consumo problemático de drogas o a mujeres mayores que están institucionalizadas en residencias".
Entonces, "no son cuestiones propiamente de mujeres, sino que afectan a los dos sexos, pero en las mujeres tienen una incidencia diferente", describe Isabel García. También hay un capítulo que habla específicamente sobre el impacto que tiene el dolor sobre hombres y mujeres y, luego, otros dos capítulos que analizan cómo se construye la legitimidad del dolor en hombres y en mujeres; esto es, "por qué unas mujeres son más sospechosas de tener más dolor que otras mujeres o que los hombres".
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