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Desde el minuto uno de la pandemia, Antonio García ha estado en la primera línea de batalla contra el coronavirus, tanto en la planta de hospitalización como de manera ambulatoria en las Consultas Externas para seguimiento de aquellos pacientes que, ya con el alta médica, lo han requerido. Este médico especialista en medicina interna admite que "la imagen de entrada" que rememora de aquel primer impacto ante el covid-19 es de "incertidumbre"... y de buen hacer en el Hospital Reina Sofía.
"Lo más impactante en todo este tiempo es la labor coordinada de los distintos profesionales ante algo novedoso y amenazante", sentencia García, orgulloso del "paso adelante" dado por todo el sistema "para controlar algo que parecía de entrada preocupante" y que ha permitido que poco a poco "se esté volviendo a la normalidad que conocíamos".
Algo en lo que, sin duda, "las vacunas han supuesto un antes y un después", si bien el sanitario puntualiza que "es una enfermedad a la que no se le puede perder todavía el respeto" e insiste en la importancia de mantener algunas medidas que se han demostrado que "funcionan" porque "el uso de la mascarilla, la distancia social ya hemos visto que previene".
Un distanciamiento, obligado ante un tipo de enfermedad tan infecciosa, que tiene su punto de máxima crudeza "en situaciones de vulnerabilidad" como las que diariamente se ven en los centros hospitalarios, donde "el contacto emocional es básico". Así, Antonio García apunta que "lo más duro" que ha tenido que vivir en estos dos años "son las miradas directas a los ojos de los pacientes, porque no podías tener una relación emocional directa, normal, por el miedo y el cambio de paradigma de los cuidados". Y a eso añade "hablar con la familia, que no podía estar acompañando en los primeros momentos a los pacientes".
Por suerte, estos 24 meses también han ofrecido motivos suficientes para seguir al pie del cañón. El facultativo recuerda que "el apoyo que sentimos de la gente desde fuera es una de las cosas que te hacía seguir". "Salías del Hospital y, a pesar del cansancio y la incertidumbre, tenías ganas de que llegara el día siguiente para volver a trabajar, seguramente porque sentías el apoyo y veías que todo el mundo había dado el paso al frente", incide García, que guardará "para siempre esos recuerdos".
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