María José Polo: "La vida del investigador no es un trabajo de funcionario"
Entrevista a la vicerrectora de Política Científica de la UCO
Confiesa que trabajar en ciencia le hace sentir "más fortuna" y reconoce que le gustaba mucho su etapa como estudiante universitaria por el hecho de poder "aprender cosas diversas"
El rector de la UCO pide una financiación equitativa para las universidades: "Andalucía no quiere ser más que nadie, pero tampoco menos"
Córdoba/Agradece que la entrevista se centre en su trabajo como vicerrectora de Política Científica de la Universidad de Córdoba (UCO) y no sobre la escasez de agua, ya que es catedrática de Ingeniería Hidráulica. María José Polo (Córdoba, 1969) es una enamorada de la ciencia y de su trabajo como investigadora. Reconoce que trabajar en ciencia "es un lujo siempre que sea tu vocación".
Pregunta.¿En qué momento se encuentra la investigación de la Universidad de Córdoba?
Respuesta.La Universidad de Córdoba tiene algunas líneas temáticas consolidadas y potentes, que tienen una dinámica activa. Desde este vicerrectorado vamos a mantener esas condiciones. Difícilmente vamos a bajar en nuestro liderazgo internacional en esos temas a corto y a medio plazo; tendrían que pasar hechos inesperados. También tenemos una serie de temas en donde quizás haga falta un pequeño empujón para dar el salto, pero donde ya se están obteniendo buenos resultados de investigación, aunque quizás su volumen o lo que entendemos como impacto no se ha trabajado todavía tanto. Esta Universidad se ha distinguido por apostar por la retención y captación de talentos. Hemos estabilizado contratados del programa Ramón y Cajal cuando nadie lo hacía y no era obligatorio; eso no lo puede discutir nadie. Pero es verdad que habitualmente este tipo de perfiles han venido a un determinado grupo de áreas. Uno de los retos y uno de los objetivos de la parte del programa de investigación era conseguir tener este talento que viene del exterior en otras áreas temáticas.
P.¿Y se ha conseguido?
R.En los dos últimos años hemos captado algún contratado del programa Ramón y Cajal externo, digamos que han venido buscando la Universidad de Córdoba, no porque hayan trabajado previamente aquí, se hayan ido y ahora vuelvan. Y, además, hemos tenido esos contratos Ramón y Cajal en áreas de Humanidades Sociales y de las Artes. Es el tipo de cambio de paradigma que desde el vicerrectorado estamos intentando impulsar en áreas donde hasta ahora han hecho buena investigación, han sacado sus resultados, sacan publicaciones, pero quizás no de manera estructurada o sistematizada.
P.Dice que algunas áreas necesitan un "pequeño empujón", ¿de cuáles se trata?
R.El empujón es más en temas de facilitar e impulsar para que haya más estructura, más coordinación entre diferentes investigadores, porque al final la unión hace la fuerza. Tenemos tres institutos universitarios -el Instituto para la Energía y el Medio Ambiente (Iquema), el del Sistema Tierra en Andalucía y el de Ciencia de Datos-, que trabajan en áreas de Ciencias Experimentales o de Tecnología. Estamos trabajando para ver si conseguimos una estructura en el campo de las Humanidades; estos institutos tienen que ser de temas multidisciplinares y concentrados.
P.Entonces, ¿en qué situación está la investigación en la UCO?
R.Internamente estamos en un contexto bueno y, en alguna área en un contexto excelente. Externamente, ahora mismo estamos en un momento de cambio legislativo, ya que está a punto de aprobarse la Ley Universitaria para Andalucía (LUPA) y la ley después de la LOSU a nivel nacional; también hay un borrador de ley de la ciencia andaluza que tendrá que cristalizar en ese futuro. Desde el otoño del año pasado hay un decreto de agentes del conocimiento del sistema andaluz de investigación y tenemos que situarnos en ese contexto externo; no podemos ir por libres, somos una institución pública, con independencia que luego cada universidad haga su política personal. En ese cambio normativo va a haber unas estructuras de investigación que se van a favorecer, va a haber inversiones para que las unidades de investigación se creen por las universidades de manera sistemática y puedan tener una acreditación como unidades de excelencia.
P.¿Con qué fin?
R.Con el fin de hacerlas más potentes, y que puedan optar también por recursos externos, como las unidades de excelencia María de Maeztu o Severo Ochoa. ¿Y para qué? Pues, para que seamos más competitivos internacionalmente; es un efecto de escala. Y estamos bien, porque tenemos una masa de investigadores crítica muy buena, en una dinámica de captación de talento, tanto a nivel predoctoral como postdoctoral, que está consolidada y por la que estamos apostando de manera clara. Eso es lo que nos hace fuertes y competitivos, siendo una Universidad de tamaño medio por el número de estudiantes. La diversidad de temas que estudiamos también nos hace resilientes.
P.La Universidad de Córdoba está entre las 900 y 1.000 mejores universidades del mundo en el Ranking de Shanghai. ¿Hay forma de ganar puestos?
R.En el Ranking de Shanghai hay indicadores en valor absoluto y ahí nosotros tenemos un techo. Podría ocurrir, no sé, algo absolutamente improbable, que es que de pronto en tres años saliesen de la Universidad de Córdoba un premio Nobel, dos o tres, pero la probabilidad de que eso pase... Los rankings no se pueden analizar ni comparar, ni los cambios de una institución en el tiempo sin tener muy claro qué información utilizan para posicionarnos.
P.En la apertura del curso académico 2024-2025, el rector de la UCO, Manuel Torralbo, sacó pecho de haber obtenido más de 7,5 millones de euros en proyectos de I+D+i. ¿Hay dinero suficiente para la investigación?
R.Hay que diferenciar dos cosas. Cuando decimos que hemos conseguido una cierta cantidad en la convocatoria de investigación, lo que estamos consiguiendo son fondos para proyectos concretos, con un objetivo específico, una duración de tres años; digamos que son fondos de ejecución para realizar ese proyecto. No suelen ser, en este caso, fondos para estructuras de medio y largo plazo, no es para infraestructuras científicas de nivel, sino para pequeño equipamiento que haga falta en el marco de un proyecto, pero no es para más. Luego, nosotros tenemos la financiación como universidad pública, desde la que se financian el personal, los medios de funcionamiento para el aula, los estudiantes..., todo lo que supone funcionar en la universidad, que no puede sacar una convocatoria de proyectos como si fuese el Plan Estatal o los proyectos de la Consejería porque no es nuestra función.
P.¿Y cuál es entonces?
R.Nuestra función es proveer de fondos de apoyo para los grupos a los que les ha faltado un poco en una convocatoria y ya están consolidados, pero necesitan algo de financiación en acciones que a veces no son elegibles por las casuísticas muy diversas. Una cosa es cómo los fondos públicos financian directamente el funcionamiento de la universidad y otra cosa es cómo los fondos públicos invierten en acciones de investigación. Nosotros en acciones de investigación somos muy potentes. Tenemos una tasa de éxito relativa en las convocatorias muy buena; yo diría que excelente. Ahora mismo tenemos un número de proyectos vivos con la financiación más elevada de nuestro periodo participando en la Unión Europea. Eso muestra el grado de madurez que van alcanzando nuestros investigadores porque ejecutar un proyecto europeo tiene mucho trabajo de gestión. Con lo cual, si tienes muchos proyectos, pero de poco presupuesto, eres poco eficiente, porque la gestión es la misma. Estamos yendo hacia un equilibrio de eficacia muy bueno.
P.Pero hace falta más inversión en investigación, ¿no?
R.Por supuesto. Sin investigación, las sociedades no van a avanzar; pueden quedarse como están, pero el futuro nos lleva por delante.
P.Es una enamorada de la ciencia, pero trabajar en ella requiere mucho sacrificio y es una carrera a largo plazo.
R.La vida del investigador no es un trabajo de funcionario; estamos hablando de la investigación, que es maravillosa, pero no es un trabajo de ocho a tres. Las ideas no tienen horario, la creatividad no tiene horario y, eso lo dirá cualquier persona que esté involucrada en investigación. A veces, además, las tareas de gestión y administrativa nos embargan y tienes que dedicar trabajo en horario oficial a ese tipo de tareas porque, si no, no las haces bien.
P.¿Cuándo llegan las ideas?
R.Cuando tienes capacidad de tener serenidad, tiempo de silencio exterior, tiempo de concentración... cada persona es un mundo. Yo necesito, hasta para plantear un texto bien escrito, poder trabajar dos horas seguidas en lo mismo, lo cual ahora mismo es bastante difícil. Siempre habrá alguien que pueda trabajar solo como investigador. Es una carrera sacrificada desde el punto de vista de que el tiempo en estabilizar, la edad con la que se estabiliza un investigador, ya no se es joven. Yo me he sentido siempre una privilegiada porque yo fui profesora con 30 años cuando la media es más elevada.
P.La estabilización de la plantilla investigadora ha sido una de las apuestas del equipo de gobierno rectoral.
R.Si hay que elegir, si tengo una pequeña parcela de presupuesto y no me da para dos cosas, en igualdad de condiciones, la elección son las personas. Porque esas personas, además, podrán trabajar para gastar fondos para otras cosas. Yo puedo invertir en infraestructura, pero si no tengo a personas que la utilicen, se me queda obsoleta, no la amortizo y estoy gastando dinero público. Si invierto en personas, esas personas serán capaces de luchar conmigo y pelear para conseguir financiación para más infraestructuras. Y es la única manera.
P.Volviendo al tema de cuándo llegan las ideas de investigación, ¿qué ha aprendido de la ciencia en todos estos años de trayectoria?
R.De forma transversal, a mí la ciencia me ha enseñado mucho a gestionar la incertidumbre. Cuando eres novato, en mi caso, eres ingenuo y piensas, estás estudiando, lees cosas, todo te sorprende, te interesa y no eres tan consciente de que alguien está pensando lo mismo que tú en ese instante en 25 partes del mundo, por lo menos. Entonces, en ciencia aprendes a relativizar, por lo menos yo he aprendido y a mí me ha servido para relativizar tanto lo bueno o lo malo que yo crea de mi trabajo y a convivir con la incertidumbre. Porque en investigación, si tú ya sabes el resultado que vas a tener, no es una investigación. Eso es un buen trabajo: aplicar algo que ya sabes. Y la incertidumbre es la que nos hace movernos. La incertidumbre a veces nos tensiona, nos genera en algunos casos hasta ansiedad, porque no es nuestra vida, pero te hace dar el salto para decir, ¿cómo salgo de esta incertidumbre? Esto se puede aplicar a muchas cosas de la vida.
P.¿Y cómo se sale de esa incertidumbre a la hora de plantear una investigación?
R.Pues eliges aproximaciones al problema que pueden ser exitosas de entrada o no. A veces tienes que dar dos pasos hacia atrás para avanzar. Y nosotros hacemos eso continuamente en la investigación. Yo trabajo mucho con datos a veces y también trabajo en campo y en laboratorio, pero ese hecho está siempre ahí. Y una vez que has pensado que has respondido a una pregunta y eres consciente que no la respondes al 100% nunca, ya estás pensando en la siguiente. A mí, particularmente, lo que me hace trabajar en ciencia es sentir más fortuna.
P.¿Qué diferencia hay entre la investigación que hacen las universidades públicas frente a la de las privadas?
R.Nosotros somos un servicio público y, como tal, nuestra cuenta de ingresos y gastos tiene que estar equilibrada, saneada, transparente..., pero nuestro objetivo no es generar beneficios económicos directos para la Universidad de Córdoba o que al final del ejercicio tengamos más euros guardados o invertidos en inmovilizados que antes. Somos un servicio y, en ese sentido, tenemos la libertad o la oportunidad de elegir temas de trabajo, de tomar decisiones estratégicas para la sociedad en su conjunto. Eso no quiere decir que los demás sean malos o que los demás no sean buenos por no tener esa función; es que es otra. Una universidad privada es una iniciativa privada que tendrá su objetivo. A veces, hay temas cuyo retorno en investigación va a venir dentro de 50 años. Cada uno tiene su papel y su función.
P.Se lo pregunto al hilo de las críticas que han surgido en torno a la decisión de la Junta de Andalucía de aprobar la puesta en marcha de nuevas universidades privadas en la comunidad.
R.Parece que se ha crecido deprisa y tendremos que ver los resultados. Nuestra percepción, como universidad pública, es que el cambio cuantitativo ha sido amplio en muy poco tiempo y sin que tengamos tampoco muy claro dónde están todos esos estudiantes o dónde está esa necesidad. De momento, el profesorado de la universidad pública ha pasado unos procesos de acreditación; hay profesorado en las universidades privadas que tienen centros, a lo mejor en Córdoba y en Sevilla, que dan clases por la mañana en Córdoba y, por la tarde, en otra ciudad, y no les puede quedar mucho tiempo para investigar.
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