La etapa accesible del Gran Teatro
infraestructuras | la nueva temporada del coliseo
El espacio escénico retoma su actividad tras las actuaciones de mejora que se le han realizado

El Ballet de Víctor Ullate con Carmen fue el encargado de subir de nuevo el telón del Gran Teatro el pasado viernes tras las obras de remodelación que se han llevado a cabo en el mismo. Como si de una primera cita con el público se tratase, Córdoba respondió a esta reapertura de unas tablas que ya cuentan con total accesibilidad y que abren una nueva etapa.
El Gran Teatro echó el telón el 29 de diciembre del año pasado y, aunque el periodo de ejecución de las obras previsto era de cuatro meses, no ha sido hasta hace apenas un par de días cuando volvió a subirse, ya que el Instituto Municipal de Artes Escénicas (IMAE) ha aprovechado esta situación para llevar a cabo labores de mantenimiento en el principal espacio escénico de la capital. Tal y como ya publicó el Día, el proyecto ha incluido la eliminación de los escalones de las puertas de emergencia de la calle José Zorrilla y el levantamiento de todo el pavimento de la calle Menéndez Pelayo (puerta principal) para eliminar los peldaños de acceso al teatro. Esto ha obligado a cambiar la rasante de la vía y subir el nivel de la misma en algunos tramos. Ya dentro del coliseo, los cuatro escalones que había en el hall por los que se accede al patio de butacas y a las escaleras para subir a los niveles superiores se han convertido en una rampa de una inclinación del 10% y 3,5 metros. También se ha bajado la rasante del patio de butacas, cuyo espacio llano se ha aprovechado para la colocación de dos asientos reservados para personas con discapacidad a cada lado del pasillo. También hay ya localidades destinadas a estas personas más cerca del escenario, junto a la puerta de emergencia de José Zorrilla.
Según el documento que el IMAE ha editado para hacer públicas las actuaciones que se han hecho en el Gran Teatro, "los tres vanos de acceso al teatro están al mismo nivel y resultan totalmente accesibles. Asimismo, el espectador más observador se dará cuenta de la nueva pintura que luce la fachada y el nuevo zócalo externo". Así, continúa el citado documento, "la puerta izquierda de la entrada lleva bandas podotáctiles para orientar a las personas con discapacidad visual o con baja visión", amplía el documento. Aunque, destaca que "la gran novedad en este espacio es la gran rampa de acceso al patio de butacas y que viene a salvar para las personas en sillas de ruedas o movilidad reducida los escalones del vestíbulo del teatro". Además, del ascensor accesible y señalizado.
Pero aún hay más, ya que el proyecto también ha posibilitado que las puertas a las zonas superiores del Gran Teatro se ensanchen en 20 centímetros, según los arquitectos que han guiado la reforma. "Otra de las grandes novedades de estos habitáculos con balconada de la primera y segunda planta es que su número se ha reducido a la mitad sin que eso haya ido en detrimento del número de espectadores que podrán albergar. Es decir, lo único que se ha tocado ha sido su división y ahora las plateas y los palcos pasan a ser más grandes, por lo que su número se reduce aunque no lo hace el número de localidades que albergan", afirma el documento oficial del IMAE.
Quien bien conoce el proyecto que se ha realizado en todos estos meses en el interior del Gran Teatro y su objetivo final es Juan Aljama, jefe de la Oficina para la Accesibilidad y Discapacidad de la Gerencia de Urbanismo, quien asegura que la obra se ha llevado a cabo porque "el Ayuntamiento tiene un compromiso con la mejora de espacios y por el cumplimiento de la ley en materia de accesibilidad". Lo que se quiere, anota, es el desarrollo de "un ocio y una cultura inclusivas y, para ello, hay que mejorar los recursos". Pero la mejora de la accesibilidad, según Aljama, no comienza ni se limita a la eliminación de barreras arquitectónicas, sino también "a la página web del Gran Teatro para hacerla también más accesible". No en vano, en la web aparece este mensaje informativo: "En todos los recintos hay espacios reservados para personas que utilizan silla de ruedas". La web, además, recoge que el gran coliseo cordobés "mantiene su estructura original de teatro a la italiana con sala en forma de herradura y contiene un aforo algo más limitado que antes; en estos momentos cuenta con 946 localidades distribuidas en patio de butacas, plateas, palco, anfiteatro y paraíso (coloquialmente conocido como gallinero".
"Las medidas se toman en función de las necesidades de la población", sostiene. Aljama destaca también que otro aspecto a tener en cuenta es el hecho de que la taquilla del Gran Teatro tenga una "comunicación vertical y horizontal, que es lo que necesita una persona con movilidad reducida". A su juicio, a fin de cuentas, todo se trata de "una cadena de manera transversal" y expone que, por ejemplo, para las personas con problemas auditivos la taquilla dispone de un bucle magnético, que es "un dispositivo por el que llega el sonido al audífono sin interferencias".
Con todas las obras que se han llevado a cabo en el espacio escénica, continua, "se ha dado un salto cualitativo muy importante, como adaptar la información y mejorar la señalización complementaria". En el caso de las personas con movilidad reducida, anota Aljama, se trata de que "puedan entrar, moverse y que puedan participar; eso es cultura inclusiva". No obstante, también reconoce que en otras instalaciones se encuentran con "especiales dificultades a la ahora de actuar, ya que se trata de espacios preconfigurados". Aún así, destaca que el IMAE "está muy comprometido con la mejora de la accesibilidad".
Adolfo Belmonte es un cordobés asiduo al Gran Teatro y va cada vez que puede en su silla de ruedas. Las obras que se han llevado a cabo, cuenta a a este periódico, "eran necesarias desde que se abrió en 1986". Es más, insiste en que "era necesaria una reforma porque los accesos estaban regulares" para personas con movilidad reducida como es su caso. "Básicamente, los que íbamos en silla de ruedas sólo podíamos ocupar un sitio en la platea central", relata, si bien, reconoce que en su caso cada vez que podía "me metía en el anfiteatro". Belmonte, que tiene 43 años y actualmente está en paro, es uno de los abonados de cada temporada de la Orquesta de Córdoba y acude cada vez que tiene oportunidad a sus conciertos, pero asegura que tampoco desperdicia la opción de ir a alguna de las obras de teatro que se representan en el coliseo del bulevar del Gran Capitán. Por lo menos, explica, "voy dos veces o más al mes". Vivir en un silla de ruedas en Córdoba no es problema para Belmonte, que dice que la ciudad "es accesible", pero eso sí, "dentro de sus posibilidades, porque en la parte monumental es difícil y en la silla vas temblando". También advierte que de un tiempo a esta parte "noto mucho que las losetas de la zona del Centro se mueven mucho".
Para su reapertura, el IMAE ha llevado a cabo la campaña titulada Te cambiamos la vida, en la que ha participado como imagen Chelo Toledano, otra de las asiduas al Gran Teatro. "La reapertura es una gran alegría, ya que soy abonada de toda la vida", subraya. Toledano recuerda su primera vez en este espacio escénico y lo hizo hace más de dos décadas ya para ver a su hija en una actuación de baile a cargo de la escuela de la coreógrafa Amelia Caracuel. "Lo tengo grabado", asegura sin reparos. "He ido a muchos teatros, como el de Viena o el de Budapest, pero este es muy bonito; es cómodo, elegante y, al mismo tiempo, tiene buena acústica", describe. Toledano, además, confiesa que acude al Gran Teatro "cada vez que puedo y siempre me dicen: Ya viene la señora elegante".
Para comprobar el resultado de las obras de mejora de la accesibilidad, el pasado viernes acudieron a este reestreno integrantes de la Asociación de Personas con Discapacidad Cota Cero, que dieron cuenta de todas las mejoras realizadas con las que el Gran Teatro inicia una nueva temporada más accesible para todo el público.
Una temporada de otoño con la Fura y el Ballet Nacional Ruso
La actividad regresa con fuerza a las tablas del Gran Teatro con la temporada de otoño, en la que se darán cita la Fura dels Baus, el Ballet Nacional Ruso de Serguei Radchenko, el cataor Arcángel, el Ballet Imperial Ruso y las obras teatrales Todas las mujeres, Jane Eyre y La Culpa. La próxima semana, en concreto, el 13 de octubre, tendrá lugar la actuación del Coro Ziryab, que celebrará su 25 aniversario, mientras que el 20 de octubre será el turno del cantante portugués Salvador Sobral. La actividad no parará en noviembre y el Gran Teatro acogerá el montaje de circo contemporáneo Los sueños del Bosco, mientras que Sara Baras traerá el flamenco con el espectáculo Sombras, que estará en cartel del 22 al 25 de noviembre. El 1 de diciembre será el turno para la puesta en escena de Jane Eyre, mientras que el día 7 será el de Ainhoa Arteta y Manuel Lombo, que interpretarán ¡Qué suenen con alegría!. Ya a final de mes, el día 20, está prevista ta la actuación del Ballet Imperial Ruso, que ofrecerá Romeo y Julieta.
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