Una exposición en la Mezquita-Catedral ahonda en la difusión del cristianismo desde el Concilio de Nicea
Arte
La muestra, que se podrá visitar hasta el 5 de julio, contiene piezas arqueológicas y de arte contemporáneo
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Córdoba/Córdoba recuerda el 1.700 aniversario de la celebración del Concilio de Nicea con la exposición Símbolo: Luz de Nicea, que se podrá ver en la Mezquita-Catedral hasta el 5 de julio. La muestra, que se ha inaugurado este sábado, 5 de abril, recoge piezas arqueológicas que introducen al visitante en la difusión del cristianismo en los primeros siglos y obras de arte contemporáneo que reflejan una mirada creyente de sus autores.
A su vez, la exposición reivindica la figura del obispo Osio de Córdoba, que presidió el citado concilio y al que el emperador Constantino -el primer emperador romano en legalizar el cristianismo- le otorgó una responsabilidad semejante a la que podría haber tenido como obispo de Roma.
El comisario de Símbolo: Luz de Nicea, Patricio de Navascués, ha indicado que se exhiben piezas de los Museos Vaticanos, del Museo Nacional del Prado, el Museo Sefardí de Toledo, de Patrimonio Nacional o de los museos arqueológicos de Córdoba y de Baena. Además, hay obras de artistas contemporáneos y congregaciones religiosas "con el único fin de mostrar que el Credo de Nicea sigue siendo hoy una buena noticia para todos".
La muestra, promovida por la Diócesis de Córdoba y patrocinada por el Cabildo Catedral, presenta "el símbolo niceno como itinerario de hombres y mujeres que en la creación de obras de arte siguen transformando el mundo con una mirada creyente".
La disposición de piezas arqueológicas y obras contemporáneas ofrece al visitante una inmersión histórica, teológica, estética y espiritual en la Mezquita-Catedral y componen un discurso narrativo dirigido a mostrar que el credo o símbolo que se compuso en Nicea "proclama la fe en Jesucristo, que es la única luz capaz de iluminar la vida entera de los hombres de todos los tiempos". Navascués, que es doctor en Teología, explica que se trata de "recordar el pasado, aprender de él y seguir proyectando todo el futuro de la Iglesia".
Piezas históricas y contemporáneas
La exposición está formada por 40 piezas históricas y contemporáneas. Entre ellas destaca una réplica a tamaño original de un sarcófago dogmático que se encuentra en los Museos Vaticanos, una obra excepcional en la que quedó plasmada en piedra la fe profesada en Nicea.
Además, el visitante podrá contemplar un pasarriendas romano de los siglos III-IV procedente del Museo Arqueológico Nacional, lucernas halladas en Egipto y la Bética (norte de África) del siglo IV, un pie de altar cristiano del siglo VII, un boceto de un bajorrelieve de Osio y Constantino, un Símbolo (credo) de Nicea de los siglos XII-XIII propiedad de Patrimonio Nacional o cuencos de votación para elegir canónigos del Cabildo Catedral. Destaca también una maqueta (hipotética) del Palacio Episcopal de Córdoba.
Por otro lado, el Museo Arqueológico de Baena ha cedido dos piezas muy singulares. El director de la institución, José Antonio Morena, ha señalado que se trata de "dos piezas relacionadas con el arraigo del cristianismo en el valle del Guadajoz". Una de ellas es un anillo de oro fechado en el siglo IV que perteneció a una niña llamada Sabina que tiene una inscripción en latín que dice "Viva en Cristo". La otra es un cazo de cobre en cuya asa aparece el nombre de su propietario y una frase en latín: "Nico vive feliz en Cristo". Son dos piezas "modestas", pero "excepcionales" que ya estuvieron en la muestra Córdoba y el Mediterráneo cristiano.
Con respecto al arte contemporáneo, se pueden contemplar tres obras de Isaura Marcos, una monja clarisa fotógrafa, la escultura Arcana de Blanca Muñoz, Cristo es el Día de Ligia Rodrigues, Misterio de Pentecostés de Amadeo Ruiz Olmos, o Cruz de los Inmigrantes, hecha con maderos de una patera donde murieron migrantes y conservada por los Franciscanos de la Cruz Blanca en Sevilla. Mientras, los residentes en el hogar los Franciscanos de la Cruz Blanca de Córdoba han elaborado una maqueta que refleja la parábola del buen samaritano.
Son piezas, por lo general, procedentes de artistas contemporáneos que han recibido el encargo de crear en el marco de esta exposición, como es el caso del sacerdote Vicente Molina Pacheco que, con su radical estudio del color y las formas, presenta una obra de arte que quiere ser "como un reflejo de eternidad que nos a ir más allá de nuestra propia limitación".
Por otra parte, el Instituto Religioso Femenino Iesu Communio, compuesto por 200 hermanas, ha trabajado un signo de resurrección y vida, un cirio pascual de grandes dimensiones que "pueda iluminar toda la existencia del hombre (lumen fidei)".
La importancia de Córdoba y Osio
El Concilio de Nicea no fue la única reunión en la que tuvo un papel preponderante el Obispo Osio, pero sí la más trascendente. Toda la importancia de Osio en el siglo IV para la Iglesia está enmarcada en la Córdoba romana, de relevancia para el Imperio Romano, con la que Constantino tiene familiaridad, igual que con otras provincias de Occidente. Esta cercanía explica la notoriedad del obispo cordobés en los centros de decisión.
Córdoba era sede imperial fuera de Roma y en el año 1300 ya son muchas las comunidades cristianas aquí asentadas. Esta exposición es el reflejo de las discusiones y conflictos anteriores al Concilio de Nicea y "la solución aportada por la reunión universal que alumbra un símbolo de fe, el Credo con el que los cristianos afirman su fe", señalan desde la Diócesis.
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