Un falso conflicto sobre un gran proyecto
Sanidad Cruce de opiniones sobre el Plan de Modernización del Reina Sofía
El futuro Materno-Infantil se ha visto envuelto en una polémica tras las críticas de la plataforma 'No me quites mi hospital', que rechazan el actual proyecto en contra de lo que opinan los jefes de servicio
El Plan de Modernización del Reina Sofía está envuelto en una polémica que ha llegado a dividir a la plantilla del centro. Mientras los jefes de servicio la tildan de "intoxicante", otra parte los trabajadores creen que es necesaria. El conflicto también ha derivado en una confrontación política que ha llegado incluso al Parlamento.
Partiendo de la base de que es lícito reivindicar un centro adaptado al siglo XXI y que garantice no sólo una buena asistencia sino la mejor de todas, es lógico que la plataforma No me quites mi hospital trabaje para conseguir un futuro Materno-Infantil que responda a estas necesidades, pero no a cualquier precio. Si los que mejor conocen el funcionamiento y las necesidades del hospital, como son los jefes de servicio, el propio Colegio de Médicos y la Facultad de Medicina insisten en que el actual proyecto responde a los requerimientos de un hospital de futuro, el discurso de la plataforma queda en evidencia.
El pasado lunes, la delegada de Salud, María Isabel Baena, se vio obligada a salir al paso de las críticas presentando en rueda de prensa el actual proyecto, una comparecencia que también contó con la presencia de los arquitectos para aclarar todos los pormenores técnicos.
En palabras de los expertos, el Materno-Infantil tendrá accesos propios, circuitos diferenciados y sus propias urgencias, permitiendo una completa independencia de la zona destinada a los adultos.
Estos argumentos no convencieron a No me quites mi hospital que, dos días después, presentó en la Delegación del Gobierno de Córdoba las 15.000 firmas recogidas en los últimos meses que avalan la vuelta al proyecto presentado por la consejera en 2006, que recogía un hospital del niño y otro de la mujer en edificios separados. En este punto puede estar el origen del conflicto sanitario, que finalmente ha derivado en una pugna de tintes políticos y tendenciosos, pues el PP también ha aprovechado la delicada coyuntura para exigir que se aclaren los "desbarajustes" de la ampliación del hospital.
A finales de 2006, María Jesús Montero, movida quizás por un espíritu electoralista por la cercanía de los comicios autonómicos, presentó un proyecto diferente del que se baraja en la actualidad, aunque tanto el de antes como el de ahora contemplan un zona infantil con las máximas garantías.
Después de las necesarias aclaraciones de la delegada, del director del Reina Sofía y de los propios arquitectos a principios de semana, los apoyos de los diferentes colectivos se encadenaron uno tras otro. El primero en mostrar su conformidad con el plan fue el Colegio de Médicos, que el viernes 20 de febrero manifestó su disposición para colaborar en el "impulso" definitivo para la resolución del mismo. El martes, todos los jefes de servicio del Reina Sofía, mostraron su "respaldo absoluto" con una foto de familia sin precedentes. La instantánea iba acompañada de una nota que tildaba de "falsa" e "intoxicante" la polémica generada en torno a futuro Materno-Infantil. Ese mismo día, la Facultad de Medicina, también informó de que el diseño es "coherente" y "ordenando", acallando cualquier resquicio de duda.
Pero este respaldo unánime de los responsables clínicos no sentó bien a parte de la plantilla del Materno-Infantil que, imitando a la foto de los jefes de servicio, mostraron su rechazo al Plan de Modernización del Materno-Infantil con una instantánea similar el pasado jueves.
Sin embargo, de lo que casi no se ha hablado en estas últimas semanas es del retraso de, al menos, tres años del fin de la ampliación, una demora que obliga a hablar ya del año 2016, y no de 2012 como se prometió en un principio. Quizás esto sea lo más preocupante, sobre todo si se tiene en cuenta que el actual Materno-Infantil dista mucho del deseado hospital del siglo XXI.
Vista esta situación, lo más coherente podría ser aparcar ya esta improductiva polémica y exigir a la Junta que los niños no tengan que esperar siete años más para disfrutar de un nuevo hospital y que, por tanto, acelere el proyecto para que bien con el original bien con el modificado -siempre y cuando cumpla todas las garantías asistenciales-, sea una realidad lo antes posible.
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