Y por fin llegó el día de la ilusión

Cabalgata de reyes 2014

Miles de personas acompañan a Sus Majestades de Oriente durante todo el recorrido, que partió a las 17:00 de la plaza de Santa Teresa para concluir en la avenida Barcelona

Foto: José Martínez
Foto: José Martínez
Gema N. Jiménez

05 de enero 2014 - 01:00

Sus Majestades de Oriente debían tener firmado un pacto con el cielo para que el día de la ilusión los nubarrones negros de las jornadas previas desaparecieran y la cabalgata de la ilusión brillara con toda su fuerza. Con puntualidad y, tal y como estaba previsto, Melchor, Gaspar y Baltasar se dirigieron un año más hasta el Ayuntamiento para visitar al alcalde, José Antonio Nieto, quien les trasladó su deseo de que disfrutaran de la noche más mágica del año y que llevaran ilusión a todos los hogares de la ciudad. Pasadas las 16:30 los Reyes retomaron su camino montados en coches de caballo para dirigirse al tradicional punto de partida del cortejo: la plaza de Santa Teresa. Allí eran centenares las personas, sobre todo niños, que esperaban ansiosos la llegada de lo magos de Oriente.

El esperado momento llegó pasadas las 17:00, cuando la banda de música de la Hermandad del Cristo del Amor comenzó a tocar un conocido villancico. "Mamá, mamá, que ya vienen los Reyes. Mira yo ya los veo aparecer por allí", le decía un pequeño a su progenitora. Y efectivamente el niño llevaba razón. Por el puente de El Arenal se aproximaba la primera carroza de los 23 elementos que este año han formado parte del cortejo. "Yo voy a estar muy calladito para que vean que he sido muy bueno, así seguro que esta noche dejan muchos regalos al lado del árbol de Navidad", comentaba otro pequeño con un amigo mientras esperaban que los Reyes llegaran hasta donde ellos se encontraban.

Este año, el cortejo ha seguido una temática muy infantil en la que no faltaron los personajes de dibujos animados más conocidos por los pequeños como Pepa Pig o Gru, mi villano favorito, que tampoco pasaron desapercibidos para los mayores. "Mira la Pepa Pig, la que tanto te gusta", le decía una madre a su hijo que no dejaba de mirar para todos lados impresionado por todo lo que estaba ocurriendo a su alrededor.

Muchos niños se colocaban en la plaza de Santa Teresa en primera fila con sus bolsas de plástico en las manos para conseguir llenarlas de caramelos, chucherías y todo tipo de juguetes. Una tarea que sería para ellos bastante fácil. Con el paso de las primeras carrozas empezaron a echar los primeros caramelos y poco a poco fueron lloviendo bolsas de gusanitos, monedas de chocolate, globos o regalos como lápices o paletas de acuarelas. "Qué divertido, cuántas cosas hemos cogido en tan sólo un rato".

Aarón, de sólo 22 meses, en lugar de estar pendiente de los caramelos no podía dejar de mirar a los Reyes Magos subidos en sus carrozas. "Es muy pequeñito, es la primera vez que lo traemos a ver la cabalgata, pero por ahora está aguantando como un campeón y no ha llorado ni una sola vez", decía su padre que lo tenía cogido entre sus brazos. Cerca de Aarón se encontraba Marcos, de tres años, que sin ningún tipo de duda aseguraba que este año se había portado muy bien y que seguro que los Reyes le iban a dejar el coche de Rayo Mcqueen que les había pedido.

El cortejo iba avanzando a un ritmo rápido para adentrarse en la avenida de Cádiz en dirección al centro de la ciudad. Allí, en concreto, en la avenida de la Victoria y en Ronda de los Tejares los efectivos policiales ya empezaban a instalar el vallado elástico de color rojo que el Ayuntamiento colocaba por primera vez en los puntos más concurridos para conseguir una mayor seguridad. Tras la valla el público no paraba de gritar el nombre de los tres magos de Oriente. Al llegar a este punto, uno de los más concurridos del recorrido, la cara de José Joaquín Galán, que encarnaba al rey Melchor, reflejaba su emoción y su incredulidad, ya que, tal y como anunció cuando fue elegido por sorteo, ser Rey era para él un sueño que se iba a convertir en realidad.

Quien tampoco pudo ocultar su inmensa felicidad fue el presidente del Banco de Alimento, Carlos Eslava, que hizo de Gaspar. "Vivir esto a mi edad es increíble", dijo. El cortejo lo cerraba el presidente de la Peña El Rincón del Cante y miembro de la Federación de Peñas Cordobesas, Carlos Sanz, que al igual que sus compañero disfrutó como un niño de la noche. Si a la salida del cortejo en Miralflores eran cientos las personas que esperaban a los Reyes, en Ronda Tejares ya se contaban por miles, a pesar de que este año el Corte Inglés, por petición del Ayuntamiento, no realizó la tradicional suelta de globos desde su azotea. Pero, el público sí que pudo disfrutar en este punto de unos bonitos fuegos artificiales, aunque a muchos le supieran a poco. "Otros años ha estado más bonito con la suelta de globos, pero al menos han lanzado más caramelos", comentaba una señora con su marido. Según las previsiones del Ayuntamiento, en esta edición, que ha contado con un 15,5% más de presupuesto, se lanzaron 8.700 kilos de caramelos y miles de juguetes.

Tras pasar la zona más céntrica el cortejo de la ilusión se dirigió hacia Colón, Ollerías, Ronda del Marrubia. El punto final fue la glorieta de la avenida de Barcelona, otro de los puntos con más presencia de padres, niños, abuelos que se encargaron de despedir a los Reyes Magos hasta el desfile del año que viene. Para coger los últimos caramelos muchos no dudaron en abrir sus paraguas, aunque no caía ni una sola gota del cielo, poner los brazos el alto y gritar de desesperación al ver que se agotaba el tiempo para conseguir los últimos regalos que lanzaban las más de 800 personas que formaban la comitiva. Pero, cerca de las 21:00 llegó el momento de la despedida del cortejo para que los niños acompañados por sus padres regresaran a sus casas. "Mamá ahora me das de cenar rápido y me acuestas, y que no se te olvide dejarle agua a los camellos y leche para los Reyes", le decía una niña a su madre mientras comenzaban a andar en dirección a su casa.

Al igual que a esta pequeña a miles de niños esperaban la llegada de Melchor, Gaspar y Baltasar con la inocencia, la ilusión y la expectación de lo que iba a pasar al día siguiente cuando llegara la hora de levantarse y descubrir sus regalos. Aunque alguno que otro también se habrá quedado muy sorprendido al recibir,entre otrtos regalos, un trozo de carbón por no haber sido demasiado bueno.

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