Cercanías hacia la nada
Foro Romano, 12
El tren entre las barriadas periféricas cumple un año con unos datos de usuarios que destacan por ser excesivamente bajos y un servicio que necesita abrirse a la provincia
Esta semana se ha cumplido un año desde que se pusiera en marcha el servicio de Cercanías a las barriadas periféricas de la ciudad. Aún resuenan en los oídos de más de uno las críticas de aquel primer día, en el que el goteo de usuarios denunciaba el precio del billete para unos trayectos que, en algunos casos, no duran ni cinco minutos.
El Cercanías, o Media Distancia (como habría que llamarlo), nació con una serie de deficiencias que los políticos de aquel turno ya prometieron subsanar. Pero lo cierto es que, un año después, el servicio apenas tiene reclamo y las carencias en el panorama ferroviario cordobés son más que evidentes.
Alrededor de 164 usuarios diarios son los que acumulan los trenes que viajan entre la estación de Córdoba Central y las de las barriadas periféricas El Higuerón, Alcolea y Villarrubia. El tren se llena todos los días, claro que se llena, lo mismo que se llenaba antes de que inaugurara estos tramos que se ha visto que, pasados 365 días, no han tenido ni de lejos el tirón esperado.
Y el tren se llena como se llenaba antes porque lo siguen cogiendo los verdaderos usuarios de este servicio en Córdoba, los estudiantes y trabajadores universitarios que se desplazan hasta el Campus de Rabanales. No cabe duda de que para Renfe este tren hacia Rabanales le sale a cuenta, pero habría que consultar si tan eficaces para las cuentas son esos tramos a las barriadas que apenas han acumulado 60.000 viajeros en este primer año de vida.
El precio del billete es una de las claves para entender por qué los vecinos de las citadas barriadas no se apean cada vez que tienen que venir por aquí. La competencia que ofrece Aucorsa es obvia y, por mucho que se deseara crear dos servicios compatibles lo cierto es que los autobuses siguen ganando por goleada.
El Cercanías nació pobre y con muchos proyectos por hacer, básicamente, incompleto. Por un lado, todavía quedan dos paradas en la ciudad que ayuden a revitalizar estos números. Por un lado está la de Fátima, que al final no va a estar en Fátima, sino en la avenida de la Libertad. Está en fase de adjudicarse el proyecto de redacción, por lo que todavía habrá que esperar algún tiempo para verla funcionar. Pero aún habrá que esperar mucho más para ver activo el otro apeadero, el del Parque Joyero, por ahora sin noticias conocidas.
Además no se puede olvidar una de las grandes reclamaciones en este campo, la conexión este-oeste de la provincia con un tren que una Palma del Río y Villa del Río. La vertebración de la provincia con un servicio ferroviario sería clave para el desarrollo de las zonas rurales y para la comodidad, al fin y al cabo, de todos los vecinos cordobeses. Aquí tampoco se sabe mucho de cómo está el proyecto, básicamente porque no existe.
Córdoba tiene AVE y sus beneficios son evidentes, pero el servicio ferroviario necesita llegar a toda la ciudadanía, a los de la capital, a los de las barriadas y a los de la provincia. Después se da el hecho de que Renfe se gasta millones en Córdoba, pero para que los trenes no tengan que parar aquí (el famoso baipás). Hay que darle una vuelta al asunto.
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