"Los funcionarios no son culpables de que haya cinco millones de parados"
Marisol Salcedo
La docente, con 36 años de profesión a sus espaldas, aprueba los avances que ha habido en nuevas tecnologías en los colegios, pero afirma que puede que no hubiera suficiente dinero para estos gastos

EL despacho de Miguel Salcedo Hierro es el lugar que suele elegir su hija Marisol cada vez que busca aislarse del mundo, repasar la actualidad o simplemente buscar un buen libro que le ayude a despejarse. Ella sabe que el interior de estas cuatro paredes atesora sabiduría, además de fotografías históricas y familiares, innumerables placas y un busto del que fuera cronista oficial de la ciudad hasta su fallecimiento hace dos años. Marisol Salcedo, maestra desde 1976 y actual jefa de estudios del colegio Torre de la Malmuerta, tiene experiencia de sobra para abordar la situación actual de la Educación. Fue alumna de la vieja escuela y ya como docente vivió la transición hacia el nuevo modelo escolar. En Córdoba, ella fue la primera mujer que pregonó la Semana Santa, concretamente en 2004.
-Esta misma semana se ha presentado el curso 2012-2013, un ejercicio que quedará marcado por las reducciones salariales y los ajustes en la plantilla. Sólo en la provincia de Córdoba habrá algo más de 500 profesores menos que el pasado año.
-Sólo puede verse de una manera, muy negativa en todo caso. Considero que la rebaja del sueldo que hemos sufrido los profesores es muy injusta, porque es muy injusto que tengamos que soportar la crisis. No hemos hecho nada que nos haga merecer este castigo. Además, parece que nadie se ha dado cuenta, o no han querido darse, de que esto repercute en la sociedad. Cuando llegue la Navidad, por ejemplo, no se tirará nadie a los grandes almacenes y los comercios a hacer sus compras.
-Argumentan que la bajada de los salarios de los profesores se ha hecho para mantener la ratio de alumnos y el mayor número de puestos de trabajo posibles.
-Me parece un argumento con poca base. El hecho de tener una ratio baja es un favor que se hace a los niños. Lo que no podemos consentir es que nos quiten logros que tanto hemos batallado. Es muy doloroso. Llevo desde el 76 ejerciendo esta profesión y he visto evolucionar la enseñanza desde la vieja escuela y de pronto te empiezas a dar cuenta de que vamos para atrás.
-¿Cómo es el ambiente entre los compañeros entre estos primeros días de trabajo?
-El ambiente es de pesimismo y de cómo seremos capaces de demostrar la insatisfacción sin perjudicar al alumnado. A los maestros nos preocupan los niños por encima de todo y trabajamos para que puedan ser felices. Empezamos con deseo de trabajar, pero desanima mucho la situación en la que nos encontramos
-¿Está de acuerdo con que la crisis ataque ahora al bolsillo y las condiciones laborales de los profesores?
-No me quejo de las condiciones laborales, sino de la incertidumbre, porque no sabemos. Al principio, en 2010, nos pareció increíble la bajada de sueldo que sufrimos y no lo entendimos en líneas generales. Los funcionarios elegimos en su día el camino de las oposiciones. Aparte de ese trámite, he tenido que ejercer en muchos pueblos.
-¿Cree entonces que son otros los culpables?
-Lo que ocurre es que todos hemos visto cómo mucha gente se enriquecía de la noche a la mañana y de buenas a primera llegaba en Mercedes a los sitios. En ese momento nadie se acordaba de nosotros e incluso muchos te tomaban a cachondeo por no estar a esta altura económica.
-¿Considera que es el último recorte que sufrirá la profesión?
-Quiero y confío en que será el último. A lo mejor ahora deberían ser otros los que soportarán los recortes.
-¿Ve derroche o que hayan malgastado en Educación?
-Yo no lo llamaría derroche si realmente había dinero suficiente para gastar. Me parece además muy importante que se invierta en nuevas tecnologías y lo que está claro es que no podemos dar un paso para atrás. Estuvo muy bien aquello de entregar ordenadores a los alumnos y también lo de las pizarras electrónicas, pero quizás el problema esté en que nos hemos endeudado.
-Hay muchos recortes, tal vez demasiados, pero la Junta insiste en el mantenimiento de servicios a los alumnos.
-Creo que tampoco hemos perdido demasiado en los colegios, más allá del salario. Salvo en el caso de los ordenadores, de momento no he detectado muchos recortes en mi colegio. Si parece que se ha detenido el desarrollo de los centros TIC.
-¿Ha cambiado mucho el aula en los últimos años?
-Mucho, sobre todo en las ratios de alumnos por clase. Empecé a dar clase en 1976 con cifras que variaban entre los 38 y 40 alumnos a los que había que enseñar a leer y ahora tengo a 25, aunque deberían ser 20, casi la mitad que entonces, cuando comenzaba.
-¿Me dice que ahora aprenden mejor sus alumnos de lo que lo hacían hace 30 años?
-Los niños aprenden a pesar de todo. Antes lo hacían en esas escuelas terribles de la posguerra con todo el material en blanco y negro y ahora disfrutan de materiales muy bien pensados.
-Usted fue alumna, como dice, de esa vieja escuela y ha enseñado a una generación que ahora tiene ya más de 30 años. ¿Ve cambios también en ellos?
-También han cambiado, claro que sí. Los alumnos son cada vez más exigentes, pero no me refiero de una exigencia hacia nosotros, los maestros. Me refiero a que sus padres los hacen más protagonistas. Ahora un niño te interrumpe y tiene que hablar el primero y entiendo que son los padres los que no pueden con los niños. Los padres son más permisivos de lo que lo eran antes y caen en un exceso de protección, pero no una protección de su salud en el sentido más estricto, sino en posibilitarle que hable y tomen partida prácticamente de todo. Parece como si los padres quisiéramos que estos niños de hoy hagan todo lo que no pudimos hacer y a veces nos olvidamos de que necesitan descanso y juego.
-¿Ha perdido mucha autoridad el profesor?
-Mucha. Antes, lo que decía los maestros se tenía que seguir a pie juntillas y ahora se cuestiona demasiado su trabajo. Los papeles parecen haberse invertido y ha dejado de cuestionarse a los alumnos para hacerlo con los profesores.
-Y esa falta de autoridad la conoce el niño.
-El alumno no es tonto y va detectando los puntos flacos. A veces, y no me gusta hablar de generalidades, encuentran cancha en la casa y consiguen que sus padres culpen al profesor de todo lo que les pasa. Quedamos desprovistos de autoridad.
-¿Considera que hay margen para recuperar el terreno perdido en este ámbito de su trabajo?
-Probablemente se pueda recuperar, pero aquí todo el mundo tiene que poner de su parte. Profesores y familias han de tener una actuación conjunta para revertir la situación. Pero no hay que culpar sólo a la situación de sus casas. A veces también existe una falta de acuerdo en la propia enseñanza a la hora de entender todo esto y está claro, vuelvo a repetir, que el alumno percibe estos desacuerdos. Recursos hay para imponer sanciones, todo está bien tipificado, pero no se hace por unas razones u otras.
-¿Se imagina clases como las de antes, ésas de 40 alumnos?
-Pues no, en primer lugar porque no cabrían en las clases de los colegios que hay construidos actualmente. Antes eran mayores y ahora son mucho más pequeñas, bien adaptadas a las ratios. Es una cuestión de espacio.
-¿Conoce alguna situación de maltrato por parte de estudiante a un docente?
-Nada más allá de una palabrota, tirar cosas o una discusión. De eso podría escribir un libro. Es cierto que en la televisión nos informan de malos tratos, pero no he vivido nada igual ni parecido ni en los colegios por los que he pasado ni a compañeros de mi entorno próximo.
-Dicen, con una entonación crítica, que los profesores disfrutan de muchas vacaciones al cabo del año.
-Las mismas que los niños, pero nosotros estamos localizados durante el mes de julio. Es cierto que a mí sólo me ha tocado trabajar una vez en verano desde que aprobé las oposiciones.
-¿Le molesta esta crítica o la llega a entender?
-En tiempos de bonanza económica también nos lo achacaban esto y ahora, en crisis, pues algo más. Yo le diría a quienes se quejan de que disfrutamos de muchas vacaciones que es un paquete completo que va unido al sueldo. Todo esto se sabe cuando preparas la oposición.
-¿Ve peligrar parte de sus vacaciones de verano?
-En absoluto, entre otras cosas porque cuesta mucho dinero el mantenimiento durante un mes de un colegio. No creo que interese este gasto.
-Hasta hay quien dice que cuentan con buenos salarios.
-Ahí no debemos entrar los profesores, aunque entiendo que haya gente que pueda mirarnos con envidia. Lo que está claro es que los funcionarios no son culpables de que haya cinco millones de parados en este país. No entiendo que haya personas que quieran reducirnos a la miseria.
-¿Ve justo que la crisis golpee al sector privado en mayor medida que al público, como es su caso?
-Reconozco que es el sector privado que ha sufrido los mayores golpes de la crisis, pero los servicios públicos han de garantizarse. Hay personas que un día se decantaron por el sector privado y cuando ven lo que pasa empiezan a pensar en un puesto de trabajo que les aporte una mayor seguridad.
-¿Le parece que hemos tocado fondo o aún que a España todavía le queda un camino largo de crisis?
-No puedo decir lo que creo, sino lo que espero, deseo y quiero que pase. En mi opinión, esta situación tan delicada que vivimos en España no puede durar mucho. Quizás haya algún recorte más, pero entiendo que el final está más cerca de lo que algunos creen. Soy optimista en este sentido.
-No hay que irse muy lejos para ver la realidad que nos ha dejado la crisis. En Córdoba hay numerosas familias en paro. ¿Cómo se podría solventar el drama que vivimos?
-De momento se soluciona con altas dosis de solidaridad, pero tanto dentro de la familia como fuera de ella. Hay padres jubilados con más o menos salario que se han tenido que hacer cargo de hijos y nietos. No han tenido más remedio.
-Algunos de sus alumnos tendrán a sus padres en paro.
-Cada vez más, pero entiendo que todo se va a resolver. Los españoles son gente solidaria.
-¿Enseñan ustedes a los alumnos a saber vivir en tiempos de crisis?
-Llevamos tiempo desarrollando planes de paz y convivencia en los colegios. Puedo hablar del reciclaje de materiales, ahorro de agua y energía y hasta de buenos hábitos de alimentación.
-Entonces no se entiende que los niños sean cada más consumistas.
-Es contradictorio lo que pasa en la sociedad, pero es que cuando salen del colegio se potencia justamente lo contrario. En mi colegio tenemos asignado un día, el martes, como el día de la fruta para prevenir el consumo de chucherías y bollería industrial. Esto está muy bien, pero cuando un niño celebra un cumpleaños es muy habitual que aparezca un padre con un paquete de golosinas para celebrarlo. En todo caso, resulta fundamental trabajar en salud y consumo en los colegios, sobre todo en tiempos de crisis.
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