Las ganas de recuperar el tiempo perdido

Cientos de fieles se acercaron ayer a la iglesia de San Agustín para ver a la imagen de Las Angustias en el interior de su templo después de vivir el sábado una jornada histórica

Una larga cola de fieles aguarda ante el alta mayor del templo el besamanos de la Virgen.
Una larga cola de fieles aguarda ante el alta mayor del templo el besamanos de la Virgen.
G. N. J.

17 de marzo 2014 - 01:00

Ya está en su casa, la iglesia de San Agustín. Y hasta allí se acercaron ayer cientos de fieles que aguardaron con paciencia la larga cola que se formó delante del altar mayor para ver a Nuestra Señora de Las Angustias con su hijo en brazos a tan sólo unos metros. Nadie quería dejarla sola ni un solo instante porque todos los que se acercaron hasta el templo han esperado con ansias que se produjera este momento y se palpaban en el ambiente las ganas de recuperar el tiempo perdido durante los últimos 53 años.

Con respeto y solemnidad Beatriz Flores se acercó hasta la imagen durante el besamanos. Aún recuerda cuando llegó a la ciudad en el año 1961 con sólo 17 años para quedarse a vivir aquí y dejar atrás su vida en Hinojosa del Duque. Por aquel entonces Beatriz escuchó que la imagen de Juan de Mesa ya no se encontraba en San Agustín, debido al estado de conservación del templo, y que había sido trasladada a San Pablo. "Fui testigo del impacto que tuvo la noticia entonces y ahora he podido ser testigo del regreso a la que es su casa y que no se debía haber demorado tanto en el tiempo", dijo sin poder contener las lágrimas. Pero ella ha sabido esperar con paciencia, al igual que muchos otros devotos, que este momento histórico llegara. Durante los últimos 53 años ha visitado a la imagen en San Pablo y allí le rezaba, sabiendo que algún día se arrodillaría ante la Virgen en su templo. "Las prisas nunca son buenas, hay que ser paciente porque al final todo llega. Y al fin he podido ver a Las Angustias en el altar de la que es su iglesia", aseguró.

En la cola, Carmen también esperaba poder tocar a su Virgen. Aún se estremecía al recordar las cientos de personas que hacía tan sólo unas horas se agolparon en la plaza de San Agustín para presenciar la entrada de Las Angustias. "Fue increíble. El bullicio llenó la plaza y se vivió un momento de esos que son imposibles de borrar de la memoria", dijo, emocionada. En su mente también conserva el recuerdo de sus visitas a San Agustín cogida de la mano de su abuela para ver a la imagen de Juan de Mesa. "En mi familia, aunque no somos cofrades de la hermandad, siempre hemos sentido mucho fervor por esta imagen porque así lo heredamos de nuestra abuela. Y ver de nuevo a la Virgen en esta iglesia hace que afloren en mí sentimientos que no sentía desde la niñez", relataba con un brillo especial reflejado en sus ojos.

Desde las puertas de sus casas los vecinos de San Agustín veían el incesante ir y venir de personas que habían acudido a ver a la Señora. Entre uno de esos grupos de fieles se encontraba Francisca Jiménez con su hija pequeña de la mano: "Quiero que ella cuando sea mayor recuerde este momento histórico. Por eso quiero que ella también participe en el besamanos y comience a sentir el fervor que yo siempre he sentido por esta imagen".

Los miembros de la hermandad, a pesar de la larga jornada que vivieron el día anterior, tampoco quisieron perderse la Fiesta de Regla y el besamanos. Sabían que ellos habían conseguido el objetivo por el que muchos antes habían luchado. Ahora todo su esfuerzo está puesto en los preparativos para su salida el próximo Jueves Santo, ya desde su casa, que de nuevo dejará estampas históricas para la cofradía.

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