Un gato en Sierra Morena y otros animales
Medio ambiente
El fotógrafo y ornitólogo Fer Goytre recopila en un libro 160 instantáneas captadas en Córdoba durante tres años que retratan una naturaleza salvaje y desconocida a minutos de la ciudad
Decía Gerald Durrell que somos, desde que nacemos, “exploradores de un mundo complejo y fascinante”. Él narró su descubrimiento de la naturaleza y de la vida en la célebre trilogía de Corfú (Mi familia y otros animales, Bichos y demás parientes, El jardín de los dioses), y algo de esta curiosidad utópica, con la mirada siempre inquieta de un niño, subyace en el proyecto Un gato en Sierra Morena, un libro de fotografía que condensa tres años de mirada apasionada a la serranía cordobesa por parte del madrileño Fer Goytre. “A mí me pilló más crecido que a Durrell, pero sí que hay descubrimiento, cada día algo nuevo”, dice el autor, ornitólogo y fotógrafo, como una invitación a descubrir el bosque que aguarda a unos minutos de la ciudad.
El volumen, autoeditado y en preventa, es el resultado de tres años de su vida en Córdoba junto a su pareja, primero en una casa cerca de Assuan y luego en la Estación de Obejo. “Fue llegar y me apasionó. La Sierra de Córdoba ofrece cada día un espectáculo distinto, hay 10.000 rincones para descubrir, y sorprende que sea tan desconocida. Se habla mucho de Andújar, de Aracena… Pero no se conoce la Sierra de Córdoba, quizás porque no se ha valorado lo suficiente”, compara. La Junta de Andalucía, de hecho, ha descartado seguir adelante con el proyecto para declararla parque natural.
El libro recopila 160 fotografías de sus incursiones en el campo, estructuradas en 12 capítulos que integran textos en los que, en primera persona, narra alguna anécdota o experiencia personal, entre lo divulgativo y el entretenimiento. Y en tres capítulos en concreto colaboran otros tantos amigos investigadores y naturalistas: Ricardo Reques, Rafael Tamajón y Javier López Tirado. El prólogo es de Diego Peinazo y colabora la Sociedad Cordobesa de Historia Natural.
“Mi llegada a la provincia de Córdoba en el otoño de 2017 supuso un cambio en muchos sentidos. Cambió mi escenario personal, lo hizo también el laboral, y cambió también mi forma de entender la fotografía de naturaleza. Todo esto me dio la excusa y la oportunidad perfecta para embarcarme en un nuevo proyecto fotográfico y personal, partiendo completamente desde cero. Descubrir la naturaleza cordobesa a golpe de disparador. Una vez más la fotografía sería la herramienta a través de la cual descubrir un nuevo territorio, sus rincones, su flora y su fauna”, explica Goytre.
Tres años después, cansado de que su afición a la fotografía terminara con un puñado de likes en Facebook, el tiempo y las circunstancias dieron forma a una idea: “Descubrir y compartir los tesoros naturales de la Sierra Morena cordobesa. Su naturaleza cotidiana. Esa que está ahí, a la vista de todos, y sin embargo pasa desapercibida”. “Un gato en Sierra Morena es un intento de contagiar a través de la fotografía al menos una parte de las emociones que un servidor ha tenido la suerte de experimentar mientras descubría y exploraba los rincones de esta sierra, y de presentar, para quien no la conociera, una parte de la vida natural de este espacio que, a mi juicio, es un tesoro que merece la pena conocer, compartir y conservar”, se explica.
Insectos, anfibios y demás bichos
Quien entre las fotografías busque la huella del lince se llevará una decepción, avisa el autor, pues el gato al que hace referencia el título es él mismo, ya que es así como de manera popular se conoce a los madrileños. Por las páginas, en todo caso, se pasean un buen número de bichos y demás parientes del ser humano: anfibios, arácnidos, insectos, aves, mamíferos... "Para retratar al lince había que meterse en parque natural y zonas con mucha protección. Al principio lo planteé, pero se requieren permisos y es complicado. Así que me decanté por la naturaleza menos conocida. Igual de salvaje, pero no tan popular", cuenta.
Y en muchas ocasiones, a las puertas de casa: "Al principio planteé recorrer la provincia, pero lo descarté pronto por ser muy ambicioso. Y porque muchas veces no quería coger el coche. Solo salir al campo, pasear...", explica. Pone como ejemplo el parque periurbano de Los Villares: "Es un espectáculo. Ofrece mucho más que lo que los ojos aprecian a simple vista. Hay que cuidarlo. Trabajé allí durante un tiempo haciendo educación ambiental y la mayoría de los niños me decían que allí iban a hacer perol con sus familias. Pero Los Villares son mucho más", anima a descubrir.
Las fotografías le sirven, ahora que el destino lo ha llevado a Zaragoza, para revivir esas mañanas en las que la niebla cubre los montes, días de invierno -su estación favorita en la zona- en los que uno puede imaginar -solo imaginar- el aullido de un lobo en la lejanía, recordar historias de bandoleros ocultos en roquedales, anfibios que chapotean en charcas, campos cubiertos de flores, aves que juguetean entre las ramas y otros espectáculos gratuitos. Todo eso está ahí, insiste, en una sierra salvaje y desconocida, que espera a ser descubierta.
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