El largo peregrinaje en la Gerencia de Urbanismo

Constructores, arquitectos y abogados relatan las consecuencias de los retrasos en la Gerencia, desde pérdida de financiación a proyectos que se esfuman

Gerencia de Urbanismo de Córdoba
Gerencia de Urbanismo de Córdoba / Jordi Vidal
Anabel Calero

28 de enero 2019 - 04:00

Desinterés, desidia, silencio permanente. Son algunos de los calificativos que han puesto cinco colegios profesionales a la gestión de la Gerencia Municipal de Urbanismo (GMU). Son los colegios de Arquitectos, Abogados, Aparejadores, Ingenieros y Peritos insdustriales, cuyas críticas se suman a las que ya hizo en su momento la Asociación de Constructores de Córdoba (Construcor).

Los afectados han llegado a acusar a los dirigentes de la Gerencia de frenar el desarrollo económico en la ciudad y dibujan su día a día como un largo peregrinaje, un camino lleno de obstáculos que se puede prolongar años hasta conseguir luz verde a un proyecto. Con este panorama, cada vez son más los proyectos que se pierden o, simplemente, dejan de presentarse ante las dificultades que se plantean. Pero, ¿cómo es este peregrinaje?

Un constructor de la capital relata perfectamente el día a día de un promotor que quiera lanzar un proyecto. El proceso empieza con la presentación de ese proyecto en la Gerencia, se paga la tasa y, en teoría, se inicia el procedimiento. Sin embargo, empieza a pasar el tiempo y los promotores no saben nada de su expediente.

A los tres meses, si no ha habido ningún movimiento, se puede considerar silencio administrativo, “pero ellos se cuidan muy bien de eso y, en algunas ocasiones, cuando queda poco tiempo te envían un requerimiento”, relata este constructor. De esta manera, el expediente ya no caduca y sigue su curso. Entonces es peor porque puede “dormir el sueño de los justos”.

El requerimiento, además, suele ser “algo sin importancia”, pero lo justo para que el procedimiento no se pare. “Entonces empiezan los paseíllos”, relata este constructor. Lo primero es que “no existe la vía telemática” para poder acceder al expediente y poder ver el estado en el que se encuentra, ni tampoco se puede atender a requerimientos por esta vía. Esto sí ocurre en otras capitales de provincia y es una de las asignaturas pendientes de la Gerencia y una de las promesas que hizo en su momento su presidente, Pedro García.

En el caso en que se haya producido un requerimiento y atendido, el tiempo sigue pasando. Yvuelven los paseos hasta la Gerencia para preguntar “cómo va lo mío”. El horario de atención para estos trámites son los martes y los jueves, de 12:00 a 14:00. No existe la posibilidad de pedir cita previa, por lo que “vamos allí, nos toman nota y esperamos sin saber si nos van a recibir, porque a las 14:00 se cierra, se quede por donde se queda”, relata. En el caso de que sí sean recibido, “la respuesta siempre es la misma: todavía no lo he mirado”. Y así, un día tras otro, una semana tras otra, un mes tras otro.

¿Qué consecuencias tiene esto para un constructor? Los plazos se dilatan y eso supone pérdidas. Otro de los empresarios afectados pone un ejemplo claro. Para la puesta en marcha de un bloque de viviendas o una reforma integral normalmente se necesita financiación. “El banco te dice que te concede un préstamo, digamos de un millón de euros, pero si no tienes la licencia no se puede firmar la operación”, explica.

La sucursal puede retener ese dinero pero durante un tiempo. “Entonces el superior del banco llama y pregunta por qué está esa partida retenida, que el dinero hay que moverlo”, y se pierde la financiación.

Si el promotor tiene que volver a buscar crédito, eso puede suponer “un encarecimiento del producto”.

Por no hablar de las consecuencias para los arquitectos, otros grandes perjudicados de la situación de caos en la Gerencia. “Si yo hago un proyecto con una previsión de terminarlo y cobrarlo, pero el tiempo pasa, y pasa, no salen las cuentas, estamos perdiendo dinero por culpa de la Gerencia”, relata uno de los profesionales afectados. A esto se suma la “inseguridad jurídica” que se genera entre el cliente “y muchos nos llaman a nosotros para echarnos la culpa, cuando no podemos hacer nada”.

La media para la obtención de una licencia de obra es de entre 12 y 14 meses, pero uno de los casos más sangrantes ha sido, por ejemplo, el de la cadena de comida rápida en El Brillante. Precisamente este tipo de negocios, que requieren la licencia de obra y, después, de actividad, son también otros grandes afectados.

Precisamente este tipo de negocios, que requieren de licencia de obra y actividad, son uno de los grandes afectados por estos retrasos. El despacho de abogados Mora & Carrasco está especializado en mediar en este tipo de asuntos y, en su caso, ya han ofrecido algunas conferencias, entre otros lugares, en el Colegio de Arquitectos de Córdoba en la que abogan por solicitar la concesión de licencia mediante la figura del silencio administrativo, situación de hecho que, a su juicio, debe agilizar la emisión de los informes técnicos preceptivos. De hecho, otra de las estrategias que se está empezando a plantear, aunque nadie se atreve a hacerlo, es reclamar una posible responsabilidad patrimonial de la Administración ante la evidente inactividad de la misma en este tipo de hechos.

"Ahora se están informando proyectos presentados en abril de 2017" relata el letrado Manuel Carrasco. El problema, afirma, "no solo afecta a grandes inversiones, también a pequeños negocios de personas que apuestan por el autoempleo". Ante tal retraso en la concesión de la licencia de obra y actividad, la única salida que queda es abrir, aunque sea sin la correspondiente autorización administrativa. "Así puede estar un alto porcentaje de establecimientos en Córdoba", se relata desde este despacho de abogados y reconocen que "hay empresas que deciden irse o directamente no venir". Por ejemplo, si una marca internacional tiene planes de expansión y tiene que abrir un determinado número de establecimientos en el mismo ejercicio y quieren apostar en Córdoba, "esta situación determina que acaben marchándose a alguna otra ciudad por motivos societarios”

Para este letrado, el problema de la Gerencia "no está en los técnicos, que son muy cualificados, sino en la farragosa legislación sectorial y estatal, así como y en las deficiencias del sistema".

Desmontando los argumentos de Pedro García

Los colegios profesionales están, literalmente, indignados con los argumentos que ofrece el presidente de la Gerencia Municipal de Urbanismo (GMU), Pedro García, para defender su gestión en este organismo. Uno muy recurrente que suele utilizar es el de que “ahora se dan más licencias que en los cuatro años del PP”. La respuesta de los empresarios que han elevado las quejas es tajante: “claro, es que en esos cuatro años no había actividad, apenas se daban licencias porque no se solicitaban”. García también ha argumentado que la situación de la Gerencia siempre ha sido la misma y ha dejado entrever motivaciones políticas en las críticas de los profesionales. “Nunca ha sido así, la situación que estamos viviendo no se puede comparar con nada”, insisten los afectados, quienes advierten, además, que han intentando por todos los medios ofrecer soluciones y reunirse con los dirigentes para encontrar una salida, “pero sus formas sí han sido siempre las mismas: silencio o indiferencia”. Por último, el presidente de la Gerencia apunta una y otra vez a la Ley del Gobierno central que impide la contratación. “Sí hay tasa de reposición para funcionarios, no así para personal laboral”, pero ahora “se van a jubilar varios y ni siquiera se ha iniciado el proceso para cubrir esas bajas”, por lo que se debería tener más “previsión”, aseguran.

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