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La taberna La Fuenseca se ha convertido este sábado en un improvisado taller artesanal en el que el maestro José Pérez ha empezado a construir una guitarra flamenca por encargo de su propietario, Jesús Alamillos.
Hace un año que Alamillos visitó el taller de Graciliano Pérez, en el que trabaja su hermano José, con la inquietud de encargar una guitarra. Lo primero fue enseñarle las diferentes maderas con las que se podía hacer para que él eligiera.
Para Alamillos, los hermanos Pérez son "unos de los mejores constructores que hay en Córdoba" por el "sonido" que tienen sus instrumentos. Por ello, no ha dudado en que sean ellos los constructores de la que será su primera guitarra ya que las que ha tenido hasta ahora eran de su abuelo.
La iniciativa de que se forjara en la taberna surgió de José Pérez, que va de vez en cuando a este histórico establecimiento. En una de sus visitas, se le ocurrió que el inicio de la construcción del instrumento -la tapa, el tallado y pegado de abanico, que es lo que "va a dar sonido"-, podían hacerlo un día allí mismo. Así, "el sonido nacería dentro de la taberna", mientras que el resto se hará en el taller.
A Alamillos le pareció "fenomenal la idea", que ha comenzado a hacerse realidad este sábado. Lo primero que ha hecho José Pérez es un tallado para imprimir el timbre de la casa, luego un lijado para finar y dejar pulimentada la tapa por dentro para, por último, encolar el abanico. Una vez que esté seco, el lunes hará el tallado de todas las barras y abanico para recuperar el timbre inicial que vieron al principio del tallado a cuchillas.
La guitarra estará hecha con madera de ciprés para el fondo y aros y madera de cedro rojo de Canadá en la tapa, el elemento en el que ha trabajado hoy este artesano. Dependiendo del tipo de madera de la tapa, el instrumento tendrá tímbricamente matices diferentes.
José Pérez explica que "lo que es el timbre de la casa, ya sea pino abeto o cedro, va a tener una característica común", pero dependiendo del tipo de madera tendrá unos matices tanto armónicos como de capacidad de sustain o duración de nota.
Hace 37 años que Graciliano Pérez decidió abrir su taller de construcción de guitarras para dedicarse a ello casi como una relajación después de su trabajo como médico estomatólogo. Desde los diez años tuvo interés por la música, propiciado en gran parte por vivir en la Puerta del Rincón, cerca del taller de Miguel Rodríguez Beneyto. Convenció a su padre para que le comprara una guitarra y le impactó "enormemente" ir al taller a encargarla. Desde entonces, siempre tuvo "esa idea" de abrir su propio negocio artesano. Estudió la carrera de Medicina, hizo la especialidad, trabajó como facultativo y en 1986 abrió su taller, al que se unió en 1995 su hermano José.
Normalmente, estos maestros guitarreros tardan unos dos meses y medio en hacer una guitarra y siempre las hacen por encargo, de forma completamente artesanal. Por eso, la producción es bastante reducida y normalmente hacen unas 20 al año como máximo.
En Córdoba tienen guitarras de Graciliano Pérez varios miembros de la familia de Los Tomates, Merengue de Córdoba, Rafael Trenas, Antonio Contíñez y Guillermo Salinas. Vicente Amigo hizo el disco Tierra con una guitarra salida de este taller y Raimundo Amador también tiene uno de sus instrumentos.
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