Hallan un horno almohade de los siglos XIII y XIV que ejercía de suelo radiante en los baños árabes de la Pescadería
Patrimonio
Las investigaciones en el complejo arqueológico descubren también un edificio califal de gran relevancia y una ampliación cristiana de la sala caliente
Una ruta en imágenes por los baños árabes de la Pescadería de Córdoba
Córdoba/El yacimiento de Cercadilla, el anfiteatro romano del Rectorado de la Universidad de Córdoba, los baños árabes de San Pedro... El afán de las distintas administraciones públicas por recuperar y poner en valor el pasado de la Córdoba más gloriosa acumula proyectos en los últimos meses, con el objetivo final, indeterminado aún en el tiempo, de poder hacer visitables todos y cada uno de esos complejos arqueológicos. Entre esos planes a futuro, también se encuentran los trabajos e investigaciones en los baños árabes de la Pescadería que empiezan ya a sacar a la luz hallazgos sobre este desconocido enclave, ubicado en la calle Cara, a escasos metros de la Mezquita-Catedral, en pleno corazón de la Judería. El complejo, propiedad de la Junta de Andalucía desde los años 90, ocupa 450 metros cuadrados y varias viviendas, desde el número 4 hasta el 10.
Los trabajos arqueológicos que arrancaron el pasado 11 de octubre, fruto del convenio entre la UCO y la Junta, han sacado a la luz un horno almohade que ejercía ya en los siglos XIII y XIV como sistema de suelo radiante bajo una galería mudéjar, muy parecido al que hoy aparece en muchas de las edificaciones actuales. Ese peculiar sistema de suelo radiante, similar al que ya se usaba también en las termas romanas o grecorromanas, funciona a través de una serie de pilares (tanganillos) que, desde una caldera o zona de combustión, hacen pasar el calor por debajo de esas suspensuras, lo que lo va calentando el suelo sobre el que en aquel momento se apoyaban los bañistas. Las investigaciones, además, han hallado también un edificio califal de gran relevancia y una ampliación cristiana de los baños, que fundamentalmente se centraría en la sala caliente.
"Esta es la sala -la caliente- más antigua del baño, que incluye esos espacios anexos a los que se accede por esos arcos de herradura", ha apuntado Francisco Riobóo, jefe del Departamento de Conservación del Patrimonio Histórico de la Delegación de Cultura y Deportes de la Junta, que ha añadido sobre el terreno que la cimentación se hace, en parte, reutilizando "cimientos de tipo califal" que se han detectado por todo el inmueble, siguiendo la tecnología constructiva de la época de grandes sillares colocados a tizón. Riobóo ha incidido en que las salas calientes -tanto la primitiva almohade como la ampliación cristiana- "están muy bien identificadas", algo que no ocurre con la sala fría.
"La relevancia de estos baños radica en que están exentos, es decir, que no consta la cimentación y que, actualmente, junto con los tres que hay en el Alcázar de los Reyes Cristianos, el mihrab de Almanzor y los dos que hay en Medina Azahara, son un complejo monumental de importancia para entender cuál es la cultura de abluciones que se vive en el mundo andalusí", ha explicado Santiago Rodero, doctor de la Universidad de Córdoba que dirige los trabajos en el complejo arqueológico de la Pescadería. Al mismo tiempo, Rodero ha abundado en que se trabaja sobre la hipótesis de que antes hubiera unos baños califales, aunque lo único que ahora se puede avanzar es que "los alzados son muros califales", reutilizados por estos baños.
Rodero ha señalado que el complejo de la calle Cara se data en el siglo X, en torno al año 920, en la época de Abderramán III -fue emir de 912 a 929 para luego convertirse en el primer califa omeya hasta su muerte en 961-, siendo "un edificio que se conserva en algunas partes exento, pero funcionando como una gran propiedad, como una vivienda, que tenía un jardín detrás, con una pileta y un pozo, y una decoración de atauriques, como la de Medina Azahara". Es entre 950 y 1162, cuando llegan los almohades, cuando "reaprovechan esa propiedad y la hacen baños", ha insistido el investigador, recalcando que el inmueble se conservaba "relativamente bien" por el hecho de que "se conservan los alzados".
Los baños árabes de la Pescadería fueron usados como tales hasta el siglo XV, hasta el punto de que ya tras la conquista cristiana de Fernando III el Santo en 1236 se produce una ampliación de los mismos, concretamente en la sala caliente, que da paso a una sala mayor que mantiene su uso hasta 1453. Este proceso elimina una de las dos saletas con la que contaba la sala primitiva, dejando únicamente una que en se encuentra tapada y que podría ser abierta en el futuro para la reconstrucción visual de los baños. Es a partir de ese momento, tras la adquisición del inmueble por Bartolomé Rodríguez, cuando "pasan a hacer casas -de tipología mudéjar- de los baños", siendo el edificio usado luego como carbonería o cuadra, pasando a tener "un uso ya más residual y de aprovechamiento".
Sobre ese edificio califal hallado en los trabajos de investigación en el complejo de la Pescadería, Riobóo ha añadido que "probablemente" fuera un edificio residencial, sin uso de baños en la época; "probablemente son restos de una edificación califal importante y que, cuando ya se construyen los baños, utilizan parte de esa edificación, de esos cimientos y de esos muros que se ven en alzado, pero nada más que eso". Al respecto, el delegado de la Junta, Adolfo Molina, ha añadido que también han aparecido durante los trabajos "elementos domésticos posteriores, como hornos de finales del periodo moderno, que sugieren un uso de este edificio como tahona".
Futuro proyecto de musealización
Molina, que ha encabezado la visita a los baños árabes de San Pedro, ha destacado que esta "intervención busca completar el conocimiento de las distintas fases históricas de este enclave para desarrollar un futuro proyecto de conservación y musealización que permita su integración en un itinerario cultural sobre los baños andalusíes de Córdoba". De momento, eso sí, no hay fechas al respecto, pues actualmente en este complejo se está llevando a cabo "la investigación y, a partir de aquí, luego podremos ya tener un proyecto".
Algo que sí existe ya en el caso de los baños árabes de San Pedro, cuya licitación salió hace un par de semanas por valor de 1,65 millones de euros, cofinanciados con fondos Feder, y un plazo de ejecución de 13 meses, con el objetivo de "consolidar, poner en valor y abrir al público" ese complejo situado en el barrio homónimo, en plena Axerquía. Los baños de San Pedro, que son únicos, se organizan según la tipología tradicional de los baños árabes, con un vestíbulo con patio y vestuario, la sala fría, la sala templada, la sala caliente y la sala de la caldera, si bien también conservan los aljibes, una red de desagües, una noria y un pozo de abastecimiento.
El proyecto incluye la adecuación de las salas interiores para visitas, permitiendo recorridos tanto por planta baja como por pasarelas, para poder verlos desde altura; la construcción de un espacio de acogida para visitantes en el solar anexo, con una rampa que va a facilitar el acceso, y también una gran cubierta arqueológica que va a proteger el conjunto de las inclemencias meteorológicas y que va a permitir también la iluminación natural. Los baños árabes de San Pedro son de origen almorávide y, según ha añadido el delegado, "van a ser también una pieza clave para ampliar esa oferta cultural de Córdoba, poniendo en valor la riqueza patrimonial de la ciudad y reforzando su atractivo como destino turístico".
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