La hipertensión arterial; un 'asesino fantasma' que sufre el 70% de las personas mayores
Día mundial de esta enfermedad
La tensión arterial alta es una enfermedad crónica asintomática, por lo que gran cantidad de personas se enteran de que la padecen después de haber sufrido un ictus o un infarto de miocardio
La hipertensión arterial es uno de los problemas de salud que afecta a más población, sobre todo a personas mayores. Esta patología crónica, cuyo día se celebra el 17 de mayo, se origina al tener los vasos sanguíneos una tensión persistentemente alta por el fuerte bombeo del corazón, lo que puede provocar daños de diferente tipo.
Una de sus características es que es asintomática, por lo que al no sentir nada, el paciente no se toma la presión arterial y esto hace que gran cantidad de personas "se enteren de que son hipertensas después de haber sufrido un accidente vascular, bien cerebral o coronario", explica el especialista en Medicina Interna del Hospital Reina Sofía Antonio Espino. Es por ello que muchos expertos la llaman "el asesino fantasma".
Sin embargo, cuando los niveles son muy elevados, puede producir cefaleas occipitales o jaqueca tensional, mareos y dolor precordial (en el pecho) y "es entonces cuando el paciente comprueba que, efectivamente, tiene la presión arterial elevada", señala Espino, que es socio de honor y expresidente de la Sociedad Andaluza de Hipertensión Arterial (Sahta). Pero, en general, la secuencia de los acontecimientos es a la inversa.
La hipertensión afecta en España a entre el 30% y el 45% de los adultos, mientras que entre el 65% y el 70% de los mayores de 60 años la padecen. Se considera que una persona es hipertensa cuando las cifras de presión arterial sistólica (cuando el corazón late) y/o diastólica (cuando el corazón se relaja) son igual o mayores a 140 y 90 mmHg (milímetros de mercurio) respectivamente, independiente de la edad, salvo en los niños y adolescentes, con los que se utilizan tablas de percentiles.
El doctor Espino resalta que la tensión alta es "el factor de riesgo modificable más importante para desarrollar enfermedades cardiovasculares ateroscleróticas (depósito de placas en las arterias) y está considerada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como la principal causa de morbilidad y mortalidad prevenible". Sin embargo, lo positivo es que la identificación precoz de los pacientes que la sufren, la prevención y un tratamiento dietéticoy farmacológico adecuado pueden disminuir los episodios vasculares.
Las patologías que se le asocian son el accidente cerebrovascular (ictus isquémicos y/o hemorrágicos), cardiopatía isquémica (infartos agudos de miocardio, angina de pecho, revascularización cardíaca), insuficiencia cardiaca, enfermedad arterial periférica, fibrilación auricular, enfermedad renal crónica y retinopatía hipertensiva (afectación en la retina).
El estrés y el ritmo de vida frenético favorece su aparición, de manera que las personas con más ansiedad tienen más eventos cardiovasculares.
El componente hereditario
Las causas de la hipertensión arterial (HTA) son múltiples y su aparición depende de factores genéticos, ambientales, hemodinámicos, humorales, endocrinos, neurales, adaptativos y anatómicos, según explica el internista del Hospital Reina Sofía.
El 90% de los casos son de causa desconocida, los denominados por los especialistas como HTA esencial o primaria; y un 10% se corresponden con HTA secundaria, cuyas causas más frecuentes son enfermedades renales, enfermedades endocrinas, síndrome de apnea obstructiva del sueño y problemas vasculares.
El componente hereditario es alto en esta enfermedad, de forma que entre el 35% y el 50% de los pacientes hipertensos tienen algún familiar de primer grado que también la padece. "Pero los estudios genéticos solo explican el 3,5% de los casos de HTA, por lo que no tiene sentido realizarlos", apunta el doctor.
En todo caso, Espino recomienda medirse la presión arterial por lo menos una vez al año y que cada persona sepa cuáles son sus niveles.
El perfil del hipertenso
El especialista en Medicina Interna señala que "indudablemente, la edad es el principal factor que se relaciona con las cifras de presión arterial, de tal forma que en personas mayores de 50-60 años la prevalencia llega al 50%". También contribuye el consumo elevado de sal, el consumo excesivo de alcohol y ser de raza negra.
Además, hay una serie de circunstancias que influyen en que los pacientes con hipertensión tengan un mayor riesgo cardiovascular, como son el género, el tabaco, el colesterol alto, el exceso de ácido úrico en sangre, la diabetes, el sobrepeso y la obesidad, antecedentes en los padres, llevar un estilo de vida sedentario y factores psicológicos y socioeconómicos.
Esta patología es más propia en adultos en edades medias de la vida y mayores, mientras que de forma rara aparece en niños y adolescentes (menos del 3,5%). En estos últimos suele ser de tipo secundario (asociada a enfermedades endocrinas, renales...) por lo que un diagnóstico y tratamiento precoz puede prevenir dolencias más graves. "Se recomienda que estos pacientes acudan a su médico de Atención Primaria y derivarlos a una Unidad de Riesgo Vascular e HTA como la que hay en nuestro hospital", aconseja el especialista del Reina Sofía.
También hay una hipertensión alta gestacional, que es la complicación médica más frecuente del embarazo con potenciales consecuencias adversas sobre la madre y el feto.
Cómo mantenerla a raya
El tratamiento integral de la tensión alta debe aunar las medidas dietéticas con cambios en el estilo de vida y el tratamiento farmacológico. El doctor Espino señala que entre las medidas higiénico-dietéticas recomendadas para disminuir la presión arterial destacan la pérdida de peso en pacientes con sobrepeso u obesidad, seguir una dieta saludable (dieta mediterránea rica en aceite de oliva virgen/virgen extra, fruta fresca, verduras, legumbres, productos lácteos desnatados, cereales integrales y pescados) y la reducción de la ingesta de sal (una cucharadita de café al día).
A esto hay que añadir la práctica de ejercicio físico regular aeróbico durante al menos 30 minutos al día (caminar, correr, montar en bicicleta o nadar), el abandono del tabaco y la moderación en el consumo de alcohol (una o dos copas de vino o cerveza al día).
Por otra parte, el especialista en Medicina Interna recomienda reducir la ingesta de café a menos de dos o tres tazas al día (no así del café descafeinado), mientras que advierte de que el consumo de té verde o negro puede tener un pequeño efecto reductor de la presión arterial.
Entre los productos no aconsejables para pacientes hipertensos están las carnes rojas y grasas saturadas, cuyo consumo deben disminuir los hipertensos; además de suprimir las bebidas azucaradas, ya que se asocian al sobrepeso, la diabetes y a un mayor riesgo cardiovascular.
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