El Hospital Reina Sofía de Córdoba implanta tarjetas biodegradables de identificación personal

Córdoba/El Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba continúa avanzando en su compromiso con la sostenibilidad ambiental mediante la introducción de tarjetas de identificación personal para sus profesionales fabricadas con PLA (ácido poliláctico). Este material, derivado de fuentes renovables como el almidón de maíz y la caña de azúcar, es biodegradable y se descompone en condiciones de compostaje industrial, evitando la acumulación de residuos plásticos.

Además de ser biodegradables, destacan por reducir la dependencia de plásticos derivados del petróleo, no generan residuos tóxicos al descomponerse y contribuyen a un desarrollo sostenible al emplear recursos vegetales renovables.

La iniciativa se integra en la estrategia de sostenibilidad del hospital, que busca minimizar su impacto ambiental a través de diversas acciones, desde el ahorro energético hasta la reducción de residuos. Con esta nueva medida, se pretende sustituir gradualmente las tarjetas de plástico convencional (PVC) por las de PLA, comenzando por los nuevos contratos y las tarjetas defectuosas o extraviadas. Una medida que tendrá un gran impacto si tenemos en cuenta que en el complejo sanitario trabajan más de 6.000 profesionales.

En palabras del director de Servicios Generales del hospital, José Luis Gómez de Hita, "esta es una de las muchas acciones que estamos implementando para mejorar la sostenibilidad del centro. Queremos ser un referente no solo en el ámbito asistencial, sino también en el compromiso con el medio ambiente y con las futuras generaciones".

El Hospital Universitario Reina Sofía lleva años apostando por estrategias de responsabilidad social y reducción de impacto ecológico. Entre sus logros recientes se incluye la modernización de sus instalaciones con tecnología eficiente y la implantación de protocolos de gestión ambiental en sus procesos hospitalarios.

Esta apuesta por la sostenibilidad se refleja en las iniciativas como la reducción del consumo energético, la utilización de recursos digitales para minimizar el papel, y el desarrollo de nuevos programas de teleconsulta y atención domiciliaria, que también contribuyen a disminuir la movilidad y, con ello, las emisiones de CO2.