El Imibic demuestra por primera vez que la dieta mediterránea previene las enfermedades cardiovasculares

Ciencia

La investigación ha durado siete años y ha tenido como muestra a más de 1.000 pacientes del Hospital Universitario Reina Sofía

Representantes institucionales e investigadores en la presentación del estudio. / Miguel Ángel Salas

La dieta mediterránea previene la recurrencia de eventos cardiovasculares. Así lo acaban de demostrar científicos del Instituto Maimónides de Investigación Biomédica de Córdoba (Imibic), que junto a profesionales del Hospital Universitario Reina Sofía, la Universidad de Córdoba y el Ciberobn han analizado durante siete años este asunto. El doctor Francisco Pérez Jiménez, de hecho, ha recordado este viernes que han pasado más de 25 años desde que se esbozó el primer proyecto.

La idea inicial surgió tras una conferencia internacional en la que investigadores extranjeros expresaron sus dudas sobre los beneficios reales de la dieta mediterránea para la salud, por lo que concluyó que era necesaria "una evidencia científica incuestionable".

Las dos hipótesis principales desde las que parte este estudio son, por un lado, demostrar que esta dieta mediterránea ofrece beneficios a pacientes con enfermedades cardiovasculares, ya que se tenía constancia de la eficacia en la prevención primaria de los enfermos de alto riesgo que aún no habían desarrollado las dolencias, pero no a aquellos que ya la padecen.

Y la segunda hipótesis era establecer una comparación entre la dieta baja en grasa (rica en hidratos de carbono complejos) y la dieta mediterránea (rica en grasa monoinsaturada cuya fuente principal es el aceite de oliva virgen) para destacar la ventaja de la segunda frente a la primera opción, que era la que se promulgaba hasta el momento.

El doctor José López Miranda ha mostrado algunas de las cifras recabadas. "A pesar de los múltiples avances, a nivel mundial y en nuestro país, las enfermedades cardiovasculares siguen siendo la principal causa de muerte, pues cada semana se mueren en el mundo 350.000 personas. Si esto lo comparamos con las muertes de esta terrible pandemia, son 50.000", ha narrado el investigador al indicar que sigue siendo la primera causa de muerte en las sociedades occidentales.

Para llevar a cabo este estudio, llamado Cordioprev, se ha realizado un ensayo clínico aleatorizado en el Hospital Universitario Reina Sofía con 1.002 pacientes que padecen enfermedad coronaria establecida, con edades de entre 20 y 76 años. Recibieron una intervención dietética con dieta mediterránea o baja en grasa y fueron seguidos durante siete años.

Equipo de investigadores del Imibic. / Miguel Ángel Salas

El objetivo principal del estudio fue valorar la aparición de nuevos eventos cardiovasculares mayores (o evento principal), lo que incluía infarto de miocardio, revascularización (bypass, cateterismos, stents), accidente cerebrovascular isquémico (ictus), enfermedad arterial periférica y muerte de origen cardiovascular (muerte súbita). De forma que se ha evaluado la aparición de estos accidentes en los dos tipos de dieta.

El estudio de pacientes comenzó en 2009 y concluyó en febrero de 2012. La muestra tenía una media de 59,5 años y, como reflejo de la proporción habitual de la enfermedad coronaria, constaba en su mayoría hombres (un 82,5%).

La aparición de uno de estos eventos cardiovasculares se produjo en 198 participantes, 87 de los cuales seguían la dieta mediterránea (un 17,3%) y 111 la baja en grasas (un 22,2%). Estos resultados concluyen que hay una diferencia en la aparición de estos episodios, de aproximadamente un 30% entre ambas dietas.

Como prevalece en el análisis, estos efectos fueron más evidentes en los hombres, donde la diferencia entre dietas fue casi de un 35% en favor de la dieta mediterránea. Cabe resaltar que la incidencia que se encontró en las dos ramas del estudio es inferior a la habitual en este tipo de enfermos (un 25% a los 5 años), lo que podría indicar que, a pesar de las diferencias encontradas, ambas dietas ejercieron efectos cardiosaludables.

En conclusión, la dieta mediterránea fue superior a la dieta baja en grasas en la aparición de infarto de miocardio, revascularización, accidente cerebrovascular isquémico, enfermedad arterial periférica y en muertes de origen cardiovascular.

Los investigadores sostienen que estos resultados son relevantes para la práctica clínica, dada la evidencia científica con la que cuenta el uso de la dieta mediterránea para prevenir la recurrencia de la enfermedad cardiovascular, por lo que los profesionales sanitarios auguran que su repercusión será clave para la sociedad y para el mundo científico, de hecho, el estudio ha sido publicado por la prestigiosa revista médica británica Lancet.

"Un antes y un después"

A la presentación de este estudio han acudido, entre otros, el consejero de Salud y Familias, Jesús Aguirre, quien ha felicitado a los investigadores por el trabajo realizado: "Sabíamos de la importancia en prevención secundaria del aceite de oliva, pero ya queda demostrado con evidencia científica. Este estudio es un antes y un después".

Por su parte, el presidente de la Fundación Patrimonio Comunal Olivarero, Rafael Sánchez de Puerta, ha indicado que gracias a estos trabajos se puede relacionar el aceite de oliva con la salud, y así lo han notado en esta pandemia. "Estábamos preocupados esperando lo que iba a pasar con el consumo y se disparó en muchos países. En Estados Unidos había una estabilidad de consumo de 300.000 toneladas y en el año de pandemia subió a 400.000 toneladas", ha subrayado.

El director general de la Industria Alimentaria del Ministerio de Agricultura, José Miguel Herrero Velasco, ha expresado que "tenemos al consumidor más informado de la historia, pero quizás no el mejor formado". Así, "cualquier información rigurosa y científica como la reflejada en este estudio permite a los ciudadanos tener mejor información para poder decidir en sus actos de compra", ha concluido.

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