Joan Fontcuberta: "La fotografía nunca nos ha dado la verdad, sino una ilusión de la verdad"

Entrevista

El artista, ensayista y docente ofrecerá una conferencia en la Bienal de Fotografía de Córdoba este viernes, 4 de abril

Ortiz Echagüe, García-Alix o Joan Fontcuberta, en la Bienal de Fotografía de Córdoba

El fotógrafo, ensayista y docente Joan Fontcuberta.
El fotógrafo, ensayista y docente Joan Fontcuberta. / E. Press / David Zorrakino

Córdoba/El artista, ensayista, docente y comisario de exposiciones Joan Fontcuberta participa este viernes, 4 de abril, en la Bienal de Fotografía de Córdoba con la conferencia La fotografía, de la alquimia al algoritmo, que se celebrará en la Sala Vimcorsa a las 19:00. Fontcuberta (Barcelona, 1955) es uno de los fotógrafos más destacados a nivel nacional e internacional y ha protagonizado exposiciones individuales en el MoMA de Nueva York, el Art Institute de Chicago, Maison Européenne de la Photographie de París o Science Museum de Londres. Ha publicado numerosos libros de temáticas relacionadas con la historia, la estética y la pedagogía de la fotografía.

Pregunta.La conferencia que ofrecerá en la Bienal está basada en su último libro Desbordar el espejo. La fotografía, de la alquimia al algoritmo. ¿Qué líneas generales va a tocar?

Respuesta.La idea del contenido es cómo la fotografía, en el fondo, se encuentra en un estadio intermedio entre lo que fue la ilustración científica del siglo XVIII y XIX y la inteligencia artificial. Es decir, que de la misma manera que hubo la necesidad de registrar con dibujos, pinturas o ilustraciones aquellas los hallazgos que se hacían en las expediciones científicas, esa voluntad de exactitud y de detalle luego fue suplida por la cámara fotográfica, que hacía este mismo cometido de una forma más mecánica, más automatizada. Ahora tenemos un estadio parecido en el que la fotografía tiene todavía un apartado artesanal que puede ser suplido por estas nuevas tecnologías de inteligencia artificial. Es decir, procesos generativos de imágenes que lo que hacen es obtener un resultado perfectamente fotográfico pero sin utilizar la alquimia, la química, el misterio de esos procedimientos antiguos. Entonces, pasamos de una fotografía que tiene esa magia del cuarto oscuro, de esa dimensión arcana de los flujos químicos del laboratorio fotográfico, a otro tipo de misterio que es el de la caja negra de los supercomputadores y de los sistemas algorítmicos.

Joan Fontcuberta, en una exposición en el MUN.
Joan Fontcuberta, en una exposición en el MUN. / Efe / Jesús Diges

P.¿De qué forma está afectando la inteligencia artificial a la fotografía?

R.Le está dando un recorrido mucho más largo, está simplificando lo que puede ser la técnica, la artesanía, o sea, la fabricación de la imagen y, evidentemente, eso significa un ahorro de esfuerzo, de energía y de tiempo que permite al fotógrafo dedicarse en mayor intensidad a imaginar, a pensar, a reflexionar, a fantasmar. Es decir, que toda la producción técnica se ve facilitada y, por lo tanto, podemos desviar esos esfuerzos hacia la pura imaginación; el trabajo más de tipo intelectual o espiritual. Evidentemente, eso implica un cambio en todo el ecosistema técnico y económico de la profesión del fotógrafo porque antes el fotógrafo debía tener unas competencias determinadas en óptica, en química, en iluminación... Y, en cambio, hoy se trasladan esas competencias hacia los campos de la informática, de la computación, del diseño de códigos... Hay realmente una transformación tan abismal que podemos decir que estamos en una etapa casi revolucionaria, tan parecida en lo que a cambio profundo se refiere a lo que sucedió cuando en 1839 apareció la fotografía. En ese momento, en el mundo de la creación de las imágenes, que era casi una exclusiva de los pintores y los dibujantes, eso cayó como un meteorito porque, de repente, toda esa competencia técnica, todo ese talento, ya no eran tan necesarios porque había unos artilugios que obtenían resultados parecidos de una manera más económica, más rápida y más fidedigna. Evidentemente, la inteligencia artificial supone un antes y un después para lo que es la creación fotográfica.

Podemos decir que estamos en una etapa casi revolucionaria de la fotografía"

P.Todos estos cambios obligan a actualizarse a los profesionales de la fotografía, pero habrá algunos que no se podrán enganchar...

R.La brecha digital ya ha supuesto un hándicap para la generación de fotógrafos que no son nativos digitales. Pero digamos que aquí hay un cierto darwinismo social y profesional. Hay que irse adaptando a los cambios y a ese progreso tecnológico que nunca para. De todas maneras, lo interesante es que ese tecnologismo, esas tecnologías cada vez más avanzadas y milagrosas casi, comportan su réplica, su némesis. El hecho de que haya fotógrafos que rechazan justamente estas nuevas vías y se repliegan en lo que es un regreso a las técnicas artesanales del siglo XIX o incluso más allá. Por ejemplo, hay fotógrafos que como rechazo de la frialdad de lo que pueden parecer estos nuevos sistemas maquinales, tecnológicos, empiezan a utilizar sistemas como hacer fotografías a base de la emulsión fotosensible de las plantas, de la clorofila, de pétalos, etc. O sea, trabajar de una manera absolutamente rudimentaria y artesanal porque entienden, por ejemplo, que la fotografía tradicional puede ser contaminante. Los productos químicos, los sistemas de producción... todo eso crea un daño a nuestro entorno natural. Por lo tanto, si hay que ser radicalmente respetuosos, hay que incluso replantear los sistemas tradicionales de la fotografía analógica química.

P.¿Nos engaña la inteligencia artificial?

R.La inteligencia artificial lo que produce es imágenes y todas las imágenes son tramposas, todas. O sea, toda imagen es una ilusión, es una construcción, es una interpretación, forma parte del lenguaje y el lenguaje no es la realidad, es un puente que nos sirve para acercarnos a la realidad. A mí lo que me interesa de la situación actual es que, de repente, nos quita la venda de los ojos y hace que nos demos cuenta de lo que acabo de decir, de que todas las imágenes, sean dibujos, fotografías o generadas con programas de inteligencia artificial, todas ellas son engañosas.

Nunca deberíamos haber tenido confianza en las fotografías y ahora nos damos cuenta"

P.¿Podemos diferenciar de alguna forma una imagen hecha con inteligencia artificial de una fotografía? ¿Los profesionales podéis hacerlo?

R.Hay una película de ciencia ficción que a mí me gusta mucho, que es Blade Runner, cuyo argumento es que estamos en el futuro en una sociedad distópica en la que los robots humanoides, los replicantes, se parecen tanto a los humanos que nadie es capaz de distinguirlos. Entonces, aparecen unos agentes, los blade runners, que utilizan unos determinados test, unas pruebas forenses, y son capaces de descubrir cuando hay un robot. Entonces, haciendo una parodia un poco irónica, podríamos decir que siempre habrá blade runners de la imagen fotográfica que sean capaces de discernir lo que es el resultado de una cámara, una fotografía que sale de una cámara, de una pseudo fotografía que sale de un programa generativo de inteligencia artificial.

El fotógrafo Joan Fontcuberta.
El fotógrafo Joan Fontcuberta. / E. Press / David Zorrakino

P.Antes lo que se fotografiaba había ocurrido, creíamos en ello ciegamente, pero ahora se están creando imágenes que no son verdad mediante la IA. ¿Ha perdido debido a esto credibilidad la fotografía?

R.Creo que la fotografía nunca nos ha dado la verdad, sino una ilusión de la verdad. La verdad la proyectábamos nosotros sobre la fotografía. Hoy está pasando lo mismo, yo veo un árbol y ese árbol es auténtico, tiene una entidad física, lo puedo tocar, entonces puedo luego irme a mi ordenador y delante de la pantalla generar una imagen que sea prácticamente la traducción de mi percepción visual de ese árbol que he visto fuera. ¿Qué diferencia habría entre esto y la fotografía tomada con una cámara? Probablemente ninguna, simplemente quien conozca el proceso de trabajo. Por lo tanto, no es el medio para crear las imágenes lo que debe interesarnos, sino de qué manera, bajo qué regímenes de verdad, nosotros atribuimos a esa imagen el poder de convicción y la idea de que es un puro reflejo de la realidad. Es decir, que en el fondo no es una cuestión técnica de que estemos ahora perdiendo confianza en las fotografías, como decía antes, es que nunca deberíamos haber tenido confianza en las fotografías y ahora nos damos cuenta y nos parece que las fotografías entran en un cierto descrédito. Me parece que lo que está sucediendo es que ese descrédito de la fotografía sirve para aumentar el crédito del fotógrafo, esto es, que no sea en el medio donde recaiga la autoridad del sistema, sino en los valores humanos, éticos, intelectuales del fotógrafo que empuña ya sea una cámara, ya sea un ordenador.

P.Una buena fotografía no la hace cualquiera, sin embargo, por inteligencia artificial, cualquiera sí puede crear una imagen espectacular.

R.Yo diría que no hay buenas o malas fotografías, sino buenos o malos usos de las fotografías. Toda fotografía es buena si sirve al cometido para el que ha sido creada. Entonces, eso sigue sucediendo con las imágenes generadas con inteligencia artificial, son buenas o malas no por ellas mismas, o sea, no es una cualidad intrínseca a la imagen, sino una cualidad respecto a su uso, respecto a su función, por lo tanto, yo no veo diferencia en ese sentido entre lo que obteníamos con las cámaras y lo que obtenemos ahora con los programas de inteligencia artificial.

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