José Antonio Rodríguez 'pinta' una obra maestra sobre Romero de Torres
Crítica de música
El guitarrista, acompañado de la Orquesta de Córdoba, homenajea al inmortal artista con un concierto sobresaliente
El tributo de José Antonio Rodríguez a Romero de Torres en el Festival de la Guitarra, en imágenes
La ficha
***** La mirada de Romero de Torres. 43 Festival de la Guitarra de Córdoba. Guitarra: José Antonio Rodríguez. Segunda guitarra: Manuel Montero. Bajo: Paco Peña. Percusión: Patricio Cámara Pachi. Acompañamiento musical: Orquesta de Córdoba dirigida por Michael Thomas. Artistas invitados: Javier Ruibal (voz), José Valencia (voz), Randy López (voz) y Lucía Ruibal (danza). Fecha: jueves 4 de julio de 2024. Lugar: Gran Teatro. Aforo: Lleno.
En el 150 aniversario de su nacimiento, qué mejor regalo para el inmortal Julio Romero de Torres que un sublime lienzo sonoro, una obra maestra pintada por el guitarrista José Antonio Rodríguez y una Orquesta de Córdoba capitaneada por Michael Thomas, con la magistral orquestación de Enric Palomar. Qué mejor regalo para los oídos de un público que llenó el Gran Teatro que un espectáculo como La mirada de Romero de Torres, público que obsequió a los intérpretes con un sonoro y prolongado mar de aplausos.
No era la primera vez que José Antonio Rodríguez homenajeaba a un célebre pintor junto a la Orquesta de Córdoba. En la memoria de quienes tuvieron la suerte de vivirlo y de disfrutarlo aún resuenan los ecos sonoros de ese concierto dedicado a Pablo Ruiz Picasso interpretado en la edición 42, la del pasado año, del Festival de la Guitarra en el marco incomparable del Patio de los Naranjos de la Mezquita-Catedral. Aquella obra era El guitarrista azul, publicada en 2001 y recuperada con motivo de los 50 años de la muerte del genial pintor malagueño. Esa obra mostraba musicalizado el lado más impresionista del autor del Guernica, su época azul.
En el Gran Teatro, José Antonio Rodríguez consiguió este jueves, 4 de julio, lo que pretendía, consiguió que el espectador viviera en primera persona un particular paseo por esa Córdoba llena de encanto, ensueño, misterio, duende y tragedia, que el autor de La chiquita piconera reflejó en su obra como nadie. Todo ello a través de una banda sonora que parecía recorrer callejas y plazas. En definitiva, logró todo un homenaje a Córdoba a través de la mirada del pintor de almas.
Acompañado por una extraordinaria Orquesta de Córdoba, bajo la batuta de Michael Thomas, José Antonio Rodríguez contó con invitados de lujo e idóneos para la ocasión, invitados que estuvieron a la altura de las circunstancias y de la magna ocasión. José Valencia aportó su sonido flamenco y de raza con una singular interpretación desde lo que parecía cualquier balconada de Córdoba; Randy López, cantante de la mítica banda Mezquita, puso la voz del rock cordobés y… Javier Ruibal, gaditano, pero enamorado de Córdoba, como él mismo siempre defiende, cantó son sentimiento a la ciudad como pocos saben hacerlo. El concierto además contó con la magia y la plasticidad en la danza de Lucía Ruibal, dentro de una escenografía creada para la ocasión por Pedro Serrano.
Todo un derroche de talento dividido en un collage de piezas que comenzó con Pensamiento, para continuar con Salomé y granaína para Enrique, Toná del cante jondo (con José Valencia), La ribera, Alma cordobesa (con Javier Ruibal), El Pecado, Danza de la lujuria (con Lucía Ruibal), El estanque de Julio Romero de Torres, El Códice, Soleá de Córdoba, Una mirada más (con Randy López) y La mirada de Romero de Torres, que cerró el concierto. Como el propio José Antonio Rodríguez argumentó en la presentación en sociedad de lo que después ha sido el estreno de la obra, este collage está compuesto por el guitarrista cordobés, “pero es un puzzle de muchas personas que lo hemos trabajado como creo que se debe trabajar, con cariño”. Cariño que se palpa con el disfrute de esos sones vitalistas de un repertorio muy ambicioso, una obra donde, como pretendía el guitarrista, lo importante es “el colectivo artístico, institucional y del teatro”. Una obra que fue encargada por el desaparecido gestor cultural del Ayuntamiento de Córdoba y gerente del Gran Teatro Juan Carlos Limia, quien a buen seguro habrá disfrutado de ella allá donde se encuentre.
José Antonio Rodríguez y la Orquesta de Córdoba ofrecieron sobre las tablas del Gran Teatro un concierto al que se le por momentos se le cayó una de las cinco estrellas que merecía. Y se le cayó la estrella por algún que otro detalle que nada tiene que ver con ellos, sino con el sonido. Hubo momentos en las interpretaciones de Javier Ruibal y Randy López en los que no se les entendía lo que cantaban. No obstante, sería injusto no devolverle la estrella caída por esos pequeños detalles a un espectáculo de aproximadamente hora y media que se pasa y se disfruta volando, porque cuando uno está disfrutando la vida se pasa volando, y al que, tras su última nota musical el público premió con una larga y sonora ovación. Sobresaliente, sí señor, esa obra maestra que sobre el inmortal Romero de Torres pintaron en el Gran Teatro José Antonio Rodríguez y la Orquesta de Córdoba.
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