El juez procesa a seis mandos por la muerte de los dos soldados de Cerro Muriano

Córdoba/El Juzgado Togado Militar Central número 2 sentará finalmente en el banquillo a seis mandos por el accidente durante una maniobra en la que fallecieron dos soldados el pasado diciembre en la base de Cerro Muriano, en Córdoba capital. El magistrado acusa a cinco de ellos de dos presuntos delitos contra los deberes del servicio y de otros dos en grado de tentativa, mientras que a un coronel le imputa un presunto delito de incumplimiento de los deberes inherentes al mando. Como medida cautelar, a todos ellos les impone la obligación de comparecer una vez al mes en el juzgado para mantener la libertad provisional.

En el auto de procesamiento, notificado este lunes, el juez detalla de manera minuciosa cómo se produjo el accidente que en la mañana del pasado 21 de diciembre acabó con la vida del cabo Miguel Ángel Jiménez y del soldado Carlos León. En su relato, muy duro, utiliza palabras como "caos" y "pánico" e insiste en que las medidas de seguridad fueron no ya insuficientes, sino inexistentes. Y concluye "sin género de dudas" que "la temeridad y la negligencia" del capitán al planificar y ejecutar la práctica, sin ninguna de las medidas de seguridad, con personal que carecía de instrucción, inexpertos y con unas condiciones de frío extremas, convirtieron la maniobra en un "peligroso desafío incluso para nadadores expertos".

El magistrado expone que el día de autos se actuó "conforme a lo planificado" por el capitán para realizar el ejercicio de paso de agua, pese a que la temperatura exterior a las 08:30 era de 4,3 grados centígrados. Cuando llegaron a las proximidades del pantano conocido como Casa Mata, los soldados se quitaron el chaleco anti fragmentos y alguna ropa de abrigo, además de los elementos electrónicos, gafas de visión nocturna y los tubos de simulación de lanzagranadas, con lo que aligeraron el equipo.

Hubo una excepción, que fue la sección mandada por el teniente imputado, que supuestamente continuó portando dentro de la mochila la mina de instrucción que se les había asignado, cuyo peso es superior a tres kilos, debido a que "se habían retrasado al hacer las mochilas", según expone el auto judicial.

Bronca para un soldado que perdió el fusil

El capitán y el teniente explicaron el ejercicio a toda la compañía, indicando verbalmente cómo tenían que cruzar el lago por su zona central, con casco y botas, y cómo se portaban la mochila y el fusil. También se les indicó que la cuerda era un elemento a utilizar "en caso de extrema necesidad", pero que debían progresar "por sus medios". Se les dijo, además, que la mochila "servía como elemento de flotabilidad" y que en ella debían apoyar el fusil. El teniente llegó a hacer una demostración dentro del agua, tras lo cual ordenaron realizar el cruce al primer pelotón.

Nada más empezar, uno de los soldados perdió su fusil, por lo que el capitán paralizó el ejercicio, les ordenó salir a la orilla y buscaron el arma, que fue encontrado por el teniente. Relata el auto que el soldado "fue abroncado" por el capitán, que "le golpeó ligeramente el casco y le dijo que se había salvado" y que se fuese para la otra orilla, donde finalizaba el ejercicio. Tras este primer incidente y ante las dificultades que plantearon varios, el capitán y el teniente preguntaron si alguno tenía "problemas para nadar", a lo que dos soldados respondieron de manera afirmativa y se les eximió.

El frío los dejaba sin respiración

Empezó, por fin, el ejercicio. El teniente volvió a introducirse en el agua, con ocho militares tras él. Pero, según el auto judicial, "todos notaron rápidamente los efectos del agua muy fría -la temperatura era inferior a los 8 grados- y la dificultad para realizar ejercicios de flotabilidad con esas condiciones". Así, y pese a que el grupo comenzó a animarse con palabras y gritos de apoyo para sobrellevar el "frío extremo", el juez expone que a los pocos minutos se produjo "una situación desordenada, en la que el paso no se realiza individualmente ni por binomios, sino que el grupo se mueve de una forma anárquica intentando superar el obstáculo, tropezándose y adelantándose".

En cuanto llevan unos minutos en el agua, los soldados "se sienten superados por la situación". Las mochilas, que se suponía iban a dar flotabilidad, "no sirven para tal elemento, ya que se hunden". A esto se une que las bajísimas temperaturas, según el juez, "les dificultan incluso la respiración", por lo que "entran en un estado de pánico al temer por su vida".

Así, comienzan a pedir socorro, a decir que "se ahogan", se agarran a la cuerda y claman ayuda "de forma desesperada". "La situación generada fue de auténtico caos, sobre todo porque la cuerda, al recibir el peso de varias personas, se hundió completamente y no les auxiliaba", expone el togado en el auto de procesamiento. A esto se une, según el magistrado, que desde la orilla el capitán gritaba a los que se encontraban en la zona central del pantano que "se soltasen".

El cabo se hundió "dos o tres veces" antes de "desaparecer"

Fueron varios los compañeros que se introdujeron en el agua a socorrerlos, especialmente los soldados y mandos que habían ido a tensar la cuerda y que se encontraban en la orilla final del ejercicio, a los que se unió un subteniente que casualmente se encontrabaja haciendo ejercicio y pasaba por el lugar. El juez incide en la situación de "descontrol y pánico" que se creó. Los soldados que eran rescatados presentaban síntomas de hipotermia, y a uno de ellos se le realizó una maniobra de reanimación, pues "se encontraba perdiendo la consciencia". Otro militar fue rescatado en una situación "de inminente riesgo para su vida mientras oía pedir auxilio al cabo Jiménez", al que vio hundirse "dos o tres veces" antes de "desaparecer de la superficie".

En un momento dado, según el juez, el capitán ordenó soltar la cuerda, lo que se realizó en una de las orillas del pantano y se utilizó como elemento de arrastre de varios alumnos que se encontraban en la zona profunda y no eran capaces de alcanzar la orilla. Así fue como se sacó del agua a otro de los soldados, que "no era capaz de moverse, ya que se encontraba paralizado por el entumecimiento de las extremidades debido al frío".

Muerte por síndrome anóxico por sumersión

La situación de emergencia producida y el desorden en la misma "generó un caos y una falta de coordinación", concluye el juez. Ante esta situación, el capitán, que se encontraba próximo a la orilla, "daba gritos e instrucciones acerca de lo que tenían que hacer, pero sus indicaciones resultaban ininteligibles y contradictorias, ya que les gritaba que se soltasen de la cueda, que nadasen, que usasen la mochila, que socorriesen a los compañeros y también se soltase la cuerda". Y afea el togado que "únicamente" se introdujo en el agua "cuando tuvo conocimiento de que el cabo Jiménez había desaparecido". En ese momento, se desprendió del equipo personal y de las botas y realizó una búsqueda infructuosa "cuando prácticamente ya no quedaba nadie en el agua".

La muerte del soldado León fue aún más trágica, pues transcurrió "un buen espacio de tiempo", realizado ya el recuento de novedades, cuando se percataron de que "también había desaprecido". Se organizó entonces un despliegue por las inmediaciones del pantano para localizarlo. El fallecimiento del cabo y el soldado se produjo pasadas las 09:00 y la causa de los decesos fue síndrome anóxico por sumersión.