Julio Romero de Torres dialoga con grandes artistas del siglo XX en una gran exposición en su museo en Córdoba

Arte

La pinacoteca del artista cordobés inaugura una muestra con obras de la Colección Telefónica de creadores como Juan Gris, Paul Delvaux, Ouka Leele o Marina Abramovic

La gran exposición de Julio Romero de Torres en Córdoba por el 150 aniversario de su nacimiento, en imágenes

La gran exposición de Julio Romero de Torres en Córdoba por el 150 aniversario de su nacimiento
Dos obras 'hermanas' en la exposición. / Juan Ayala

Córdoba/¿Qué ocurre cuándo se pone a dialogar a Julio Romero de Torres con la cultura del siglo XX? Una gran exposición que el museo dedicado al pintor ha inaugurado este viernes en Córdoba da la respuesta a esta pregunta poniendo frente a frente al cordobés con Juan Gris, Paul Delvaux, Ouka Leele, Marina Abramovic... y así hasta 13 creadores de diferentes disciplinas cuyas obras proceden de la Fundación Telefónica. Con motivo del 150 aniversario del nacimiento del autor de La Chiquita Piconera, el objetivo es "proponer lecturas alternativas y expandir el campo de trabajo" sobre Romero de Torres sin cuestionarlo ni romper su línea de trabajo.

"La idea no era encajarlo estrictamente como el pintor de Córdoba, en el contexto de lo local y como un artista encerrado en sí mismo, sino ponerlo en relación con otras obras, algunas son contemporáneas a su trabajo, otras son mucho más recientes, y ver qué pasaba", señala Óscar Fernández, comisario de la exposición junto a Laura Ramón. No se trata de comparar las influencias directas de Romero de Torres, sino que el planteamiento consiste en "encontrar en algunas obras de la Colección Telefónica ciertas afinidades o sintonías, un lenguaje compartido y una iconografía que también es compartida y ponerlas juntas para ver cómo la obra de Romero de Torres funciona en diálogo con otras piezas de su momento".

Por ejemplo, Fernández destaca la importancia de la guitarra para el cubismo, a la vez que era un elemento fundamental para el pintor cordobés -que incluso sabía tocarla-, o "cómo era el paisaje para Romero de Torres y cómo es el paisaje para un fotógrafo que estuvo más de 20 años viajando por Estados Unidos en los años 90-2000 haciendo fotografías de lo que se llamaban los no lugares".

Ese era el "experimento" y aparecen "disonancias, desacuerdos, visiones distintas, a veces contradictorias entre sí, pero también aparecen una serie de afinidades que son muy sorprendentes". "Y es que al final Romero de Torres tiene un pie en la tradición, él se mueve en géneros clásicos y su lenguaje también mira mucho al clasicismo en general, pero es que las vanguardias también beben de esa misma tradición a su manera, porque los cubistas no dejaron de hacer paisajes y bodegones, lo que hacían era reconsiderarlos desde otro lenguaje", aclara.

Entonces, para esta exposición, los comisarios han seleccionado de la Colección Telefónica a artistas que "tienen un pie en lo contemporáneo, pero también tienen un pie en la tradición". Por eso, Fernández explica que ha sido "un ejercicio un poco libre de los comisarios, pero creo que hay ciertas conversaciones que nos pueden ayudar a entender cómo era el momento en el que Julio Romero de Torres pintaba; cuáles eran sus afinidades y también qué cosas eran las que no le interesaban de aquel momento".

Romero de Torres defendía una idea de modernidad que tiene que ver con el simbolismo o con la pintura del norte de Europa, mientras que los vanguardistas, sobre todo los cubistas, defienden otra idea de la modernidad, "pero son contemporáneos los dos y son modernos los dos". Lo local fue para Romero de Torres una inspiración constante, pero su mundo era mucho más hondo, y a la vez más extenso, de lo que el cliché folclorista ha pretendido fijar. 

Obras frente a frente

Algunas de las obras que pueden verse.
Algunas de las obras que pueden verse. / Juan Ayala

La exposición Romero de Torres, pintor de la modernidad. Diálogo con la Colección Telefónica, que se puede visitar hasta el 8 de diciembre en el museo dedicado al artista, en la plaza del Potro. Incluye 13 obras del siglo XX firmadas por algunos de los artistas más importantes de la centuria procedentes de la citada fundación y 30 del pintor cordobés de la colección del Ayuntamiento de Córdoba que se conservan en su museo. De entre los artistas españoles destacan Juan Gris, impulsor junto a Pablo Picasso y George Braque de la pintura cubista, o Manuel Ángeles Ortiz, artista granadino vinculado a la generación del 27 y autor, entre otros hitos históricos, del cartel del primer Concurso de Cante Jondo que organizaron, enfre otros, Manuel de Falla e Ignacio Zuloaga en Granada en 1922.

La mayoría de las obras de la época cubista y vanguardista que se muestran proceden de la exposición permanente del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, institución donde están depositadas estas obras de la Colección Telefónica.

De entre los artistas internacionales resalta la artista y performer Marina Abramović, así como la fotógrafa y cineasta Sam Taylor-Johnson. Ambas pertenecen ya a la escena más contemporánea y han disfrutado de innumerables retrospectivas en los principales museos de arte del mundo, como el MoMA de Nueva York o el Centro George Pompidou de París. Abramović acapara los mayores reconocimientos del mundo del arte, como el León de Oro de la Bienal de Venecia (1997) o el Premio Princesa de Asturias de las Artes (2021).

Así, en la sala 1, correspondiente a la capilla y planta baja del Museo Romero de Torres, el visitante puede ver Self Portait, Lying Figure, Holding Leg, una obra fotográfica de John Coplans en cuatro paneles fechada en 1990 que dialoga con la Muerte de Santa Inés (1920), del pintor cordobés, y con Soliloquy I (1998), de Sam Taylor-Wood.

En la sala 2, denominada El origen de lo jondo, La nieta de la Trini, un lienzo de Romero de Torres fechado en 1929, se enfrenta a Inocencia y Juventud (1984), un positivo de fotografía coloreado a mano de Ouka Leele, y Femme couchée lisant (1964), un lienzo de Javier Vilató. En este mismo espacio, Alegrías (1917), del artista cordobés, entra en contacto con Composition à la guitare (1921), de Albert Gleizes. Junto a ellos, aparece La Copla (1927), de Romero de Torres, con la fotografía Seduzir (#9) (2002), de Helena Almeida; y el óleo sobre lienzo La Chanteuse (1926), de Juan Gris, uno de los más caros de la exposición.

La sala 3 acoge Semejanzas, con varios retratos femeninos realizados por Romero de Torres en 1920 se enfrentan a Anni (2002), siste fotografías de la finlandesa Salla Tykkä. Aquí también aparece el Retrato de joven (1902) del cordobés en diáogo con el óleo Portrait de Madame H (1912) de August Herbin.

En la sala 4, llamada Esencia de Córdoba, La Gracia (1915) de Romero de Torres aparece junto a la fotografía Pietà (1993) de Marina Abramovic. En este mismo espacio, el visitante puede disfrutar de Conchita Triana (1924), del pintor cordobés, y el óleo L'appel (1944) de Paul Delvaux, el más valorado de todos los que han llegado de la Colección Telefónica. También aquí se encuentra Ángeles y Fuensanta (1909), frente a frente con Balcón abierto y plato con pescados (1924), de Manuel Ángeles Ortiz; y En la Rivera (1928), con Untitled #40, Woman with golden face (2000) de Paul Graham.

Un aniversario "sin tópicos"

Una fotografía de gran tamaño.
Una fotografía de gran tamaño. / Juan Ayala

El alcalde de Córdoba, José María Bellido, ha indicado en la inauguración de la exposición que “la figura de Julio Romero de Torres merece ser interpretada desde el presente, desprovista de los tópicos y conexiones populistas que no han dejado ver durante décadas su influencia en la pintura española de inicios del siglo XX y su relevancia en la creación de este país”.

Bellido ha comentado que el 150 aniversario del nacimiento de Julio Romero de Torres “ha de ser un punto de inflexión, y así nos lo hemos planteado desde el Ayuntamiento con la programación puesta en marcha para conmemorar esta efeméride y reivindicar la figura de nuestro pintor más universal desprovisto, insisto, del tinte de folclore para presentarlo como un autor que lideró la evolución de las artes pictóricas a finales del siglo XIX e inicios del XX”. El alcalde ha añadido que “Córdoba se vuelca con Romero de Torres y lo hace sin tópicos, con rigurosidad científica y en alianza con los más importantes museos de nuestro país, como merece este sentido homenaje que la ciudad le debía a uno de sus creadores más icónicos”.

El director general de Fundación Telefónica, Luis Prendes, ha afirmado que “en el año de celebración del 150 aniversario del nacimiento de la figura de Julio Romero de Torres y del centenario de Telefónica, nos sentimos orgullosos de haber logrado este sueño". Así, ha dado las gracias al Ayuntamiento de Córdoba porque "hemos generado, a través de esta exposición, un diálogo único y excepcional entre una de las figuras más relevantes de la creación española y 13 obras del siglo XX de nuestra colección de arte, que podrán verse por primera vez en Córdoba”. 

Un pintor del siglo XX inclasificable

Las autoridades, durante la inauguración.
Las autoridades, durante la inauguración. / Juan Ayala

Óscar Fernández resalta que "a Romero de Torres se le ha estudiado mucho y se le ha estudiado muy bien en relación con su tiempo", lo que ocurre es que "tiene una obra tan personal, un estilo tan propio, su obra y su propia trayectoria es como tan contraria, voluntariamente contraria...". Al respecto, aclara que él no está de acuerdo "con los que dicen que Romero de Torres era un pintor del siglo XIX, no lo era, era un pintor del siglo XX y, de hecho, por eso se llama la exposición como se llama; es un pintor de la modernidad".

Lo que pasa es que la pintura del artista cordobés es "una reacción a determinadas cosas de la modernidad que no le interesaban y una puesta en valor de determinadas cosas de la tradición que él temía que se pudieran perder y que no quería que se perdieran", resalta el comisario. "Entonces, un artista tan personal es más difícil ponerlo en un contexto general y, a veces, la historia del arte por eso la ha dejado un poco fuera de determinada vanguardia porque él era como un inclasificable, aunque había otros inclasificables, por ejemplo, Zuloaga". Para Fernández, Zuloaga, Solana y Romero de Torres, para "la gran trilogía de los pintores de esa España del cambio de siglo" y, sin embargo, "entre sí hay infinidad de diferencias, pero comparten un poco ese espíritu de la época".

El comisario explica que a Romero de Torres se le ha estudiado tanto aquí como fuera de Córdoba, "se le han hecho buenas retrospectivas y se han hecho exposiciones que se le han puesto en contexto". Pero sí ha podido influir en la interpretación de su obra "determinadas visiones de Romero de Torres que lo han encasillado en el tópico de lo que es lo español y de lo folclórico". Esa visión habría que ponerla en su contexto porque "para él lo flamenco y la copla es lo español, pero no por el topicazo de lo español, sino porque es la esencia de España". "Esa idea de lo trágico, esa idea de la vehemencia, las pasiones... Para él el español es así. Luego ya se convierte en un cliché, en una cosa mucho más superficial, pero para él la copla y el flamenco eran cuestiones muy profundas, esenciales de su identidad".

Fernández asevera que "si se mira desde el tópico, es verdad que a lo largo de algunos años, sobre todo en la dictadura, determinados artistas españoles quizás se encasillaron demasiado en una visión muy folclórica y yo creo que eso le perjudicó un poco".

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