Atlas Pernkopf: El lado oscuro de la perfección

Humanidades en la Medicina

El Atlas Pernkopf está considerado una de las mejores publicaciones de anatomía, pero su uso plantea un dilema ético: parte de los dibujos se hicieron de cuerpos de represaliados nazis

Besos robados

#OjoPequealAgua

Portada del Atlas Pernkopf
Rafael Recio - Traumatólogo

20 de agosto 2023 - 06:23

Cuando un lector se enfrenta a un libro de anatomía humana, sea estudiante de medicina o no, piensa cuales habrán sido los modelos seguidos por los creadores. En la obra de la que tratamos, analizaremos el mejor Atlas de Anatomía del mundo, pero dicho con tristeza por la forma en que se hizo. Que en su momento, se llevo los elogios de la prestigiosa New England journal of Medicine, que dijo de la tercera edición en 1990: "Libro excepcional de gran valor para anatomistas y cirujanos". La revista JAMA lo llamó "un clásico entre los atlas" con ilustraciones que "son verdaderas obras de arte". Los autores del Atlas tardaron 20 años y según la investigadora Sabine Hildebrandt (Escuela Médica de Harvard) se entregaron unos 40.000 cuerpos, de los cuales se documentaron un mínimo de 3.749, de personas procedentes de instituciones psiquiátricas, prisiones y residencias de ancianos y, aproximadamente el 10%, de presos políticos, homosexuales, lesbianas, disidentes, judíos y otras etnias indignas según el partido Nacionalsocialista de los Trabajadores Alemanes o Nazis al que pertenecía Eduard Pernkopf.

Estamos hablando del Topographische Anatomie des Menschen conocido como Atlas Pernkopf, en el que el autor trabajo durante 18 horas diarias apoyado por un elenco de artistas para realizar las ilustraciones del manual. En la primera edición, además de la firma, aparecía la esvástica y la insignia de la SS.

El Tercer Reich decreto una ley para asegurar los cadáveres en el departamento de anatomía, entre 1933 y 1945, caracterizados por el Shoá u Holocausto.

Cuando Pernkopf se convirtió en decano de la Facultad de Medicina de Viena y como servidor de los nazis, no le importó despedir a algunos miembros de gran nivel científico, por su origen judío.

A partir de los años 90, bibliotecarios, académicos y estudiantes se plantearon y cuestionaron de quiénes eran estos cuerpos y hasta qué punto era ético su empleo. Para ello se instó al Instituto de Anatomía de la Universidad de Viena para realizar una investigación formal para identificar a las víctimas del terror nazi, cuyos cadáveres habían sido usados por Pernkopf. Se inició una controversia entre retirar el Atlas o conservarlo, no solo para la enseñanza, sino también como historia y ética, fomentando un importante discurso reflexivo y que su uso se proporcionara en el contexto histórico.

De esta forma, cuando se abrió un debate ético sobre si seguir utilizando el Atlas o no y teniendo en cuenta el aporte tan importante para la ciencia, es por lo que en mayo 2017, el rabino Polak y el historiador profesor Michael Grodin (psiquiatra), prepararon una respuesta académica basada en la ética médica judía) sobre si es ético usar el atlas como soporte científico de algunos cirujanos, muy cualificados, y llegaron a la conclusión de que “la mayoría de las autoridades judías permitirían el uso de las imágenes para salvar vidas humanas, bajo la condición de que se conociera la historia del Atlas, para que a las víctimas se les diera algo de la dignidad que se les debía”. De aquí surgió el Protocolo de Viena.

En un artículo de 1995 en los Anales de Medicina Interna, en un relato histórico de 1938, se dijo que el Atlas contenía material de niños asesinados y que el Instituto de Anatomía de Pernkopf utilizaba los cadáveres de personas ejecutadas con fines didácticos.

Al final de la Segunda Guerra Mundial, Pernkopf, estuvo recluido en un campo de prisioneros aliado cerca de Salzburgo durante tres años, pero no fue acusado decrímenes de guerra. Cuando regresó a Viena, fue despojado de todos los títulos que poseía, pero se le permitió continuar trabajando en su obra en el Instituto Neurológico. Pernkopf falleció, el 17 de abril de 1955, de un accidente cerebrovascular.

En la Carta de Derechos de las Bibliotecas de la American Library Association, establece que "los materiales no deben ser excluidos debido al origen, antecedentes o puntos de vista de quienes contribuyen a su creación", pero sí, todos los usuarios deben conocer sus antecedentes, empañados y contaminados del material usado, para la confección del Atlas Anatómico.

Y nos preguntamos: ¿Es ético utilizar este atlas conociendo su pasado oscuro a pesar de su perfección?

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