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Librería Luque: 105 años de historia cultural de Córdoba

Comercios con historia

El negocio ha ido escribiendo su vida por diferentes calles de la capital, siempre como espacio de encuentro entre lectores

Un viaje en imágenes por la centenaria historia de la Librería Luque de Córdoba

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Javier Luque muestra el 'el rincón del abuelo' en la librería Luque / Rocío Aguilar

Córdoba/Ha pasado por siete ubicaciones distintas y, con más de un siglo a sus espaldas, es uno de los establecimientos emblemáticos de Córdoba. Varias generaciones han pasado por un espacio de promoción de la cultura que se ha ido actualizando con los tiempos, pero que mantiene su esencia.

La Librería Luque fue fundada por Don Rogelio Luque Díaz en 1919. Por desgracia, el fundador estuvo poco tiempo al frente del negocio: fue fusilado en 1936 durante la Guerra Civil bajo la acusación de tener libros prohibidos. Un hecho que "nunca se probó", cuenta su nieto, Javier Luque.

Los inicios de la Librería Luque estuvieron por conciencia social de su propietario, asegura. Estaba muy preocupado por todas las necesidades culturales de la época, incluida el “extender la escolarización y el fomento de la lectura”. Tras su asesinato, el relevó lo cogió su esposa, Pilar Sarasola, que por aquellos tiempos escribió un antes y un después en el papel de la mujer como empresaria.

Los actuales gerentes del negocio posan en la Librería Luque / Juan Ayala

Dice Andrés Alonso, uno de los encargados actuales de la librería, que Pilar “no estaba vista como empresaria” por la sociedad de esos años. En plena represión franquista, por suerte tuvo una ayuda que se volvió crucial durante su gerencia: Dolores Muñoz, otra mujer que también era propietaria de un negocio, a muy poca distancia de donde entonces se ubicaba la librería. “Ya había dos mujeres llevando negocios que en aquella época eran muy importantes en Córdoba”.

Sarasola luchó contra viento y marea para recuperar el negocio tras la guerra y volver a convertirlo en un punto central de la vida cultural de Córdoba. Una labor que se recuerda cada año con unos premios literarios creados en su honor; Rogelio Luque también posee su espacio en el actual establecimiento, denominado por sus empleados como el rincón del abuelo.

Andrés Alonso lleva unos 47 años tras el mostrador de esta librería. Aunque no lleva el apellido Luque, su familia ha trabajado con ellos casi desde el principio de su historia. Empezó cuando “aún llevaba pantalones cortos y llevando paquetes con un carrillo de triciclo”. En 2010 el negocio dio un vuelco y fueron los empleados los que se hicieron cargo de él, llevando el establecimiento hasta la calle Jesús y María, aunque aún sigue vivo este legado familiar, ya que Javier Luque, nieto de los fundadores, sigue como socio de esta sociedad.

Luque explica que “es una gran responsabilidad llevar al negocio familiar a que cumpla 105 años. Cuesta mucho trabajo mantener un negocio abierto del tipo que nosotros queremos ser, una librería generalista que abarque todas las materias y esté al día de las novedades, que seamos capaces de servir cualquier libro que esté disponible en el mercado. Mucho trabajo que no está a la vista del público”.

Si contamos todas las ubicaciones donde la librería ha sido un refugio de las letras y lectores, podemos llegar a seis calles que han sentido el legado de este establecimiento. Tendillas, Diego de León, calle La Plata, Gondomar -en dos lugares-, Jesús y María y Fray Luis de Granada, pero su esencia siempre permanece. Los tiempos cambian y provocan que sus útiles para trabajar también cambien. Hoy, el ordenador es otro gran compañero de la librería, un empleado que está atento a todos los pedidos y que hace que el vínculo con el cliente permanezca salvando cualquier distancia. Antes usaban la memoria o las libretas para apuntar, ahora la tecnología, pero “la forma es la misma”.

Foto antigua de la Librería Luque cedida por sus regentes

Echando la vista atrás, durante sus comienzos el índice de personas que sabía leer era bastante bajo, incluso los progenitores de Andrés Alonso “lo poquito que sabían leer era porque yo me había puesto con ellos a enseñarlos". A lo que añade que los tiempos eran diferentes para distintos aspectos. "Antiguamente, el que no podía, no podía, y el que podía se gastaba mucho en libros, muchísimo. Yo he tenido clientes en los años 90 que llegaban y tenía que llevarles en el carro los libros, compraban unos 30 libros de una vez, y a los dos meses lo mismo”. Antes “vestía mucho tener un sitio lleno de libros en la casa”, recalca el librero.

Este negocio fue y será la Librería Luque, una librería generalista, con más historia en sus paredes que en las páginas de todos esos libros a los que da cobijo, donde también tienen cabida los volúmenes “que no encuentras en otros establecimientos”. Actualmente, también venden mucho por su página web, ahí se pueden realizar pedidos y ver qué ejemplares hay disponibles en el establecimiento. En la Librería Luque están abiertos a recibir pedidos, incluso de libros de impresión bajo demanda.

Foto antigua de la Librería Luque cedida por sus regentes

La empresa recibe casi cada año premios a su labor literaria y social. En los últimos tiempos, los encargados de la librería han notado como en las diversas ferias del libro hay un aumento de un público joven. “Antiguamente, no había dinero, ahora los jóvenes están más liberados”. Este público pregunta mucho por las sagas de fantasía, y se combina con el que busca lectura especializada, a un autor en concreto o el que llega guiado por los libros galardonados y “busca el último Premio Planeta”.

Una de las cuestiones que los clientes de esta librería resaltan es la efectividad de las recomendaciones de sus trabajadores, una forma de asesoramiento que casi siempre llega a buen fin. "A veces viene gente con una idea fija en su cabeza, pero en ese momento no tenemos el ejemplar, yo le recomiendo y salen muy contentos", explica Andrés. "Tenemos más de 30.000 clientes que alguna vez en su vida han hecho un pedido con nosotros".

Otra de las actividades que han surgido también por y para el público son los eventos literarios, que fomentan el encuentro entre los amantes de la lectura. Aunque les queda la espinita de no haber hecho un pequeño museo en la librería, si bien “en Jesús y María, aunque no se daba cuenta nadie, había en el techo cuadros puestos", explica Alonso.

¿Qué será de la Librería Luque en los próximos años? Andrés Alonso aventura que “esperemos” que haya relevo generacional, ya que tiene la idea o ilusión de que sus hijos sigan con esta tradición siempre y cuando “el mundo del libro siga adelante”.

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