Los otros 'males' del Casco Histórico de Córdoba
Patrimonio
Asociaciones denuncian el uso de distintos materiales y mobiliario urbano, así como fachadas a la hora de la ejecución de las obras que "merman la identidad" de esta zona Patrimonio de la Humanidad
Tras la concesión por parte de la gerencia Municipal de Urbanismo (GMU) de la licencia a un nuevo local de ocio en la Cruz del Rastro, las asociaciones de vecinos del Casco Histórico han puesto sobre la mesa los males que a su entender está sufriendo el Casco Históricomales y que están repercutiendo en una "pérdida de identidad" de esta zona declarada Patrimonio de la Humanidad. Estos males vienen a sumarse a la pérdida de uso residencial con la marcha de los vecinos por los efectos del turismo, que estos vecinos vienen reiteradamente denunciando, así como al deterioro de los monumentos de titularidad pública que sufre el Casco Histórico, que también denuncian.
"Uno de los problemas es la progresiva destrucción del Casco Histórico por la descomposición del conjunto histórico-artístico", sentencia Daniel López, directivo de la Asociación Centro Histórico de Córdoba. Para este colectivo se han introducido pavimentos en las obras que se han realizado que no forman parte de la idiosincrasia del Casco Histórico,"como ha sido arrasarlo y convertirlo en un asfixiante y antiestético cementerio de granito gris, especialmente el Centro Histórico". Daniel López detalla que el granito históricamente utilizado en el Casco Histórico ha sido preponderantemente el rosa en sus acerados, así como en el adoquinado central. "El cromatismo tradicional del Casco debe respetarse como parte de su impronta, diferenciación y encanto", mantiene.
El colectivo insiste en que "otra cosa que está desgraciando el Casco" es la obsesión de convertir las calles en bulevares de granito completamente lisas de fachada a fachada, "cuando buena parte del encanto de la parte vieja de Córdoba, son las diferentes texturas del adoquinado, sus empedrados y sus enchinados artísticos; texturas que enamoran a propios y extraños", defiende.
Danuiel López incide en que espacios donde las rehabilitaciones han destrozado lo típico es, por ejemplo, la calle Jesús del Calvario, "que es un desastre de granito gris, mientras que la calle Pedro López es un desgraciado bulevar liso de fachada a fachada en pleno Casco". En el polo opuesto el adoquinado verdoso "digno de conservarse" ha sido utilizado en las calles Buen Pastor, Deanes, Martínez Rücker, Encarnación y Manríquez.
Daniel López mantiene que para hacer accesible una calle para una silla de ruedas "no es necesario dilapidar el patrimonio que conforma el pavimento antiguo; es tan sencillo como sólo crear unos acerados lisos y respetar en el centro las texturas de los adoquines o los empedrados, según el nivel de circulación de la calle, pues en calles de escasa circulación el ejemplo a seguir es la rehabilitación de la calle Roelas, que consistió en renivelar las antiguas grandes losas". Para el colectivo, lo que se hecho es las calles Pedro López, Gutiérrez de los Ríos, Obispo López Criado y Cárcamo es destruir el urbanismo tipológico del Casco Histórico, romper el conjunto.
Desde la Asociación Centro Histórico de Córdoba mantienen que otra cosa que la vecindad, los hosteleros, los comerciantes y las entidades culturales llevan años pidiendo es que se respete y potencie el mobiliario urbano clásico -farolas y bancos- en los barrios históricos, "pues también forma parte del paisaje patrimonial urbano y son testimonio de una forma de urbanizar, son parte del patrimonio e historia, que conjugan como parte del paisajismo". López insiste en que el modelo a seguir es hacer como en Francia, Italia y otros países "donde el mobiliario clásico se restaura y se adapta a las tecnologías eficientes, pero, siempre, conservándolo para mayor encanto de sus espacios históricos que son la carta de presentación de sus urbes más conocidas".
"Especial significación identitaria, en este punto, goza para los cordobeses el farol modelo Córdoba, su sola presencia en una fotografía hace inconfundible la pertenencia a Córdoba del lugar", añade. Ejemplos para el colectivo donde se han colocado farolas inadecuadas son en Capitulares, la plaza de la Corredera, Ronda de Isasa (acerado que linda con el río), plaza del poeta Juan Bernier, plaza de San Agustín..."No obstante, hay más lugares", detalla.
Por otra parte, las asociaciones vecinales la Medina, San Lorenzo Existe, Conde de Vallellano, Centro Histórico y Plataforma por Córdoba, ya mostraron su repulsa "a que se pueda aprobar una fachada de estilo contemporáneo para el complejo de ocio que se quiere ejecutar en la Cruz del Rastro, debido a que supondría un atentado para el paisaje del Casco Histórico, declarado Conjunto Histórico-Artístico, precisamente -entre otras cuestiones monumentales- por el mantenimiento de un caserío con un estilo histórico-tradicional. De posibilitar una fachada de estilo contemporáneo, se perpetraría esta aberración en una de las entradas más emblemáticas al Casco, como es a la calle La Feria, que constituye uno de los viarios más literariamente narrados y documentados de la parte más artística de Córdoba".
Aprovecharon esa situación para insistir en que hay "demasiadas muestras de la insensibilidad de los proyectistas y políticos municipales, que parece no tener fin con las atrevidas concesiones de las mamotréticas fachadas del contiguo aparcamiento cuya azotea ocupa el Sojo de la Ribera, la del centro de salud de la calle Lucano o la contemporánea fachada de los apartamentos turísticos Atrium en la calle Cardenal González, a las que se suma el insulso puente oxidado, construcciones que han desgraciado y van a desgraciar por muchísimos años el Casco Histórico de la ciudad".
Para estos colectivos "nuestros gobernantes y proyectistas municipales" se han empeñado "en extender el cáncer destructor al socaire de una pretendida dinamización económico-turística", cuando lo único que hacen con estas tipologías constructivas, según defienden, es desgraciar el encanto del conjunto del Casco Histórico, "pervirtiendo la imagen que vivimos y proyectamos de la propia Córdoba", pues, según insisten, los turistas no vienen a ver las fachadas de los edificios que se construyen junto al Hipercor, sino que vienen a disfrutar de un entorno con una morfología y usos residenciales tradicionales, "el que el cordobés de a pie ha sabido esforzada y sensiblemente conservar viviéndolo, pues forma parte de la idiosincrasia auténtica de la parte vieja de Córdoba, las que los cordobeses mostramos con orgullo de lo que tenemos".
Estos colectivos insisten en que la Gerencia de Urbanismo debiera ser la mayor garante de la conservación del Casco Histórico de Córdoba y no convertirse, según sus palabras, "en el renovado cuartel de artillería contra la conservación del Casco, por interpretaciones torticeras del Plan Especial del Casco Histórico que destaca entre sus objetivos la defensa de los invariantes tipológicos tradicionales y la invitación al uso de los sistemas constructivos tradicionales".
Las asociaciones insisten en que la renovación de la edificación debe responder a tipologías tradicionales, donde la coherencia entre construcción y forma exige la defensa de la cubierta de teja tradicional, limitando la solución de azotea que significa profundos cambios en el paisaje urbano. "Es tan sencillo y barato como una fachada sobria donde los huecos de las ventanas se dispongan con un orden tradicional a lo largo de la misma y se cierren con carpintería de estilo tradicional, con una reja sencilla y que, como mínimo, el voladizo de la cubierta, cuente con teja curva", puntualizan.
Según defienden desde la Asociación Centro Histórico de Córdoba “hay que poner el empeño gubernamental en promocionar la vida residencial en los barrios históricos para que sigan siendo barrios auténticos y con vida -facilitando la movilidad del transporte y la rehabilitación de viviendas”. Están convencidos de que si no es así “ni tan siquiera nos encontraremos con un decorado, a tenor de las distintas fachadas que está permitiendo la Gerencia de Urbanismo desde hace largo tiempo y que están destruyendo el conjunto monumental que supone el caserío de tipología tradicional, que es la causa de la declaración del Casco Histórico de Córdoba, como conjunto histórico-artístico; y, posteriormente, Patrimonio de la Humanidad”, sentencia Daniel López.
El directivo de Centro Histórico de Córdoba mantiene que se está dilapidando la imagen de la Córdoba que vende, que es su marca patrimonial. “Estas figuras tienen como fin la concienciación y el deber de conservar algo que es único”, mantiene. “Y ello no es ir en contra del progreso y del dinamismo de la ciudad, pues habrá que intentar encauzar que los nuevos servicios hosteleros, gastronómicos y de ocio se diversifiquen hacia el perímetro del Casco y no se concentren todos dentro de él y en el mismo lugar", puntualiza Daniel López.
"Si cuidamos el conjunto monumental del Casco en todas sus vertientes, seguirá multiplicando sus beneficios socio-culturales y posibilidades de rentabilización para la iniciativa empresarial cordobesa se volverán infinitas, pero si continuamos destruyéndolo, llegará un momento que habrá destinos más atractivos y auténticos que hayan sabido cuidar sus espacios patrimoniales y a Córdoba se podrá venir: a ver disfrutar de la unicidad de la Mezquita aljama-Catedral y los oasis de los patios porque el resto de monumentos públicos está para lamentarse y un paseo por el Casco, de seguir así con esta tónica destructiva, será como pasear por la periferia sin personalidad de cualquier urbe”, añade Daniel López.
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