'Cuchará' y paso atrás en Los Villares para celebrar el día más cordobés: "Cada 24 de octubre me llamo Rafael"

Tradiciones

Centenares de grupos de familiares y amigos comparten peroles en el parque periurbano para festejar el 24 de octubre, día del Custodio

Las mejores imágenes de los peroles por San Rafael en Los Villares

Rafael Ramos y su familia hacen un perol en Los Villares. / Juan Ayala

Córdoba/Es el Día de San Rafael y toca conmemorar la festividad del Arcángel custodio de Córdoba. La mejor forma de hacerlo es, sin duda, con un buen perol. De esos que empiezan al mediodía y terminan, como pronto, cuando ya se está escondiendo el sol tras las montañas que rodean el norte de la capital cordobesa. Y si ese amado perol se hace en el parque periurbano de Los Villares, mucho mejor. Ya sea en grupos de decenas de personas o incluso en pareja, así lo manda la tradición. Cuchará, paso atrás y acción: ha comenzado el día más cordobés de todos.

Y como cada año, en esta fecha tan señalada en el calendario cordobés, si el buen clima acompaña, la sierra cordobesa se llena de familias y amigos que comen y beben hasta reventar. Este 24 de octubre no ha sido como otro cualquiera. Desde primera hora de la mañana, centenares de coches ya estaban aparcados en la entrada. Una imagen muy distinta a la que se apreció hace justo un año, cuando en el Día de San Rafael, amenazado por lluvias -aunque luego estas no privaron a los cordobeses de hacer su particular perol en el campo-, Los Villares tuvieron al menos la mitad de afluencia que ha tenido en este señalado día del 2024. Y es que el otoño en Córdoba cada vez se parece más a esa primavera tan cordobesa y calurosa.

Bien temprano, todavía con el característico frío mañanero, centenares de familias se han apoderado de los merenderos más demandados de cada año. A las 06:30 ya había encontrado su sitio perfecto la familia Moral. Unas 25 personas, en comunidad como cada año mandan los cánones, no han parado de reír, comer y de beber desde la mañana hasta que el sol se ha empezado a esconder. Sardinas, morcilla bien negra, chorizos y salchichas al vino oloroso y suculentos manjares que en el campo saben mucho mejor. El arroz, eso sí, lo han comido por la tarde. Como una merienda-cena de categoría. 

La familia Moral, de perol en Los Villares. / Juan Ayala

Un poco más tarde ha llegado al parque periurbano de Los Villares la familia de Rafael Ramos. Todo un clásico de esta tradición, pues este veterano y simpático señor cordobés lleva haciendo perol en este lugar "desde que inauguraron el parque". Y siempre, por supuesto, se encarga él de elaborarlo "¿La clave para hacer el mejor arroz?, eso no se puede decir, pero aquí solo lo hago yo y el día que no lo haga, será porque no esté", ha comentado Rafael Ramos con una sonrisa de oreja a oreja.

Ahora Rafael celebra cada año su santo junto a tres generaciones distintas de la familia Ramos, desde el abuelo Rafael, que celebra su santo haciendo su tan querido arroz, hasta los nietos, también empapándose de esta costumbre que no pasa de moda. "Llevamos toda la vida viniendo a Los Villares. Hoy llegamos a las 07:00 y tuvimos que coger otra parcela diferente a la del año pasado, pero lo importante es estar todos aquí", ha señala Rafael Ramos mientras meneaba de un lado para otro la carne de su arroz, el primero de los pasos antes de alimentar a los 26 comensales que, hambrientos, han devorado los entrantes en apenas unas horas.

Tortilla, pinchitos, chorizos, panceta, chuletas, patas fritas y una infinidad de alimentos repartidos en cada una de las mesas de Los Villares. El perol de las familias de los jóvenes Alejandra Villen y de José Coronel -al menos 30 personas y solo un Rafael-, ha tenido todo este menú y unas migas para rematar la faena, por si había hambre todavía. Todos los años se juntan los mismos: "Cada vez que podemos, venimos aquí por San Rafael y por el Día de los Santos, cualquier excusa es buena para juntarnos", ha confesado Anabel, una más de las allí presentes.

También han degustado unas sabrosas migas la familia Blázquez. En total, 25 familiares, desde el bisabuelo de 86 años - que se mantiene más activo que nunca-, hasta la bisnieta de cuatro meses de edad, pasando por las cuatro hermanas ya adultas que cada año se juntan para conmemorar el Día de San Rafael juntos a sus parejas e hijos, todos formando una comunidad de mucho acento cordobés. "¡Viva San Rafael!", ha gritado uno de los presentes mientras posaban ante la cámara de el Día de Córdoba.

La familia Blázquez, en Los Villares de perol. / Juan Ayala

Uno de los presentes entre la familia de los Blázquez, Juan Antonio, ha admitido entre risas su secreto de cada año: "Cada 24 de octubre me llamo Rafael, así lo celebro todos los años". Muy cerca, en un merendero próximo en uno de los sitios más reconocidos de Los Villares, el sonido de una especie de radio identificaba claramente con qué juego se ha divertido la familia Torres durante este Día de San Rafael. "34: tres, cuatro...; 16: uno, seis". Efectivamente, esta familia no ha parado de jugar al bingo en todo el día mientras que la comida de la barbacoa ha ido pasando de boca en boca. Sobre los cartones del bingo y las piedras usadas como fichas, platos y platos de rica comida. Así se disfruta de esta tradición que tantos años tiene.

Mientras la familia Torres cantaba algunos números, hubo un pequeño susto. Unas gotas de agua han caído sobre Los Villares. "Venga ya que se va a poner ahora a llover" y "verás como se apague el fuego y nos quedemos sin comer" han sido algunas de las expresiones escuchadas cuando una nube negra soltó una precipitación tan ridícula, que en cuestión de un minuto todo volvió a la normalidad. No ha habido ni un susto más en este 24 de octubre en el que el Día de San Rafael se ha vuelto a celebrar por todo lo alto.

Un día festivo que hay que aprovecharlo como lo que es. La presidenta de la Asociación Cordobesa de Parálisis Cerebral y Otras Afecciones Similares (Acpacys), Rafaela Chounavelle, también se ha tomado el día de descanso para celebrar su santo. Y lo ha hecho en Los Villares junto a su familia. Cuatro generaciones unidas entre bisnietos, nietos, padres y los abuelos, el mayor de 93 años, que es precisamente "el que más sardinas come", como ha asegurado Rafaela.

La familia de Rafaela Chounavelle, de perol en Los Villares. / Juan Ayala

Entre las empanadas, las tortillas y el picoteo con un buen arroz de carne y verduras que almorzar, además de roscos y pestiños caseros hechos por la abuela para el mejor de los postres, también ha habido tiempo para reivindicar. La silla de ruedas no ha sido un impedimento para que familiares de Rafaela hayan podido disfrutar de este día tan especial. Eso sí, desde Acpacys consideran que "habilitar unos baños adaptados debería ser la próxima tarea que se hiciera en Los Villares", tal y como ha señalado Rafaela. Aun así, este 24 de octubre ha sido un día de disfrute y sin percances, y menos cuando el buen moscatel va derramándose desde la bota de paladar en paladar.

El cuchará y paso atrás, que cada vez se ve menos, no ha faltado en el parque periurbano de Los Villares. Ya sea alrededor de un buen arroz, de unas deliciosas migas, de una barbacoa hasta arriba de carne o incluso de una pata de cordero que pesa más de dos kilogramos, en el Día de San Rafael lo que han sobrado han sido risas y reencuentros entre Rafaeles, Rafaelas y aquellos que tienen un nombre distinto. Cordobés o no, lo importante se comparte en este día del custodio.

El perol de la familias de los jóvenes Alejandra Villén y de José Coronel. / Juan Ayala

No hay comentarios

Ver los Comentarios

También te puede interesar

Lo último