Manolo García prolonga con matrícula de honor su idilio con Córdoba

Crítica de Música

El cantante barcelonés triunfa en un repleto Coso de los Califas en la escala en la ciudad de su gira 'Cero Emisiones Contaminantes Desde Ya'

El artista dedica su reivindicativo concierto a los pequeños agricultores y ganaderos y a los autónomos, "a los que se les trata como el culo" y reivindica a la clase baja frente a los poderes establecidos

Las mejores imágenes del concierto de Manolo García en Córdoba

Manolo García interpreta uno de sus primeros temas en su concierto en Córdoba.
Manolo García interpreta uno de sus primeros temas en su concierto en Córdoba. / Miguel Ángel Salas

La ficha

***** Manolo García (Gira Cero Emisiones Contaminantes Desde Ya)

Manolo García (voz y guitarra), Juan Carlos García (teclado, percusión y coros), Íñigo Goldaracena (bajo y contrabajo), Víctor Iniesta (guitarra española y acústica, percusión), Albert Serrano (guitarra eléctrica), Olvido Lanza (violín y coros), Ricardo Marín (guitarra eléctrica y acústica), 'Josete' Ordóñez (guitarra española, mandolina, mandola), Charly Sarda (batería y percusiones) y Coral Moreno (baile). Fecha: sábado 22 de junio de 2024. Lugar: Plaza de Toros de los Califas. Aforo: Lleno total.

Son poco más de las diez de la noche de una calurosa jornada de verano, una noche mágica en Córdoba, la magia que derrocha cada vez que actúa en la ciudad Manolo García. El respetable que abarrota el Coso de los Califas está dispuesto a entregarse al músico barcelonés desde el primer segundo del concierto. Manolo García también está dispuesto a corresponder a esa entrega, para prolongar hasta el infinito el idilio que mantiene desde sus tiempos de El Último de la Fila con la ciudad califal. Una banda soberbia liderada y dirigida por ese gran guitarrista que es Ricardo Marín salta al ruedo del escenario para calentar el ambiente con una, valga la redundancia jam session. Son los primeros acordes de la escala en Córdoba de la gira Cero Emisiones Contaminantes Desde Ya, con la que el artista busca hacer un llamamiento a la lucha contra el cambio climático. Fin de la jam session y el respetable empieza a chillar cuando sobre ese ruedo del escenario aparece quien comandó junto a Quimi Portet entre 1984 y 1998 esa banda de muchísimo más que pop-rock que fue El Último de la Fila para resucitarla con Insurrección. ¿Dónde estabas entonces, cuando tanto te necesité? empieza a corear con él el respetable. Música terapéutica que arrulla y cobija.

Manolo García vuelve despues a demostrar que con él Nunca el tiempo es perdido, al continuar su repertorio con el tema que lleva ese título y confiesa que en Córdoba pasaría Diez mil veranos, parafraseando el tema que interpreta después. El músico dedica el concierto "a los pequeños agricultores y ganaderos, a los que se les trata como el culo; eso hay que arreglarlo", reivindica. La banda acompaña impecablemente a su, valga la redundancia, impecable voz, mientras él continúa con las dedicatorias entre Volvíamos tarde y Mientras observo al afilador. "También dedico el concierto a los autónomos, a los que también se les trata como el culo; en cambio, nosotros a ellos les tratamos de maravilla ¿somos majos o no? demasiado majos, somos la releche...a ver si estamos realmente en una democracia", defiende en plan jocoso refiriéndose a todo tipo de poder establecido, a la clase política.

Manolo García toca la guitarra entre Ricardo Marín y 'Josete' Ordóñez.
Manolo García toca la guitarra entre Ricardo Marín y 'Josete' Ordóñez. / Miguel Ángel Salas

El respetable vuelve al extasis emocional con la primera estrofa de Llanto de Pasión. Me he acordado tantas veces de ti / Y hoy he soñado en volverte a escribir. Ese clásico de El Último de la Fila del álbum Como la cabeza al sombrero que encapsula la intensidad emocional de recordar y el dolor de aceptar que ciertos momentos y personas son irrepetibles. Antes, el artista catalán ha imaginado por un instante que el tiempo se detiene Mientras observo al afilador y defendido que "somos estrellas de luz, siempre esperando", en No lloras y juras. Ese éxtasis emocional se prolonga cuando Manolo García decide compartir la interpretación de Llanto de Pasión entre el respetable, repartiendo choques de manos a diestro y siniestro, en un ejemplo de derroche de humildad como se les ve a pocas estrellas de rock. Un respetable que lo premia con un ramo de flores. ¡Viva Córdoba! grita.

Es momento de agradecer su asistencia "a los presentes, a todos los que han acudido a esta Plaza de Toros de Córdoba, incluso desde alguna otra comunidad del territorio nacional; gracias a todos por el esfuerzo, la alegría y las ganas que en definitiva le echáis. Porque como sabemos la vida sin ganas no es nada". Como alegría y ganas le echa él a la vida a la hora de interpretar ("esta la podéis cantar vosotros también si queréis", comenta al respetable) Zapatero, Azulea, Rosa de Alejandría ("hay que parar el cambio climático ya", defendió), La Maturranga y Laberinto de sueños (en la geometría del rayo), los siguientes temas del setlist. Las mismas ganas y alegría que le echa Coral Moreno a la hora de acompañar con su baile en el ruedo del escenario algunos de estos temas y otros que aún quedan.

"Quisiera ser Superman para volar ahí arriba", comenta refiriéndose a la parte del respetable que está en los tendidos, a quienes no ha podido llegar cuando saltó al albero para compartir Llanto de Pasión con quien está viviendo su concierto desde ese lugar de la plaza. "El contacto es lo importante, si es que nos tienen solos y desprotegidos con el puto móvil todo el día y los putos whatsapp...", critica antes de interpretar Quisiera escapar, para después lanzar sus míticos Pájaros de barro a volar al cielo de Córdoba y volver a pasearse por el albero dándose el segundo baño de multitudes cual apóstol de una música celestial. Algo que, tras Un giro teatral, vuelve a hacer con Sobre el oscuro abismo en que te meces, para recordarnos después, por si acaso se nos había olividado, que Somos levedad, e iniciar el viaje A San Fernando, un ratito a pie y otro, caminando al compás de unos grandes globos que invitan al respetable sobre el albero a empujarlos hacia arriba para compartirlos.

Público asistente al concierto en el Coso de los Califas.
Público asistente al concierto en el Coso de los Califas. / Miguel Ángel Salas

Toca el momento de criticar la estupidez humana predicada y producida por las redes sociales. "Hay que cuidar a los colegas; con todo el respeto para las chinas, si dices que tienes 8.000 amigos en China, tu no tienes amigos ni nada", relata antes de transportarse en forma de canción a cada Viernes, día en el que sale a dar una vuelta a quemar la semana, y marcharse del ruedo del escenario de Los Califas con un Reguero de mentiras que son verdad. Tras unos minutos de relax, cual sexto califa del toreo, Manolo García vuelve al ruedo del escenario del coso cordobés para, tumbado en un sofá, deleitar con Lejos de las leyes de los hombres y continuar siendo reivindicativo. "Critican con desprecio a quien se come un bocadillo de calamares. Un millón de personas en España desnutridas, sin comer, diez millones de familias en el umbral de la pobreza ¿De qué se ríen? ¿De qué se ríen tanto? Ya que ellos viven de puta madre, al menos que la clase baja viva con dignidad. Primero, arreglad el país y luego nos reímos todos juntos", pide previamente a que empiece a sonar Prefiero el trapecio. Los bises continúan con A veces se enciende y Como un burro amarrado a la puerta del baile.

"Freddie Mercury, como mola, mola mazo, que la base de la pirámide aguante, todos aguantamos con un poquito de alegría, ellos se creen que son muy guays, muy guapos, pero si el corazón es nuestro, tenían que estar tranquilitos, humildes, trabajando...nosotros somos buena gente... mientras ellos nos ponen multas, nos riñen 'tú no hagas aquello', dejadnos un poquito vivir", refiere, volviendo a criticar a todo tipo de poder establecido. Si te vienes conmigo es algo así como el desparrame ya, con “guau guau”, “miau miau”, “pío pío”, “oink oink” …etc. Presenta a la banda. "´Córdoba, gracias por la noche que nos habéis regalado", continúa para cerrar el concierto con los clásicos El Rey -de José Alfredo Jiménez- y La Bamba -de Richie Valens-. Otro clásico, Luz de luna, suena por los altavoces mientras el artista y su espléndida banda se despiden del respetable tras un recital en el que Manolo García ha prolongado con matrícula de honor su idilio con Córdoba.

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