Manuel Prieto, primera persona en Córdoba en vacunarse: "Lo único que espero es que volvamos a la normalidad"
Testimonio
Residente en el centro de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados de la calle Buen Pastor, este gallego afincado en Córdoba desde hace más de 40 años resalta la labor del geriátrico durante la pandemia
Sin miedo y con ganas. Manuel Prieto, de 77 años, ha sido la primera persona en Córdoba en recibir la vacuna contra el coronavirus. Justo cuando la furgoneta de la Junta de Andalucía ha parado frente a la puerta de la residencia de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados, Manuel salía a recibirla acompañado de dos hermanas de la orden del centro y el equipo de enfermeros que se encarga de inocular las dosis.
Posando frente a los numerosos fotógrafos reunidos para retratar un momento histórico y clave en este año de pandemia, este gallego afincado en Córdoba desde hace más de 40 años reconocía que no estaba acostumbrado a ser el centro de los focos.
Sin embargo, de sus declaraciones a los periodistas se extrae una percha y una compostura sin igual. "No estoy nervioso". Éstas han sido sus primeras palabras cuando ha sido preguntado por recibir la vacuna para añadir que estaba "muy contento".
Su deseo, que todo vuelva a ser como antes. "Espero que volvamos a la normalidad, eso es lo único que espero", contaba Manuel ataviado con una elegante chaqueta azul marino y cobarta a rayas.
Sobre si ha sentido miedo o ha estado asustado durante estos meses en los que la pandemia ha golpeado a esta residencia de la calle Buen Pastor, el residente ha salido en defensa del trabajo realizado entre las paredes de este centro. "Aquí nos han tratado muy bien y nos han procurado tenernos aislados del mundanal ruido para que no tuviéramos ese problema, gracias a Dios no lo hemos tenido", ha manifestado.
Esa protección que se le ha concedido a los más de 100 mayores que pueblan esta residencia ha hecho que Manuel ni siquiera se haya enterado de que sí que ha habido casos. Y es que mientras él explicaba que durante estos meses, "gracias a Dios, no hemos tenido" contagios, una de las hermanas sonreía por detrás mientras decía: "Eso es porque ha estado alejado del mundanal ruido".
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