Médicos 'artistas' de Córdoba: cómo sanar el alma cuando tienes vidas en tus manos
Sanidad
La música, la pintura, la escritura y la danza son una vía de escape para los doctores frente al estrés laboral
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Córdoba/El estrés del trabajo, escuchar los problemas de los pacientes, la responsabilidad de tener una vida en sus manos... La profesión médica supone llevar una mochila a diario que, por su salud, los propios profesionales deben dejar en la puerta del hospital o el centro sanitario en el que trabajen. En estas situaciones, las artes se convierten en una vía de escape para liberar la mente, relajarse, poder resetear y seguir adelante.
De puertas para dentro, son el doctor Manuel Porras, la doctora Carmen Arias, la doctora Sonia Villero y la doctora Eva Moreno. De puertas para afuera son personas que dedican parte de su tiempo de ocio a la música, la pintura, la escritura y la danza. A veces, estas pasiones incluso nacieron antes que la Medicina, aunque finalmente la vocación por sanar a los demás ganó la batalla.
Carmen Arias: "Pintar es mi momento de expansión"
La doctora Carmen Arias, presidenta del Colegio de Médicos de Córdoba, siempre ha pintado, aunque esta no es su única afición. "A mí me gusta todo, y eso es un problema", reconoce riendo esta facultativa de Atención Primaria que pasa consulta en Villaharta. También escribe, colecciona minerales, le gusta la micología... "Lo que surja, no tengo límite", señala. La pintura fue antes que la Medicina porque pintaba cuadros desde niña y ha sacado tiempo para seguir dedicándose a ella. Le sirve para "airearse": saca su maletín, coloca su lienzo y comienza pintar. En su casa del pueblo, Villaralto, en Los Pedroches, tiene un estudio y a veces incluso se ha ido allí porque necesitaba "un momento de expansión porque pintar me relaja muchísimo".
"No suelo venirme abajo casi nunca, pero me ayuda", explica. Ahora, por ejemplo, hace poco tiempo que ha fallecido su madre y está retratando a sus padres. "Es como darle vida en el cuadro", confiesa. "Siempre tengo lienzos por algún sitio", indica la doctora Arias, que asegura que disfruta cuando coge los pinceles.
"Hay muchos médicos que hacen esto, creo que sirve para liberar la mente", incide Arias. De hecho, el Colegio de Médicos organiza cada año la Semana Cultural Galeno, en la que los colegiados que quieran pueden presentar sus propuestas artísticas. "Los médicos quizás lo necesitemos por nuestra labor de tanto estrés, de tanta preocupación", agrega la presidenta del órgano colegial.
A Arias, siempre le ha gustado la Atención Primaria, donde "son todo problemas de la gente en todos los ámbitos; el único ratito bueno es cuando llega una embarazada". Por eso, es importante hacer "algo diferente que te ocupe la mente cuando llegas a casa, es una liberación".
La mayor parte de sus obras son en óleo, aunque alguna vez se ha atrevido con las acuarelas. Le gusta, sobre todo, plasmar paisajes de naturaleza saliendo a la dehesa de Los Pedroches y pintando encinas, que son "auténticas esculturas naturales". Pero también hace retratos: los de sus hijos, los de sus padres... "Yo no considero que sea buena en la que hago, pero disfruto haciéndolo", asegura. Su objetivo no es exponer, de hecho, no tiene una gran producción artística, es solo "para el disfrute y la expansión personal". Algunos de sus cuadros los ha regalado a amigos, pero la mayoría están en su casa de Córdoba y en la del pueblo.
Manuel Porras: "Soy músico antes que médico"
El intensivista Manuel Porras comenzó en la música a los 14 años en su pueblo, Higuera la Real (Badajoz) tocando la tuba en la banda municipal. En el pueblo de al lado se abrió una escuela de música dependiente del Conservatorio de Badajoz a la que se apuntó: aprendió solfeo y empezó a tocar el piano. Por eso, considera que es "músico antes que médico".
Luego, compatibilizó sus estudios de Medicina con la carrera de Piano hasta que no pudo seguir por la alta exigencia que requieren ambas disciplinas. Eligió la Medicina porque se considera "médico vocacional" y "quería ser médico por encima de cualquier otra cosa", así que terminó la licenciatura, hizo la residencia y llegó a Córdoba, donde se metió en el mundo de la música con otros compañeros del Hospital Reina Sofía, donde trabaja en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). En este tiempo, nunca dejó la música, ya sea tocando en bandas o jam sessions.
El doctor Porras y sus compañeros han tenido varias bandas, como Stephen & Medicine Doctor's Music -con la que incluso grabaron un disco y un videoclip-. Stephen, aclara, es Juan Antonio Castro, un médico urgenciólogo ya jubilado muy reconocido en el ámbito musical. Luego crearon la Burned Doctor's Band, también formada solo por facultativos. "Hay un montón de médicos que se dedican a hacer muchas cosas" relacionadas con la música y el arte, señala. Su compañero en muchas de estas aventuras musicales ha sido su amigo Juanjo Gilbert, pediatra del Reina Sofía especializado en trasplante hepático.
Ahora mismo tiene una formación con una médico de familia, Fany Muñoz, con la que hacen música jazz tipo crooner, es decir, ella canta y él la acompaña al piano. Aparte, se acerca cuando hay una jam sessions o micros abiertos (suele ser en el Jazz Café). Y está volcado con sus hijos, que tienen 15 y 13 años y también tienen una banda de rock. Por eso, tiene su actividad algo "más parada".
A lo largo de estos años, el doctor Porras ha actuado en el Long Rock, en el antiguo Golden, en el festival Raíces del Jardín Botánico, en la Escuela de Músicos El Gato y en el Jazz Café.
La música es para este intensivista "la vía de escape de todo el estrés que supone trabajar en una UCI", un servicio que tiene "un alto nivel de estrés e intensidad importante". "Yo tengo la suerte de que llego a mi casa después de una guardia, me siento al piano y toda esa tensión se libera y la vida se ve de otra manera distinta", asegura. Por otro lado, la música tambien le aporta a nivel profesional, es decir, utiliza musicoterapia con sus pacientes de la UCI.
Además, en los tres últimos años ha estado trabajando en el Hospital Valle de los Pedroches de Pozoblanco, donde inició un programa de musicoterapia estandarizado con música en vivo interpretada por una profesional musicoterapeutas y él mismo. "La música no es solo ocio o un divertimento, para mí es mucho más", reconoce. En el Reina Sofía, siempre tiene música puesta en el módulo, sobre todo jazz o piano, "temas muy tranquilos que relajan el ambiente". "Para mí, es mi terapia y mi ilusión, y la ilusión de mis hijos, que me han visto tocar desde pequeños y se han aficionado, lo que me motiva más", señala.
Como anécdota cuenta que cuando empezó en la UCI ahorró con las primeras guardias que hizo y se compró un piano. Cuando se lo contó a Emilio Jiménez, un intensivista que ya era veterano, le dijo: "Con eso tienes muchas posibilidades de no volverte loco aquí dentro".
Sonia Villero: "Para mí, la escritura tiene una parte terapéutica"
La escritura siempre ha llamado la atención de la psiquiatra infantil Sonia Villero que, más que escritora, se considera "muy lectora". "Escribo, pero muy nobel, como un hobby", aclara. Esta facultativa coincide en que la profesión médica "es un trabajo que tiene una carga mental asociada bastante importante, entonces, una manera de poder desahogarse o evadirse es refugiarse en el mundo de las artes".
La lectura siempre ha formado parte de su vida, es un "punto de anclaje" que no ha abandonado nunca, su "lugar de refugio", y por temporadas ha podido dedicar "más o menos tiempo a la escritura". En su caso, a los relatos y ocasionalmente a la poesía.
La doctora Villero asevera que "la Medicina tiene una parte de humanidades muy importante que hay que seguir reivindicando a pesar de que estamos en un contexto en el que cada vez está más tecnificada, pero creo que la raíz la tenemos que tener siempre presente". "Al fin y al cabo, trabajamos con los seres humanos en los momentos más vulnerables de su vida", por lo que "hay que mantener y reivindicar las humanidades".
Durante años tuvo algo más abandonada la escritura y la ha retomado por épocas, aunque últimamente le dedica más tiempo. "Al final, trabajamos con materia muy sensible y tenemos las emociones muy presentes", así que "cada uno se busca la manera de poder lidiar con ello", indica, agregamdo que para ella "la escritura tiene una parte terapéutica".
Ha sido difícil compaginar el trabajo, la casa y la crianza de sus hijas con la escritura, pero cuando las niñas han crecido ha podido "retomarla con más regularidad". Aunque se califica como "mercenaria de la escritura" porque le "gusta mucho experimentar, al final siempre hay temas comunes, lo que nos preocupan a todos y que están presentes en la consulta", como "la pérdida, el amor, el desamor, el envejecimiento, la discapacidad, la muerte..." Temas universales que trata a diario en su clínica y que, aunque no lo pretenda, están presentes en casi todo lo que escribe. "Aunque sea ficción o una escritura algo más experimental, siempre acaban saliendo de una manera o de otra", puntualiza. Por el momento, no ha pensado en recopilar sus textos y editarlos, aunque sí ha participado en concursos en los que le han publicado algunos.
Eva Moreno: "La danza es una terapia a nivel mental"
Eva Moreno es médica residente de Atención Primaria, un trabajo que compagina con su pasión por la danza contemporánea. Hace seis años que empezó en una escuela en la que probó esta disciplina y vio que la "llenaba mucho". Pero esta afición va más allá porque en las clases, además de bailar, también interpretan. De hecho, han formado una compañía de danza y teatro llamada Humanella con la que se siente "muy realizada" porque abarcan desde acontecimientos históricos relevantes hasta temas de concienciación social como la migración, la violencia de género o la diversidad funcional.
Aparte, esta joven doctora toca el violín desde los nueve años. Hizo ocho años de estudios en el Conservatorio Profesional de Córdoba, pero no llegó a terminarlos por las exigencias de ambas carreras. "En Bachillerato ya vi que no era compatible la cantidad de horas que tenía que dedicarle al violín con la preparación de Selectividad para entrar en Medicina", destaca. En su vida personal, este instrumento ha seguido muy presente, aunque ahora tiene "menos tiempo". En un futuro espera "poder retomarlo".
En el caso de la doctora Moreno, la música también fue antes que la Medicina, aunque desde pequeña ha tenido "claro" que quería ser médica a pesar de que en su entorno nadie se dedicaba a ello. Por otro lado, desde siempre le han "generado mucha curiosidad las artes", por eso se decantó por el violín.
En una época en la que la Atención Primaria vive una crisis por las condiciones laborales y la falta de facultativos, Eva Moreno eligió esta especialidad por la experiencia que tuvo con una tutora médica de familia que era "maravillosa" y además de enseñarle nociones de Medicina, "tenía una parte humana que fue lo que más me llamó". Así se dio cuenta de que "la Atención Primaria era algo que me podía llenar": "Es un trato muy cercano con el paciente y de mucho seguimiento".
Ahora no tiene tiempo para el violín, pero sí saca todo el que puede para la danza. Dos días a la semana recibe formación y los sábados asiste a una formación profesional de la compañía, más los ensayos extra que tienen que hacer para preparar sus actuaciones. Intenta organizarse para acudir a todo, pero "con las guardias no siempre puedo asistir", reconoce, por eso su meta es "poder dar mi máximo sin perjudicar al resto de la compañía".
La danza para ella supone "soltar todo cuando tengo un mal día en el trabajo o lo tenía en la carrera". Es decir, es "una terapia a nivel mental" para "poder expresarme por esa vía y soltar el estrés". Por un lado, le "da paz" y, por otro, "es un trabajo corporal, es una forma de hacer deporte".
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