Las personas migrantes advierten del aumento de racismo en Córdoba: "Estamos volviendo a tiempos de fascismo"

Córdoba/Fortune Beyo llegó a Córdoba hace tres años para convivir con su hermano Salomón siendo tan solo una adolescente. Cursando tercero de la ESO se dio cuenta de lo difícil que iba a ser adaptarse a una nueva cultura. Fue "un cambio brutal", no solo por dejar atrás a su familia en busca de una vida mejor, también por otros factores que complican todavía más la integración: "Aunque hagas amigos y te inviten a sitios, siempre te sientes excluida. Por la calle las personas te miran diferente y siempre te escogen la última en la escuela", confiesa la joven migrante.

"A día de hoy, sobre todo al haber aprendido el idioma, estoy más integrada y más feliz, pero nunca al 100%", explica Fortune, quien actualmente es portavoz de la asociación El Mundo y África Trabajan (El Mat), fundada en Córdoba en el 2011 e integrada en la Asamblea Antirracista de Córdoba. A sus 18 años, además de estudiar, lucha porque las personas migrantes tengan todo el apoyo necesario en la ciudad para sacar adelante sus vidas. Y más en una sociedad "que discrimina menos que hace unos años", pero que "todavía es racista": "El racismo que sufrimos ahora es indirecto. Es decir, no se basa tanto en el insulto, sino en la manera de hablarnos y tratarnos", señala Fortune.

Por eso, desde El Mat piden a la población "tolerancia, empatía", "trabajar en uno mismo para no ser racista" y "hablar con personas migrantes para conocer sus realidades", pues, como asegura Fortune, "todo el mundo tiene prejuicios sobre otras razas y religiones, pero eso se soluciona con espacios de convivencia". Sin embargo, la situación con respecto a la eliminación del racismo no pasa por su mejor momento. Esto se debe al "auge de discursos políticos que dan informaciones no contrastadas y que se creen los jóvenes por redes sociales". Así lo lamentan los integrantes de la asociación, quienes temen que partidos de ultraderecha tengan tanta representación en países de Europa y América.

"Tenemos muchísimo miedo con todo lo que está pasando en el mundo, sobre todo tras la llegada de Trump como presidente. Estamos volviendo atrás a tiempos de fascismo. A este paso, pronto habrá zonas en las que no quieran ver negros o inmigrantes. La historia se está repitiendo y la gente humilde no se da cuenta. Tenemos que parar y pensar, porque si no pensamos, la historia se va a repetir", advierte Fortune. Un relato que comparte Aruna Sow (32 años), también portavoz de la asociación El Mat y residente en Córdoba desde que en 2009 llegó procedente de Senegal.

Fue de hecho Aruna quien hace varias semanas encontró carteles en Ciudad Jardín que llamaron su atención. Se trataba de una campaña de Vox Córdoba que alertaba de la presencia de inmigrantes ilegales, por lo que recolectó los carteles para que la asociación lo denunciara ante la Fiscalía junto a otros partidos políticos de la oposición. "Me conmovió mucho que se nos tratara de ilegales... En una ciudad como Córdoba que es multicultural es inaceptable que exista esta discriminación", lamenta Aruna, quien hace un llamamiento "a la formación y sensibilización" de los ciudadanos.

"Es un problema la gente que toma ese discurso de odio para justificar sus problemas, pues genera enfrentamientos entre la sociedad cordobesa. Desde que llegué hasta hoy ha habido de todo. Al principio había más malentendidos culturales y las personas te juzgaban sin haberles hecho nada, pero la cosa ha ido a mejor. Por ejemplo, antes subir a un autobús era un trauma porque la gente se levantaba de la silla pensando que les ibas a robar, eso ya no se ve y ha sido un cambio fundamental", destaca el portavoz, quien mantiene la esperanza de que "la sociedad no vuelva a atrás" en este clima de crispación que ha surgido en los últimos años con respecto a la población migrante.

Aumentan los delitos de odio

A Aruna incluso le han agredido verbalmente en su jornada laboral. Empleado en una subcontratación del Ayuntamiento de Córdoba, sus compañeros tuvieron que defenderlo de gritos como "viene a quitarle el trabajo a nuestros hijos" y otros descalificativos. Una acción que quedó impune porque no hubo denuncia por su parte. Según los últimos datos del Ministerio del Interior, los delitos de odio relacionados con la xenofobia y el racismo en el 2023 en la provincia de Córdoba fueron un total de 16. Una cifra alta en comparación a los registrados en años anteriores: cuatro en 2022, nueve en 2021, dos en 2020, seis en 2019, seis en 2018, ocho en 2017, cinco en 2016, tres en 2015 y 16 en 2014.

En el Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial que se celebra este viernes 21 de marzo, las asociaciones y colectivos que en la provincia luchan por promover los derechos de las personas migrantes advierten del aumento de los delitos de odio. La más antigua de la capital cordobesa es Córdoba Acoge -asociación sin ánimo de lucro fundada en 1991 con el objetivo de atender, acompañar y promover a las personas migrantes de Córdoba-, la cual culpa de este incremento del racismo a "campañas electorales de grupos políticos que rozan la ilegalidad por su discurso de odio utilizando a menores de edad en muchas ocasiones".

Así lo advierte Enrique Garcés, secretario de la junta directiva de Córdoba Acoge, quien lamenta que, según las últimas encuestas del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), la inmigración sea el principal problema para los españoles. Una situación que achaca a "los bulos creados en redes sociales por ciertos partidos políticos" mediante los que comparten "un mensaje que están calando muy dentro en la sociedad, sobre todo en sectores humildes y trabajadores".

"Es difícil desmontar el discurso del odio, pero se trata de credibilidad ante esos bulos. La realidad es que la inmensa mayoría de los migrantes son personas que lo dejan todo en busca de una vida digna en países a los que van a trabajar y aportar. Ya es suficientemente duro migrar, como para ser rechazado en el país. Debemos tener más empatía", señala Enrique Garcés, quien lamenta "la ignorancia" de aquellas personas que se quejan del clásico dicho de que los migrantes vienen a España a cobrar "la paguita", un "bulo que es fácil de desmontar", ya que, como explica, "toda persona en situación irregular no recibe ninguna paga al no tener trabajo y, sin embargo, sí pagan todos los impuestos indirectos sin recibir beneficios".

La situación de pobreza con la que llegan los migrantes es lo que hace que, una vez están regulados, opten a las mismas ayudas que cualquier otra persona sin ninguna preferencia. Su vulnerabilidad se suma a las dificultades que encuentran en Córdoba y en el resto de provincias para acceder a los derechos básicos como la vivienda, el trabajo y cualquier participación social: rechazo de contratos de alquiler cuando dicen su nombre africano, exposición a la explotación laboral e impedimentos para abrir cuentas bancarias.

Para facilitar el acceso a estas áreas tan necesarias para cualquier ser humano, entidades como Córdoba Acoge prestan su ayuda anualmente a entre 2.000 y 3.000 migrantes que buscan una vida digna. Aunque en Córdoba la población migrante no es tan alta en comparación con otras provincias con más oferta de empleo (28.190 personas de nacionalidad extranjera de las 774.313 censadas), las personas migrantes que residen en Córdoba hacen un llamamiento a la "solidaridad y a la empatía" para acabar con la discriminación.