Identifican una bacteria en las moscas chupadoras de sangre que podría usarse como control biológico

Investigación

La investigación, en la que ha participado el grupo Gisaz de la Universidad de Córdoba, ha obtenido el X Premio Carlos de Blas Beorlegui otorgado por Cesfac

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Daniel Bravo y Carlos Barceló Seguí recogiendo el premio Carlos de Blas Beorlegui.
Daniel Bravo y Carlos Barceló Seguí recogiendo el premio Carlos de Blas Beorlegui. / El Día
El Día

07 de febrero 2024 - 11:16

Las moscas chupadoras de sangre o hematófagas de la tribu Stomoxyini son unas moscas muy comunes y molestas en el ámbito de la ganadería, ya que pican a los animales para alimentarse de su sangre y, en ese proceso, producen alteraciones y lesiones en la piel, estrés, reducción del apetito, pérdida de sangre y alteraciones en el sistema inmunosupresor con los consecuentes efectos negativos en la producción. Además, transmiten patógenos como la anemia infecciosa equina o la anaplasmosis, de forma indirecta por contacto (vectores mecánicos).

La búsqueda de nuevos métodos para controlar estas poblaciones de moscas ha interesado a la comunidad investigadora y ganadera debido al creciente desarrollo de resistencia a los insecticidas.

Ahora, un estudio dirigido por Carlos Barceló Seguí (Universidad de las Islas Baleares), y en el que ha participado el investigador del grupo Gisaz de la Universidad de Córdoba Daniel Bravo Barriga, junto con Ignacio Ruiz Arrondo (Centro de Investigación Biomédica de La Rioja) y Mikel Alexander González González de Heredia (CSIC), ha identificado por primera vez en España la presencia de una bacteria llamada Wolbachia en estas moscas, lo cual ofrece una oportunidad para explorar enfoques de gestión innovadores y sostenible para reducir las poblaciones del insecto.

Wolbachia es un género de bacterias intracelulares que infectan principalmente a especies de insectos y ha llamado la atención por sus posibles efectos biológicos en sus hospedadores como la reproducción, la incompatibilidad citoplasmática, la feminización, la muerte de machos y la influencia en la transmisión de patógenos.

Así, el equipo investigador ha encontrado en seis entornos agropecuarios de Mallorca dos especies, Stomoxy calcitrans y Haematobia irritans (la primera más numerosa que la segunda). Aunque los análisis moleculares no han encontrado la existencia de patógenos en las moscas, sí han detectado la presencia de Wolbachia en H. irritans. Como la bacteria ya se emplea para controlar poblaciones de mosquito, los investigadores esperan que este hallazgo impulse la necesidad de investigaciones adicionales para comprender cómo W. pipientis interactúa con H. irritans y cómo estas interacciones podrían ser aprovechadas para el control de plagas de manera efectiva y sostenible.

Además de estudiar la presencia de las moscas en Mallorca, el equipo ha actualizado la información de su distribución a nivel nacional. “Había poco conocimiento y disperso en diferentes plataformas. No había un único documento que recopilara toda la información relevante".

Para abordar esta falta de información, recopilamos datos propios obtenidos en Mallorca, así como información bibliográfica y datos de otras fuentes, incluidas plataformas de ciencia ciudadana, para integrar todos estos datos en un mapa unificado que proporcionara una visión general de la distribución de esta especie en España”, explica Daniel Bravo, investigador del grupo Gisaz.

Este enfoque holístico y colaborativo ha permitido a los investigadores obtener una comprensión más completa y detallada de la presencia de ambas especies en el país, lo que puede ser fundamental para futuras investigaciones, conservación y control de plagas.

La investigación, titulada Estudio de la distribución y papel vectorial de las moscas hematófagas de la tribu Stomoxyini (Díptera: Muscidae) en explotaciones ganaderas en Mallorca (Islas Baleares, España), ha obtenido el X Premio Carlos de Blas Beorlegui, otorgado por la Confederación Española de Fabricantes de Alimentos Compuestos para animales (Cesfac) durante un acto celebrado en la sede de la Academia de Ciencias Veterinarias.

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