La música en la televisión
Loco por la música
La melodía fue de una necesidad vital desde el principio. Los inicios de los programas, las pausas, las emisiones publicitarias o los acompañamientos a escenas son importantes
Si bien es cierto que la transmisión de las ondas radiofónicas ya no tenían misterio a principios del siglo XX, el desarrollo social y mundial “pedían” una nueva forma de aunar dos de nuestros sentidos: la vista y el oído. He aquí que después de no poco tiempo y de varios inventos y experimentos como el iconoscopio y del kinetoscopio, o sea, lo que conocemos como cámara de televisión y aparato de televisión, llegamos a grandes rasgos a lo que hoy conocemos como televisión.
Evidentemente, esas imágenes que recibimos hoy en día en nuestros receptores serían muy aburridas sin sonido. Aunque a veces sería mejor que fuesen mudas, porque se escuchan cada cosas que mejor olvidar.
La música fue de una necesidad vital desde el comienzo de la televisión. Los inicios de los programas, las pausas entre emisiones, las emisiones publicitarias, los acompañamientos a escenas a imagen y semejanza de las que apreciamos en el cine, han hecho de la música una herramienta eficaz y sumamente útil para la televisión. Tomemos como punto de referencia la mitad del siglo pasado. Desde 1957 hay programas exclusivamente musicales en televisión. El primer programa fue el inglés 6,5 Special, producido por la BBC.
En los EEUU, sin dudas el país mayor generador de contenidos televisivos del mundo occidental, los programas de variedades con una cantidad continua y heterogénea de números musicales, y los talk shows, son los primeros que insertan canciones y actuaciones musicales en vivo. Ejemplos de ellos tenemos el Paul Whiteman’s Teen Club, The Ed Sullivan Show y American Bandstand como los más representativos e influyentes de la década de los sesenta. En su inicios, la televisión, al igual que la radio, tenía un problema de “puesta en escena”, ya que por obvias limitaciones espacio-temporales, el cantante o la agrupación simplemente aparecían en un escenario vacío ante un telón o cortinas actuando directo a la cámara.
Esto generaba en más de una ocasión problemas para la transmisión en directo por la calidad del sonido y la imagen, pero el medio no fue ajeno al desarrollo tecnológico y pronto comenzó a usar el manido y conocido play-back, que consiste en emitir el sonido de un CD mientras los músicos aparentaban interpretar en directo el tema. Esto permitió muchas cosas positivas para los intérpretes en cuanto a concentración mental, poses artísticas, bailes y gestos directos a cámara, entre otras cosas, pero también ha provocado un abuso de esta técnica por algunos que a veces da vergüenza por la poca sincronización entre imagen y audio. Esta técnica televisiva también se ha exportado a las actuaciones en directo, lo que a veces suele ser perjudicial para el artista y siempre engañoso para el respetable público.
De cualquier forma, la música en la televisión ha tenido una utilidad manifiesta en el resurgir de viejas glorias, la búsqueda de talentos a veces efímeros y por supuesto en la publicidad. Tal vez el mejor ejemplo del uso musical en la televisión son los videoclips, esa forma particular de relación musico-visual. En el vídeo musical se combinan la música y la actuación junto a otros recursos audiovisuales provenientes de otras manifestaciones como el teatro, el cine, la danza popular o moderna, las bellas artes, etcétera.
Los mejores ejemplos de videoclips los encontramos en las cadenas televisivas exclusivas con temática musical como MTV Music, Mezzo, VH1, SolMúsica, entre otras, aunque hoy en día se recurre a plataformas como YouTube y VEVO, que son de fácil acceso y donde buscas directamente lo que quieres ver y escuchar, dejando estas cadenas televisivas más relegadas.
Según Andrew Darley en su libro Cultura Visual Digital: espectáculo y nuevos géneros en los medios de comunicación, “los vídeos musicales constituyen una de las formas más consumadas de esa dimensión de la cultura visual contemporánea que se basa en una estética de conjunto de artes de una similar cultura exhibida”.
Para terminar les explicaré un fenómeno curioso y muy extendido últimamente y es el videojockey. No es otra cosa que conjugar imágenes directas o creadas superpuestas a la creación musical de un discjockey. El antecedente de este producto lo encontramos en la conocida como Factory del reverenciado artista multidisciplinar Andy Warhol.
Su meta final es sin dudas conseguir lograr una eficiente e interesante interacción entre el artista y el público mediante la creación de imágenes y música propias in situ, lo que coloquialmente llamamos improvisar, lo que tal vez podría completar de algún modo la idea demostrable de la conjunción músico-visual en el arte. Vivimos en una sociedad cada vez mas globalizada e intercomunicada donde existen todo tipo de medios de difusión cultural.
Usemos estos medios, que a veces son mal usados, para fomentar el conocimiento a través de la música y tal vez, solo tal vez, consigamos entender y hacer entender a quienes corresponde que sin la música el mundo sería un lugar muy aburrido, hastiado, peligroso, sin alegría ni color.
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