"Un niño al que se le da todo hecho será en el futuro un adulto incapaz"

La editorial Toromítico publica 'Todos los niños pueden ser Einstein', un original ensayo que ofrece a los padres pautas para el desarrollo intelectual de sus hijos

Fernando Alberca muestra la portada de su último ensayo.
Fernando Alberca muestra la portada de su último ensayo.

Albert Einstein no aprendió a leer hasta los siete años y a pesar de ello se convirtió en uno de los científicos más geniales del mundo. Para Fernando Alberca, experto en educación, el científico es todo un ejemplo de que el determinismo genético sobre la capacidad de inteligencia de los niños se puede corregir. La clave está en la práctica de sencillos ejercicios, que favorecen e inculcan entre los pequeños determinadas cualidades que ayudan a incrementar sus coeficientes desde su más tierna infancia.

-En su último libro plantea una serie de prácticas que se supone que pueden ayudar a cualquier niño a ser todo un genio.

-Así es. Y para ello el libro toma como ejemplo a un gran genio como Albert Einstein, a quien su madre a los 15 años consideraba tonto. ¿Cuál cree que fue la fórmula mágica de su éxito? Es muy sencillo: la motivación. Y es que gracias a una cosa tan sencilla se convirtió en un grande. Por ello, en este ensayo explico a los padres cómo pueden motivar a sus hijos, que no es lo mismo que alentarlos, para que solucionen por sí mismos sus problemas, los obstáculos que se le presentan en la vida. Un niño al que se le da todo hecho en un futuro será un adulto incapaz.

-¿Puede comentar en qué consisten algunos de esos ejercicios?

-Son muy sencillos. Por ejemplo, le pido a los padres que motiven a sus hijos dejando que resuelvan solos problemas tan normales como abrocharse un botón de su abrigo. Con este tipo de prácticas los pequeños aprenden a hacer las cosas por sí mismos; aunque al principio sean un poco más torpes, poco a poco la práctica les da agilidad. Otro ejercicio se centra en la estimulación de los sentidos utilizando dos tarros transparentes, uno lleno de azúcar y otro de sal. En un cuarto de segundo los pequeños deben decidir en qué recipiente se encuentra cada cosa. El objetivo es que en el menor tiempo posible capten una información y para ello lo más importante es entrenar el ojo. Todo en muy fácil y asequible para practicarlo a diario.

-¿Y cree que con cosas tan sencillas se puede llegar tan lejos?

-Todos los seres humanos tenemos una capacidad intelectual sobrada para hacer todo lo que nos propongamos. Y para ello el coeficiente intelectual sirve de poco. Lo más importante es darse cuenta de que la motivación y los estímulos son mucho más poderosos que cualquier coeficiente intelectual. Como he dicho antes, Einstein no era superdotado, tenía una inteligencia normal, pero supo estimular su inteligencia para resolver problemas con su hemisferio derecho.

-Según su experiencia profesional, ¿qué falla en el sistema educativo?

-La motivación tanto en profesores como en alumnos. Lo principal es darse cuenta de hasta dónde se puede llegar gracias a la creatividad, que hoy en día está muy desprestigiada en el sistema educativo. El niño que logra un 10 en un examen es porque repite lo mismo que pone en cualquier manual, pero no se valora la originalidad y el potencial de cada persona.

-¿Cree que en España se está desaprovechando talento?

-Por supuesto, se está desaprovechando el talento en las escuelas. Por ello, el ser humano debe de encontrar fuera cómo desarrollarlo. No se confía en la inteligencia, se desaprovecha la brillantez y nos conformamos con respuestas cerradas. Pero hay que aprender a encontrar lo extraordinario de la vida, darnos cuenta de que somos flexibles.

-¿Qué falta: creatividad o laboriosidad para salir de la crisis?

-En mi opinión, falta esfuerzo. Quien pone esfuerzo en las cosas es capaz de solucionar cualquier obstáculo. El ser humano es capaz de superar todas las circunstancias siempre que encuentre motivación. El problema está en que siempre nos refugiamos en la inmadurez o en la impotencia.

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