La sombra del acoso en los niños con Asperger: "Sufren mucho y las familias se sienten impotentes"

Día Internacional

Autismo Córdoba atiende hasta a 40 personas con autismo en su asociación

Los profesionales de la psicología reivindican mejor educación para alcanzar "una sociedad diversa"

La madre de un niño con Síndrome de Asperger en la sede de Autismo Córdoba.
La madre de un niño con Síndrome de Asperger en la sede de Autismo Córdoba. / Miguel Ángel Salas

A algunos no les gusta el ruido y lo manifiestan de forma física, les cuesta expresar lo que están pensando, relacionarse en el colegio o se distraen fácilmente con cosas pequeñas pero, a su vez, son honestos y se preocupan por los problemas sociales y las injusticias. Estos son algunos aspectos del comportamiento de los niños que viven con el Síndrome de Asperger (SA), cuyo Día Internacional se conmemora este 18 de febrero.

La psicóloga de la Unidad de Salud Mental Infanto-Juvenil del Hospital Reina Sofía de Córdoba, Pilar Martín, explica que los menores "tienen estados emocionales igual a los nuestros pero están más vinculadas a lo que es relevante para ellos y que para el resto de la población no, pueden sufrir mucho porque no entienden el mundo social", o el mundo social no los entiende a ellos, la sombra del acoso escolar o bullying está siempre detrás.

De hecho, la responsable del programa para la atención a personas con Síndrome de Asperger y sus familias de Autismo Córdoba (Faroh), donde se atienden a unas 40 personas, Carmen Moscoso, afirma que un porcentaje muy alto de los pacientes ha sufrido acoso en algún momento de su vida escolar. "Aunque en algunos casos desde los centros escolares se ha atajado el problema adecuadamente, en muchos otros no ha sido así. Las familias se sienten impotentes y los chicos sufren mucho", explica.

Adrián, que tiene ahora diez años, "es una bomba atómica que se dispara por dentro y es difícil calmarla", cuenta su madre, Raquel, a el Día. "Tiene ciertos temores, en casa se aísla pero al estar en un sitio donde hay normas entonces se cubre los oídos, los niños se ríen de él y se suma el miedo con la vergüenza".

Si en el colegio le tiran un lápiz, por ejemplo, "piensa que es el peor día de su vida y si continúa, entonces no quiere ir más". Adrián es un niño que "no entiende la maldad, el engaño, las mentiras piadosas para él no existen" y por eso lo sufre.

Un reto desde la educación

Para Carmen Moscoso, que además dirige las terapias de Adrián, para que la inclusión sea real y no se produzcan situaciones de acoso debe trabajarse con todo el grupo de clase. Para la psicóloga, se trata de "educarles en la tolerancia y el respeto a la diversidad, enseñarles habilidades para la convivencia y prepararles para desenvolverse en una sociedad diversa".

Los padres y la familia se involucran en todas las actividades, incluido el colegio, un espacio vital para su desarrollo pero que constituye uno de los retos más importantes para ellos.

La psicóloga de Autismo Córdoba, Carmen Moscoso.
La psicóloga de Autismo Córdoba, Carmen Moscoso. / Miguel Ángel Salas

En este sentido, la psicóloga del Reina Sofía considera "muy importante que se proteja los programas educativos, porque tienen una inteligencia intacta y mucho potencial de aprendizaje". En este sentido, las familias deben "saber realmente si el valor de lo que está aprendiendo es relevante para él, se necesita una individualización porque les abrirá las puertas del futuro y su independencia".

En la misma línea, Carmen Moscoso afirma que la atención que reciben en los colegios "en muchas ocasiones resulta insuficiente" porque va en función de los recursos de cada centro y el número de alumnos con necesidad de apoyo personalizado.

De hecho, Raquel cuenta que en el colegio de su hijo solo hay un orientador que atiende solo un día a la semana y se encarga de siete centros educativos a la vez, con lo cual no existe una atención personalizada ni un seguimiento de los casos, lo que hacer temer a su madre y plantearse estrategias propias de cara al instituto.

El segundo aspecto en el que coinciden las especialistas es que "hay que ayudarles a interpretar el mundo social, identificar sus intereses obsesivos y pensar cómo puedes provocar la estimulación social dentro de esos intereses", explica Pilar Martín, así como "vigilar y monitorizar la salud mental, sobre todo en la etapa de la adolescencia, porque implica un sufrimiento para ellos".

Una inteligencia promedio o superior

El Síndrome de Asperger (SA) se engloba ya en los trastornos del Espectro Autista, aún así, es un síndrome que "tiene unas características muy bien definidas y una etiología genética que afecta el área del cerebro que registra la interacción socio emocional", remarca Pilar Martín.

Los niños con SA "normalmente tienen una inteligencia dentro del promedio o superior" pero que presentan unas dificultades sociales y emocionales "muy graves" y unos "patrones repetitivos de comportamiento".

Para Raquel estas características se ven reflejadas en su niño, que es capaz de interesarse por temas de astronomía, memorizar fechas importantes y saca a la luz su vena artística a través del teatro, el dibujo y especialmente la música, a la que sueña dedicarse en un futuro como pianista.

stats