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Noche en el Zoo de Córdoba: el león Reza y el dragón Terminator reciben a los más pequeños

El Centro de Conservación Animal recibe a niños y sus familias para explicar las peculiaridades de sus habitantes y del centro 

Los educadores transmiten la necesidad de este tipo de espacios para aquellos animales que ya no pueden vivir en libertad

Los niños pasan una noche en el Zoo, en imágenes

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El Zoo de Córdoba muestra las curiosidades de sus animales / Rocío Aguilar

Córdoba/Reza fue rescatado de un circo cuando ya era un león veterano. En el Zoo de Córdoba ha encontrado lo que sus cuidadores llaman su retiro espiritual. Un espacio en el que se siente seguro, confortable. Al igual que el resto de los albergados en esta instalación, que es un centro de conservación además de zoológico.

Jota Rodríguez, uno de los guías, explica el porqué de la estancia de los animales en el centro. “Cuando se busca un destino, se le busca acorde a las necesidades que ellos tengan. En el caso de Reza, era un león muy veterano. Aunque la gente piense que la felicidad de todo animal es una reserva y espacio abierto, un animal que se ha criado en un recinto tan pequeño, cuando lo pones en un ambiente tan abierto, a él le crea inseguridades y más cuando tiene una edad tan avanzada”, apunta. 

Ese es uno de los mensajes que los educadores transmiten a los participantes de una de las actividades estrella del espacio, las Noches en el Zoo. Una actividad familiar que celebra varias sesiones, abriendo sus puertas por la noche para que los pequeños de la casa puedan conocer los hábitos crepusculares de los animales nocturnos. Está orientada para niños de 4 (acompañados de sus padres), y a partir de 8, que pueden ir solos. 

Uno de los objetivos de esta actividad es que los niños entiendan el porqué de un centro de conservación, la procedencia de los animales: animales rescatados, animales irrecuperables, animales cedidos por personas. Para ello, nada mejor que visitar a Manas, Bulería, Kenia, Reza y Terminator. Juegos, manualidades y una gymkhana medioambiental son los ingredientes de esta aventura familiar.

Noche en el Zoo / Juan Ayala

Los niños no son los únicos que juegan. "Te vas a encontrar por las instalaciones muchísimos utensilios que intentan conseguir que estos animales, que en la naturaleza tienen estimulación, puedan tenerla aquí. Aunque sea artificialmente", señala Jota.

La actividad nocturna permite "disfrutar de los animales nocturnos, que no vemos cuando venimos de día. La gente que no tiene esta información, se pregunta por qué no ven animales. Un animal nocturno si lo ves es contraproducente, es que le has trastornado su habitos biológicos. Lo que se pretende es ver una lechuza volando, ver al búho real, ver las nutrias que son muy activas durante la noche", explica Rodríguez.

A nivel de curiosidad, Jota explica que las lechuzas cuando han llegado nuevas al recinto procedentes de otras ubicaciones donde realizaban actividades diurnas, " su ritmo biologico artificial, estar despiertos por el día, les dura apenas unas semanas". El educador cuenta que cuando le dan libertad de actuación, el animal retoma sus hábitos naturales en cuestión de semanas o un mes.

El primer día

En la noche del martes, minutos antes de las 22:00, las familias llegan cargadas de sus pertenencias y de ilusión por pasar un día muy diferente en esta noche de verano. Jota hace una simpática introducción de la actividad: “Vais a echar una cabezadita, pero no vais a dormir mucho. Vamos a hacer una actividad de enriquecimiento animal, vamos a hacer una gymkana”. Y una de las cosas más sorprendentes, pues “también se va a preparar un regalo especial para uno de los animales. Vamos a pisar el suelo que ellos pisan”.

La noche en el Zoo ya tenía casi a los exploradores listos. Solo les faltaba rellenar el estómago para recargar fuerzas, ya que les esperaba una noche llena de aventuras. Unas tiendas les esperaban a un paseo de los animales que iban a ser sus vecinos. “Yo lo que pretendo hoy es que conozcamos muchísimas curiosidades de nuestros animales. Los centros de conservación no son ninguna cárcel”, dice Rodríguez. 

Noche en el Zoo / Juan Ayala

Morena, el águila imperial, se escucha desde lejos, “es un animal irrecuperable. Ninguno de sus compañeros puede vivir en libertad. Es imposible devolver a los animales porque acabarían muriendo”. También reciben la visita de los niños una madre y a una hija, las jirafas Kenia y Bulería. “Venían del Bioparc de Valencia y no tienen la línea genética que ellos estudian allí, por eso ahora están en Córdoba”, explica a los niños. El educador también tiene tiempo para compartir curiosidades de las jirafas, como que "ellas tienen la lengua así de oscura para que no se les queme con el sol, ya que suelen sacar mucho la lengua para fuera".

Sobre las 23:15 de la noche llega el turno de las manualidades. Jota explica en profundidad la labor de los cuidadores en el Zoo mientras, también, conocen a Elena García, otra educadora. “La cebra tiene al lado a la jirafa porque en su hábitat vivirían juntos, es como juntaros con vuestros colegas del cole cuando vais de vacaciones. El programa de enriquecimiento animal persigue que los animales se sientan como en casa”, explican. También existe un enriquecimiento alimenticio, “esto pretende que se lo demos de forma divertida y que piensen cómo consiguen ese alimento”, explica de forma detenida el educador. 

Los exploradores también conocen a Terminator, un dragón barbudo, al que tuvieron la oportunidad de ver muy muy de cerca. Como curiosidad, Rodríguez explica que “son animales que reflejan muy bien la tensión de las personas”. Además, su tacto también enriquece a las actividades con personas no videntes.

Gymkana por el Zoo

Esta Noche en el Zoo también cuenta con su sesión de manualidades, donde los pequeños estuvieron pintando papel maché. El animal elegido para sorprender será sorpresa en cada velada. “Vamos a decorar el papel como si fueran colmenas. Las podéis pintar como queráis. Mañana, cuando se hayan secado, meteremos dentro alimentos. Nosotros mismos vamos a acceder a la instalación de nuestro animal sorpresa”. Jota también fue claro para explicar las precauciones.

Jota Rodríguez explicando el objetivo de esta actividad / Juan Ayala

Las antorchas se encienden sobre las 24:00. Eso marca la hora del comienzo de la gymkana. “Importante para la gymkana: la hemos hecho con códigos QR”. Aunque estemos en la naturaleza, los pequeños de la casa también podrán usar las tecnologías. “Vamos a hacer seis grupos que tendrán un diario de explorador. Cada grupo tiene un color. Lo primero que tiene que hacer el capitán es leer nuestro código. Este nos va a dirigir a un animal, para ello en cada grupo habrá dos mapas”. Los exploradores tendrán que buscar pistas por las instalaciones del animal . “¿Cómo se finaliza la gymkana? Cuando se encuentren las pistas”. De esta forma se daba el pistoletazo de salida a un juego con muchas enseñanzas. 

Después de varias horas de juego y enseñanzas, los exploradores acuden a sus tiendas para descansar y seguir soñando, aunque, esta vez, no estén despiertos. Mientras la banda sonora de esta noche eran sus diferentes vecinos. 

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